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11 de Marzo de 2016

El costo de corrupción

Por Alejandro Maureira
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Cuánto recibió por esto o aquello, es una porción mínima de los efectos que tiene la corrupción, que dañan al sistema político y generan perdidas en la economía que nos afectan a todos; directa e indirectamente a través de menos puestos de trabajo, mejores rentas y bienes sociales afectados por la falta de recaudación de impuestos y la perpetuidad de la pobreza. Señalar que el costo de la corrupción es sólo el monto recibido es, sin duda, minimizar sus efectos.

De haberse licitado el litio con valor agregado, el año 2012, se habrían perdido puestos de trabajo de bajo valor agregado en el corto plazo, pero en el largo plazo se habrían generado fuentes laborales de mayor valor agregado y el efecto domino que estos tienen en la economía; mejores salarios suponen mayor consumo, por ende mayor pago de impuestos, menor necesidades de bienes sociales, en resumen, mayor recaudación, bienestar y menores bienes sociales, lo que habría permitido redirigir ese gasto fiscal hacia otras áreas, como salud, pensiones y educación.

La corrupción genera efectos económico directos e indirectos que nos afectan a todos.

La corrupción, también, ha generado una crisis política que tardará años en recuperarse. Por cada caso de corrupción disminuye la aceptación a la clase política y aumenta el rechazo. Cada caída, en escalón, desde el caso MOP-GATE, ha sido una pérdida en la aceptación política que no se ha recuperado, por lo tanto, la indignación y falta de representación se mantendrá por un buen tiempo, lo que implica una disminución en el avance de una sociedad justa e integradora; costo que pagamos todos y con creces quienes más lo necesitan.

Dos males no hacen un bien; téngalo presente al relativizar lo que hace un lado comparándolo con el otro. Cómo es eso de: sí este recibió tanto, pero no como el otro que recibió más, entonces, ¿eso lo hace menos culpable?; La corrupción se financia a costa de nosotros, sea quién sea quien la reciba.

De que es injusto todo, lo es; Acotada justicia a los efectos tributarios, siempre justa según la legislación vigente; platónica realidad: Los fallos se acotan a la ley; si está es buena ó no, es un tema de legislación, argumentaría Sócrates, apología mediante, y en nuestro país que más conveniente que ella, la ley, recaiga en … ellos.

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