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16 de Enero de 2017

A Honorarios

"Al ejercer un oficio o profesión desde la independencia, se encuentran las primeras trabas en el sistema tributario que castiga los ingresos independientes".

Por Alejandro Maureira
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¿Quién debe demandar al Estado por coartar el empleo? Por los obstáculos a trabajar, la discriminación de los trabajadores fiscales a honorarios y tantas falencias que llevan a plantear la necesidad de una reforma laboral. Pero una de verdad, una que incluya a todas las realidades de formas de trabajo que hoy se necesitan, muy distantes de la pugna CUT-SOFOFA.
Al ejercer un oficio o profesión desde la independencia, se encuentran las primeras trabas en el sistema tributario que castiga los ingresos independientes. De esta manera, obligan a la conformación de empresas unipersonales, sociedades de inversión y otros “vehículos legales” que buscan, al final del día, competir en igualdad de costos tributarios contra… otros “vehículos legales”.
Entonces, los independientes a honorarios terminan siendo empresas unipersonales y trabajadores que debieran ser contratados, terminan siendo a honorarios evitando costos laborales -que aumentarán con el aporte adicional que se prepara para las AFPs- tanto empresas como trabajadores, por necesidad en algunos casos, por abuso, en otras terminan en una ilegal relación contractual de honorarios.
Si usted tiene jefe o supervisor, tiene entonces dependencia y toda dependencia obliga a generar un contrato de trabajo. Lo mismo sí usted cumple un horario.
Dependencia y horario es lo que debe demostrar ante la Inspección del Trabajo para demostrar la ilegalidad de un contrato a horarios. A menos que sea empleado fiscal, ahí no sé lo que sucede. Sí sé que los cargos, todos, parecen ser de “confianza” y por ende no requieren de justificación e indemnización para terminar la relación contractual. El punto, al final, es que existen trabajadores independientes privados y trabajadores independientes fiscales; y estos últimos están aún más desprotegidos por las leyes laborales.
Los trabajadores fiscales, de los que trabajan, esos distintos al linaje político y los buenísimos sueldos e indemnizaciones, sean a honorarios o no, están aún más desprotegidos que sus pares del mundo privado. Paradojalmente, la creación de más puestos fiscales, es también el aumento de abusos laborales.
La pelea CUT-SOFOFA hace suponer que solo existen trabajadores explotados y empresarios a puntos de la quiebra.  Su “pelea” es, por un lado, darle mayor poder a los trabajadores a través de sindicatos. Por otra parte, disminuir los costos laborales como el salario mínimo, indemnización, etc. ¿Qué tiene que ver esto con la empleabilidad y el derecho a trabajar?: poco y nada.
¿Qué pasa con el trabajo desde la casa y los trabajos de media jornada? La oposición a legislar este tipo de trabajo, que favorece principalmente a mujeres y jóvenes, los más golpeados por el desempleo, se basa en que: “Se prestará para abusos”.
Si las leyes se prestan para abusos, es decir, no resuelven nada, entonces: ¿Para qué legislamos? Menos Congreso y más fiscalización laboral para poder avanzar en leyes que sí se cumplan y que nos permitan trabajar de la forma que queramos.
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