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9 de Agosto de 2016

Críticas a nuestro modelo económico

Esta desigualdad de ingreso que se produce es demasiado alta comparada con países como EEUU, Japón que no son economías socialistas. Y abarca lamentablemente todo nuestro espectro económico y político, y crea una desigualdad de acceso en salud, vivienda y educación. Ya que existen para ricos y para pobres.

Por José Francisco Cuevas Vila
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José Francisco Cuevas Vila es Ingeniero Comercial Magister en Economía UNAB -IEDE, Cursando Maestría en Política Económica en el SMC University

Nuestro modelo económico mal llamado neoliberal o economía social de mercado, de liberal no tiene nada y de social tampoco. Es un modelo económico donde imperan los oligopolios y monopolios artificiales, es decir en cada industria o mercado hay 2 o 3 actores relevantes, los cuales fijan los precios, compiten muy poco y tienen inmensas rentabilidades. Existen altas barreras de entrada a los mercados y la competencia es muy baja por no decir nula. Va completamente en contra de los lineamientos del liberalismo económico. Podríamos hablar de una economía de carteles.

Estas empresas son propiedad de 10 familias, que son prácticamente dueñas de Chile. Entre ellos están los Luksic, Matte, Angelini, Ponce Lerou, Said, Saieh, Yarur, Paulmann y Piñera. Poseen bancos, AFPs, Isapres, clínicas, supermercados, retail, farmacias, telecomunicaciones, energía, pesca, minería, luz, agua, gas, etc.

Es decir, están presentes en todos los sectores productivos de nuestro país. En términos prácticos el 1% más rico se lleva el 30.5% de los ingresos. Esto atenta directamente contra la competencia de mercado, ya que es imposible una pyme compita con semejantes grupos económicos.

El gran problema de la concentración económica es la falta de innovación y desarrollo tecnológico, ya que seguimos con nuestra misma matriz productiva de extraer recursos naturales, venderlos, para luego comprarlos como productos terminados. En esta lógica, la captura de mercado de las empresas hacen que estén tan cómodas con su rentabilidad que no existe incentivo para innovar.

Cuando uno estudia economía y en particular economía austriaca y por ende la acción humana, comprendemos que todos tenemos internamente una función empresarial y la única forma de mejorar nuestro bienestar es satisfacer las necesidades del otro. Ya que de lo contrario éste buscara otra mejor alternativa en otro lugar, en este caso la concentración manipula la función empresarial ya que captura a los consumidores y los obliga prácticamente a decidir entre 2 o 3 opciones. Eso no es libre mercado y no estamos mejor. Estoy a favor de que el que preste mejor servicio a los consumidores al menor precio domine el mercado. Pero este claramente no es el caso, ya que no hay competencia.

Esta desigualdad de ingreso que se produce es demasiado alta comparada con países como EEUU, Japón que no son economías socialistas. Y abarca lamentablemente todo nuestro espectro económico y político, y crea una desigualdad de acceso en salud, vivienda y educación. Ya que existen para ricos y para pobres.
Lamentablemente la Fiscalía Nacional Económica y El tribunal de Libre Competencia no fueron lo suficientemente poderosos y pro-activos, y se dejaron pasar una serie de fusiones y adquisiciones que produjo esta debacle.

Avanzar hacia el desarrollo económico implica necesariamente desconcentrar los mercados y aquí el Estado debe jugar un rol en disminuir la importancia relativa porcentual de estos grupos económicos en diversos mercados y abrir a la entrada de empresas extranjeras con capacidad de invertir e innovar, de lo contrario nos alejamos cada día más del desarrollo económico. Con esto tendríamos más y mejor competencia, lo que favorece a los consumidores y ciudadanos, ya que se mejoran los salarios en términos reales y se optimizan los recursos productivos entregando productos de mayor calidad a menor precio.

Nuestra única forma de progreso es aumentar la libertad empresarial y un gobierno pro-mercado, donde la inversión extranjera y la competencia sea un sello de nuestra economía y no la concentración. Es más me atrevería a decir que de no existir esta brutal concentración y hubiera competencia, se aumentarían los sueldos en términos reales y no tendríamos actual crisis en las AFP. Ya que el principal problema de este sistema son los bajos sueldos, lo que se traduce en bajas pensiones.

Chile despertó y se está polarizando producto de que este modelo de desarrollo favorece solo al 10% de la población.

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