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13 de Marzo de 2017

Mujeres heterosexuales tienen menos orgasmos

Re pensemos la sexualidad entonces y abrámonos a la posibilidad infinita que nos ofrece el sexo no falo céntrico, donde podemos descubrir muchas más zonas erógenas en nuestro propio cuerpo y en el de la persona que es nuestra pareja sexual. Para esto necesitaremos primero de masturbación y estimulación de todo nuestro cuerpo, para que sepamos que pedir y que rechazar y desarrollar la empatía. Abrámonos a la posibilidad de una sexualidad más amplia, donde no todo sea penetración y penetración.

Por El Dínamo
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Un reciente estudio de la Universidad de Indiana con 52.000 adultos, arrojó que las mujeres heterosexuales tienen menos orgasmos en comparación con mujeres lesbianas y bisexuales, mientras que los hombres heterosexuales refirieron tener orgasmos en el 95% de las veces. ¿Qué ocurre entonces que son las mujeres las que parecen disfrutar menos del sexo?

En un estudio que realicé el año recién pasado con hombres transexuales, se demostró que sus parejas mujeres señalaban estar más satisfechas sexualmente en comparación con su experiencia con hombres cisgénero heterosexuales. Señalaban que los hombres transexuales utilizaban menos la penetración y más la mano como elemento fálico. Así, disfrutaban de todo el cuerpo como zona erógena, descubriendo placer en caricias, estimulación a cuerpo completo y penetración incluso, no en toda relación sexual. Pareciera ser que los hombres heterosexuales se basan más en la penetración, pensando que es lo que define una relación sexual ¿y qué ocurre entonces con nuestros deseos como mujeres?

Desde tiempos inmemorables que se define la relación sexual como aquel acto de penetración fálica de pene a vagina, sin embargo, ¿esto es lo que nos produce placer? En mi experiencia personal, no. Lo que produce placer es aquella conexión íntima, donde nos encontramos con otro, donde se pregunta respetuosamente qué es lo que más produce placer, en vez de sólo penetrar. ¿Qué pasa con el juego previo, con la estimulación con las manos, con la exploración del cuerpo completo como zona erógena?, ¿son los genitales la parte del cuerpo más erógena y la que más produce placer?

Pareciera ser que los hombres pensaran sólo en sí mismos cuando sólo penetran y penetran, siendo esto lo que según los estudios, les provoca orgasmos pero si la relación sexual es de a dos, ¿por qué entonces no preguntar a la pareja si es lo que más nos gusta?, ¿y qué sucede con las mujeres, que no piden lo que más les gusta? Quizás al no tener otras experiencias sexuales, creemos que sólo la penetración es posible en una relación sexual. Quizás no hemos explorado nuestro cuerpo buscando nuestras zonas erógenas y así lo señalan los estudios: las mujeres nos masturbamos mucho menos en comparación con los hombres. No es erróneo pensar entonces que ni siquiera sabemos cómo estimularnos ni qué pedir a nuestra pareja a la hora del sexo.

Me parece obvio que las mujeres lesbianas y bisexuales tengas más orgasmos. Las mujeres sabemos y hemos vivido en carne propia el ser cosificadas, usadas como objetos sexuales, sin que nos pregunten qué es lo que queremos en el sexo. Una mujer en cambio, que ha vivido esta experiencia en carne propia, no utilizará a otra mujer sólo para descargar su libido, sino que considerará su voz al tener sexo, la tratará con ternura, explorará su cuerpo para saber qué es lo que más le gusta, en vez de sólo penetrar. Creo que aquí las palabras claves son empatía, humanidad, delicadeza y no falocentrismo.

Estos resultados de las investigaciones nos invitan, tanto a hombres como a mujeres a dejar atrás la utilización de mujeres para descargar la libido, rescatando su voz, preguntando qué es lo que quieren, estimular sus cuerpos para descubrir esas zonas erógenas que producen más placer. Creo que esto invita a los hombres a re plantearse la forma de tener sexo y pasar desde un ver a la mujer como un objeto a verla como persona, con voz válida y a su vez, nos invita tanto a hombres como a mujeres a repensar la sexualidad desde lo penetrativo a considerar el cuerpo como un todo erógeno y a considerar no sólo nuestras necesidades sexuales sino que ver a nuestro compañero o compañera sexual como persona, ser humano con voz e historia.

Re pensemos la sexualidad entonces y abrámonos a la posibilidad infinita que nos ofrece el sexo no falo céntrico, donde podemos descubrir muchas más zonas erógenas en nuestro propio cuerpo y en el de la persona que es nuestra pareja sexual. Para esto necesitaremos primero de masturbación y estimulación de todo nuestro cuerpo, para que sepamos que pedir y que rechazar y desarrollar la empatía. Abrámonos a la posibilidad de una sexualidad más amplia, donde no todo sea penetración y penetración.

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