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21 de Octubre de 2016

“Ni una menos”: un hito simbólico y comunicacional

Es nuestro rol como mujeres y hombres, docentes y profesionales de la comunicación y la educación, poder visibilizar mediante nuestros hogares, salas de clases y diversos espacios laborales y cotidianos, que la lucha de “Ni una menos” se perpetúe en nuestra cultura. Somos aún más responsables, para seguir “reconstruyendo” con nuestros relatos y para que hagamos carne nuestros significados, en beneficio de quienes educamos.

Por Alejandra Riveros
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Alejandra Riveros es Académica Facultad de Comunicaciones, U.Central

La convocatoria masiva denominada “Ni una menos”, se ha convertido en un hito simbólico y comunicacional que trasciende en nuestra cultura. Ni el propio movimiento organizador logró dimensionar el alcance en la sociedad chilena, del llamado que tan solo en unos días se movilizó por redes sociales, acompañado de una significativa imagen que se instaló en los diversos perfiles de los usuarios tanto en facebook y whastsapp. Fue un concepto, una idea que comunicamos, capaz de conmover a todos y todas.

Si bien, nadie podía visualizar el real alcance de esta marcha en plena Plaza Italia, para rechazar públicamente la violencia hacia las mujeres, sí estaba la gran expectativa de que algo potente ocurriría en ese lugar. Esta sensación era compartida por muchas mujeres que decidimos vestirnos de negro, en señal de luto, para ejemplificar desde lo externo, la mezcla interna de emociones, donde era la misma rabia, la que nos impulsaba a salir a marchar. Muchas creímos que sería un acto potente, por eso, decidí estar, ya que anhelaba ser testigo de lo que finalmente ocurrió.

Pero, ¿por qué “Ni una menos” es un hito simbólico y comunicacional? ¿Por qué será el rito de un “relato generacional” que hoy se ha hecho “carne”? Simplemente, porque es la propia historia la que está dando frutos en las nuevas generaciones. Y es que lo que comenzamos a explorar hace unas décadas, en torno a vivir con una perspectiva de género, puedo decir firmemente que hoy ya está instalado en el discurso de lo público. “Ni una menos” ha sido el relato comunicacional, que ha puesto en evidencia nuestras percepciones como sociedad chilena y que nos motiva a seguir creyendo en una sociedad más igualitaria y esperanzadora. De lo contrario, nadie se explicaría por qué si estábamos de negro, nuestras caras mostraban alegría y el grito de rabia, tenía un bálsamo de dulzura.

“Ni una menos” es un hito simbólico y comunicacional, porque esto se construye de la mano de muchas “redes”. Y, en ello, los medios de comunicación como herramientas constructoras de realidad son altamente potentes. Tan solo con un concepto central, las redes sociales estuvieron a una altura inimaginable. La rapidez y la instantaneidad, fueron cómplices de este sentir masivo y abogaron por esta causa. Sin embargo, si uniéramos múltiples esferas, como son los medios de comunicación masivos, la familia, la escuela, la universidad, la iglesia, el gobierno y las diversas instituciones de nuestra “llamada realidad”, este hito simbólico pasará a encarnarse aún más.

Es nuestro rol como mujeres y hombres, docentes y profesionales de la comunicación y la educación, poder visibilizar mediante nuestros hogares, salas de clases y diversos espacios laborales y cotidianos, que la lucha de “Ni una menos” se perpetúe en nuestra cultura. Somos aún más responsables, para seguir “reconstruyendo” con nuestros relatos y para que hagamos carne nuestros significados, en beneficio de quienes educamos. Por eso, sin duda, “Ni una menos”, expone un dolor generacional que se ha hecho visible, que ha trascendido a nivel cultural y del cual nos hacemos parte.

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