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3 de Noviembre de 2016

El día después (el futuro)

La elección municipal no es un termómetro, sino solo una referencia para las candidaturas presidenciales, en lo cual aún queda mucho por conocer respecto a candidatas y candidatos, alternativas, equipos y programas.

Por Antonio Horvath Kiss
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Antonio Horvath Kiss es Senador de la República por Aysén

Pese a lo anunciado, a muchos no dejaron de sorprendernos los resultados y pormenores del proceso de la última elección municipal. La altísima abstención y baja votación –más de uno que de otro– de sectores políticos consolidados, son un dato a considerar.

Dentro de los que votaron destacan quienes tienen compromisos con agrupaciones políticas, las personas de la tercera edad y algunas honrosas excepciones, dentro de las cuales surgen candidatos independientes provenientes de la ciudadanía, como en Valparaíso –donde se impuso el abogado Jorge Sharp–, así como nuevas alternativas. En Arica, el Partido Liberal logró poner en el municipio al periodista Gerardo Espíndola, desplazando –de manera insospechada– al tercer y cuarto puesto a Chile Vamos y a la Nueva Mayoría.

No obstante todas las advertencias, denuncias y protestas, en los hechos, no fue posible evitar el enquistado fenómeno del acarreo. Son muchas las comunas grandes, desde el punto de vista territorial, pero con baja densidad poblacional, que son impactadas por la incidencia de electores que no tienen vínculos reales y que, no obstante, acaban decidiendo por los residentes.

Recorridos distintos locales de votación, el domingo 23 de octubre el planteamiento generalizado era la patente necesidad de reformar el sistema electoral, inclinándose en su mayoría por el sufragio vía internet, o voto electrónico bien controlado; y otros, por regresar al voto obligatorio. Ante la propuesta de generar estímulos, dando en igualdad de condiciones, preferencias a los que votan –como subsidios o empleos públicos o municipales–, muchos la consideraron atractiva. Varios también reclamaron por los excesivos períodos de votación en los que se han mantenido los mismos vocales de mesa, cuestión incomprensible frente a un sistema de selección aleatorio.

En el caso de la región de Aysén, el proyecto político de Somos Aysén, no dio frutos, aspecto que hay que asumir; en ello influyó el escaso plazo trascurrido entre la gestación legal del partido y el tiempo destinado a la oportuna preparación del trabajo con los candidatos que, con honestidad y estoicismo, asumieron el desafío de competir con los precarios medios y plazos disponibles. Existe entonces la alternativa de reforzar esta instancia, que al igual que en otras partes, a través de la nueva ley, que en la práctica, volvió a la antigua, requiriendo ampliarse a otras regiones, y abriéndose a alianzas regionalistas, de sustentabilidad y de participación ciudadana vinculante.

Son muchos los que por distintas razones, entre ellas, la comodidad, no sufragaron, delegando en los que sí lo hicieron tan importante y delicada responsabilidad. Habiendo tantas alternativas en las mesas de elección, quienes votaron se preguntaban “con qué derecho después van a exigir o protestar” los que se restaron.

La elección municipal no es un termómetro, sino solo una referencia para las candidaturas presidenciales, en lo cual aún queda mucho por conocer respecto a candidatas y candidatos, alternativas, equipos y programas.

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