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4 de Noviembre de 2014

Minúsculos

Por José Blanco J.
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José Blanco J. es Profesor de Estado (Universidad de Chile), Doctor en Filosofía y Doctor en Materias Literarias (Universidad de Florencia, Italia). Se ha dedicado a la filología medioeval y humanista, dando especial importancia a Dante, Petrarca y Boccaccio sobre los que ha escrito numerosos libros y ensayos. Ha traducido al castellano textos de cronistas florentinos que vivieron en América en los siglos XVI y XVII. También ha publicado libros de historietas de dibujantes chilenos.

Una película de animación franco-belga es siempre bienvenida.

Habiendo aprendido a leer con “El Peneca” y las historietas europeas que contenía, siempre he agradecido la simpatía de sus personajes y la contenida agresividad de sus temáticas.

Los Minúsculos en cuestión son una “chinita” y unas hormigas a las que ayuda a defenderse de sus enemigas las hormigas rojas, que tratan de destruir su hormiguero para apoderarse de una caja de terrones de azúcar que éstas habían encontrado.

Esta última formaba parte de los restos de un picnic de una joven pareja, que había terminado abruptamente, porque la muchacha había empezado a sentir los síntomas del parto. Y de esa manera se insertan por un momento los humanos filmados en live action (en carne y hueso). Pero no hablan y forman parte, con sus automóviles, del ambiente. Es más, son los objetos que abandonan los que utilizan los pequeños artrópodos (no hay sólo insectos, sino también dos tipos de arañas) para resolver sus problemas.

Los ambientes son reales y en ellos se insertan los personajes recreados por computador, con un cuerpo “casi” real, pero con detalles de cartoon (como los ojos, que son particularmente expresivos). Contrariamente a los protagonistas de las películas Disney o Pixar, que adolecen de un exceso de antropomorfismo, los héroes de esta película tienen actitudes más coherentes con su naturaleza y se expresan sólo con sonidos ininteligibles, pero significativos.

Esta película tiene su origen en una serie animada televisiva de 78 episodios de unos seis minutos cada uno, creada por Hélène Giraud y Thomas Szabo para la productora Futurikon, que creó Philippe Delarue en 1996.

La cotidianidad de este mundo de pequeños seres está vista de manera cómica, pero también se puede leer en clave. Es así como existe el “bullying” para con los más pequeños, el asalto al hormiguero recuerda el ataque a un castillo feudal o a una fortaleza de las guerras más recientes. Las mismas armas son remedos de las creadas por los hombres: las hondas que parecen bombardas, los petardos que recuerdan a los misiles, la necesidad de los fósforos como recurso indispensable para producir fuego. No es último símbolo el del billete bancario que es transformado en aeroplano.

Tal vez volvamos a tener noticias de estos pequeños seres, que ya existían en la época de los dinosaurios y que seguirán existiendo después de la extinción de la Humanidad. Aunque parece que esta última va a ser más por sus propios desaciertos que por efectos externos.

(Minuscule – La vallée des fourmis perdues. Francia/Bélgica, 2013)

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