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22 de Mayo de 2015

The Gunman: el objetivo

Sean Penn no es Liam Neeson y se nota. No sólo porque tiene 20 centímetros menos de estatura, sino porque – además de musculatura – tiene mayor expresividad dramática, a pesar de que el guión no da para tanto.

Por José Blanco J.
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José Blanco J. es Profesor de Estado (Universidad de Chile), Doctor en Filosofía y Doctor en Materias Literarias (Universidad de Florencia, Italia). Se ha dedicado a la filología medioeval y humanista, dando especial importancia a Dante, Petrarca y Boccaccio sobre los que ha escrito numerosos libros y ensayos. Ha traducido al castellano textos de cronistas florentinos que vivieron en América en los siglos XVI y XVII. También ha publicado libros de historietas de dibujantes chilenos.

¡Seamos ecuánimes! El cincuentón Sean Penn (nació en 1960) no tiene malas películas, ni como actor ni como director. Basten algunos títulos: Yo soy Sam (2001), Mystic River (2003), Todos los hombres del rey (2006), Mi nombre es Harvey Milk (2008), El árbol de la vida (2011).

Es por ello que un argumento manoseado como el de este filme resulta convincente, además de estar dirigido por Pierre Morel, discípulo de Luc Besson e iniciador de la serie Taken (Búsqueda implacable).

Sean Penn no es Liam Neeson y se nota. No sólo porque tiene 20 centímetros menos de estatura, sino porque – además de musculatura – tiene mayor expresividad dramática, a pesar de que el guión no da para tanto.

Terrier es un killer altamente especializado que, después de cometer un asesinato político, debe desaparecer. Trabaja en una ONG en África y llegan a asesinarlo, por lo que se da cuenta que algo ha cambiado y que esto tiene que ver no con los amigos de sus víctimas, sino con sus colegas de trabajo sucio.

Parte a Europa para aclarar las cosas y descubre que su amada (la italiana Jasmine Trinca: ¡por fin una actriz bonita sin ortodoncia!) está conviviendo con su camarada Félix (Javier Bardem) y que sus otros socios de fechorías están bien colocados y ahora tratan de llevar una vida “aparentemente” honesta.

En efecto, se ha vuelto un individuo peligroso porque sabe demasiado y, naturalmente, no puede recurrir a la policía, que también lo busca.

¡Ahí está todo en resumen! El resto son balaceras y persecuciones, pero con una diferencia. Terrier no es el “jovencito” invencible, sino un tipo que la sufre para seguir con vida y – en ese sentido – las coreografías de los enfrentamientos están muy bien logradas.

Además, el director incorpora un elemento nuevo: la tauromaquia. En efecto, una largo secuencia transcurre en la Plaza de Toros de Barcelona, a pesar de que los créditos finales especifican expresamente que dichos espectáculos ya no se llevan a efecto en Cataluña desde el año 2010.

(The Gunman. USA/Francia/España, 2015)

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