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2 de Agosto de 2016

Es hora de mostrar lo mejor de la empresa

El desarrollo económico por tanto, junto al crecimiento humano de los chilenos, pasa fundamentalmente por una nueva concepción de empresas que se instale y desarrolle en el país. Hay un conjunto de organizaciones que, en un entorno no siempre propicio, logra construir relaciones laborales modernas como fuente de su competitividad y del crecimiento de las personas que colaboran en ella.

Por Carlos Portales y Andrea Bagnara
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Carlos Portales y Andrea Bagnara es Docentes Universidad Católica

La discusión de la Reforma Laboral parece no acabar. Lo complejo de su larga tramitación no es solo la enorme incertidumbre y crispación que ha generado, sino la tremenda oportunidad que ha perdido el país para discutir los temas que de verdad importan en el mundo de la empresa y el trabajo.

Las empresas han sido fundamentales en el desarrollo que ha vivido nuestro país, creando empleos que han transformado las condiciones de vida de millones de trabajadores. Pero también es claro que la creciente presión competitiva que impone una economía global y el cambio tecnológico acelerado, junto a las persistentes desigualdades que atraviesan a Chile y las mayores exigencias de una sociedad altamente empoderada, plantean problemas importantes a resolver para las compañías en nuestro país, sobre todo en materia de gestión de personas y relaciones laborales.

En primer lugar, debemos aumentar dramáticamente la productividad de nuestro trabajo. Ella ha crecido en promedio “cero” durante los últimos 25 años y más de la mitad de la brecha que nos separa con compañías competidoras en otras partes del mundo
está explicada por la falta de incorporación de esquemas modernos de gestión de personas.

En segundo término, las empresas deben verse a sí mismas como actores determinantes en el crecimiento con equidad y calidad de vida para todos los trabajadores. Solo el 26% de los trabajadores empleados ha sido capacitado en los últimos dos años. Por otra parte, trabajamos muchas horas y mal. Chile es el quinto país en la OCDE que más horas trabaja lo que no se traduce en un mejor rendimiento y, por el contrario, contribuye al incremento de enfermedades asociadas al trabajo, las que se han duplicado desde 2011 a la fecha.

El tercer desafío para las compañías es cómo contribuir a aliviar la crisis de desconfianza que se ha colado en todas las esferas de nuestra sociedad. En las empresas, la conflictividad laboral ha ido en aumento en los últimos años. Las huelgas van en aumento y en 2010, 600.000 personas paralizaron labores mientras que el año pasado lo hicieron 1,2 millones de trabajadores.

En este contexto, la rentabilidad y sustentabilidad futura de las empresas depende en buena medida de la capacidad que ellas tengan de experimentar una nueva transformación. Y hay un conjunto de compañías que ya están abordando exitosamente los tres desafíos planteados. De hecho, hace pocos días se entregó la decimoséptima versión del Premio Carlos Vial Espantoso a las buenas relaciones laborales. Durante todo este tiempo, un equipo de la Universidad Católica ha evaluado cerca de 400 empresas de diferentes tamaños, sectores y localización geográfica, que anualmente postulan al reconocimiento. Las organizaciones que en cada oportunidad han llegado a las instancias finales de este reconocimiento destacan en productividad, en equidad, y también en su capacidad de desarrollar un diálogo laboral fecundo, mediante la construcción de un modelo de empresa competitivo, justo y colaborativo. Este año el reconocimiento recayó en AES Gener. Distinciones especiales también obtuvieron Banco Santander y Terminal Puerto de Arica. El reconocimiento a la gestión preventiva en seguridad laboral recayó en Chilquinta.

La evaluación incorpora un modelo de 15 prácticas de administración que reconoce y premia un modelo de gestión que amplia y enriquece las funciones de los trabajadores. Descentraliza decisiones evitando las jerarquías asfixiantes y el control invasivo. Desarrolla y actualiza las capacidades de los trabajadores. Promueve ambientes laborales seguros y saludables. Establece compensaciones variables y reparto de utilidades que impulsan la productividad y la distribución del justo valor generado por los trabajadores. Desarrolla relaciones de respeto, comunicación permanente, diálogo y valor compartido con sus sindicatos y trabajadores, en oposición a la dominación y el conflicto. Y todo ello es orientado por líderes cercanos y en terreno dedicados a escuchar y buscar soluciones conjuntas con el personal a los desafíos que enfrentan.

El impacto es nítido, en las empresas premiadas que adoptan un sistema de gestión moderno. El resultado operacional por trabajador está medido y es prácticamente el doble que en el resto de las empresas participantes. Asimismo, el ausentismo promedio de las compañías finalistas es de 4 días por trabajador mientras que el promedio nacional ronda los 14 días al año. El desarrollo económico por tanto, junto al crecimiento humano de los chilenos, pasa fundamentalmente por una nueva concepción de empresas que se instale y desarrolle en el país. Hay un conjunto de organizaciones que, en un entorno no siempre propicio, logra construir relaciones laborales modernas como fuente de su competitividad y del crecimiento de las personas que colaboran en ella. Es hora de masificar dichas prácticas porque representan lo mejor de lo nuestro.

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