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20 de Febrero de 2017

Chile medieval v/s Chile moderno

"Los sectores conservadores creen que tienen el derecho a decidir cómo las personas deben vivir su felicidad y cómo deben construir su proyecto de vida. Y lo hacen notar en el Congreso, al momento de votar ciertas leyes".

Por Patricio Nawrath C.
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Patricio Nawrath C. es Presidente (s) Amplitud

“Pero por qué nosotros los heterosexuales tenemos que ceder y no podemos defender algo que es nuestro. Así como ellos defienden sus espacios y sus derechos, que yo los respeto, por qué nosotros tenemos que ceder en entregarles todo, por qué tendría que convertirse la sociedad en homosexual y dejar de ser heterosexual si nosotros ganamos el espacio”.

Así comienzan partes de las declaraciones a El Dinamo de Alejandra Bravo, presidenta del PRI y Vocera de Chile Vamos, al referirse sobre la diversidad sexual.

En nuestra sociedad hemos avanzado en dignidad, respeto y derechos, gracias a la lucha de muchos, por lo que las declaraciones emitidas por ella es un claro retroceso: son arcaicas, medievales y de una ignorancia tremenda.

Cuando ella se pregunta “por qué nosotros (los heterosexuales) tenemos que ceder en entregarles todo (a los homosexuales)”, deja en evidencia que no entiende que las sociedades modernas se construyen en base a la tolerancia, al respeto y a la inclusión.

Decir que la sociedad se va a convertir en homosexual y dejar de ser heterosexual, derechamente no resiste análisis.

Y es que las declaraciones de Alejandra, en el fondo, representa a un sector conservador de nuestra sociedad, un sector que cree y piensa que tienen una superioridad moral, casi diciendo qué es lo correcto o incorrecto, qué es lo bueno o lo malo.

Los sectores conservadores creen que tienen el derecho a decidir cómo las personas deben vivir su felicidad y cómo deben construir su proyecto de vida. Y lo hacen notar en el Congreso, al momento de votar ciertas leyes.

La Ley Antidiscriminación y el Acuerdo de Unión Civil, tuvieron votos en contra de parlamentarios de derecha. Son leyes que son para todas las personas, independiente de su orientación sexual. No son leyes especiales para un grupo específico. Estas leyes representan (lo que los conservadores parecen no entender), igualdad de derechos.

En el caso del Matrimonio Igualitario y de la Adopción -ambos actos de amor-, seguramente escucharemos en la discusión en el Congreso argumentos medievales y arcaicos, y una vez más la evidencia les demostrarán que estaban equivocados.

Legislar a favor de estos temas viene a fortalecer la familia. Independiente del sexo, son familias nacidas del amor.

Hoy existen personas en nuestro país que no pueden vivir libremente su amor, y que creen firmemente en el matrimonio, pero que no lo pueden materializar, pasando a convertirse en ciudadanos de segunda categoría.

Las sociedades evolucionan, y la chilena va más adelantada que nuestra clase política, que llega a hacerse cargo de la realidad del país tardíamente.

Es tiempo de que construyamos una sociedad en donde nos tratemos como iguales, sobre todo en un tema de derechos, los cuales han sido negados más de lo necesario, y donde todos podamos libremente decidir a quién amar, qué proyecto de vida construir y cómo vivir nuestra felicidad.

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