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13 de Abril de 2017

La estéril “pureza política” del Frente Amplio

Por más que exista gente que se sienta a regodearse en su virginidad política y sus ideas de cambio, lo concreto es que esta actitud no les dará ninguna satisfacción real, sólo sensaciones momentáneas.

Por Francisco Méndez
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Francisco Méndez es Periodista, columnista.

¿Dónde está el progresismo? ¿Dónde están las ideas de avanzada? O Para ser más directo: ¿dónde está la real concepción de lo que es la política? Sería bueno saberlo. Porque personalmente no veo nada parecido en los nuevos movimientos de izquierda. Veo formas, mucha conversación, muchos gritos de pureza estéril, pero nada de real acción política, salvo el valioso triunfo en Valparaíso del alcalde Sharp.

Muchos podrán decirme que se está hablando mucho, que hay un montón de ideas que están ahí para ser discutidas, debatidas, votadas con mano alzada y luego presentadas a la gente. Porque lo importante, dicen, es que estas ideas pasen por todos, por todas, y por toditos también. Nadie puede quedar afuera porque o sino todo se va al carajo, ya que pareciera que lo que importa no es tomar decisiones, sino que parece que la idea de que algún día se tomará una decisión es más progre que tomarla.

Eso por lo menos es lo que uno ve en el Frente Amplio. Cuando se les consulta de lo que van a hacer, casi nunca lo dicen porque tienen que consultarlo, ya que no pueden caer en la impureza de ser como son los que ellos llaman la “clase política”. No se puede. Es espantoso y ellos no quieren eso. Sólo quieren una historia de flores, de pájaros progresistas cantando en un jardín progresista en donde la humanidad sea solamente representada en gritos de justicia y libertad bailando sin siquiera tocarse, ya que alguien puede salir ofendido.

¿Qué pasó con la izquierda de verdad? ¿No hay nada que aprender de esa izquierda chilena que convivió con contradicciones como hacer una revolución por las vías liberales? ¿Por qué temerle a ser contradictorio? ¿Por qué confundir el querer una sociedad más justa con erigirse a uno mismo como un símbolo de lo justo y puro? ¿Dónde están las conversaciones políticas con razones taxativas que eran capaces de ser persuadidas por el otro incluso hasta el punto de agarrarse las camisas, sin que eso significara violencia?

Hoy no hay nada de eso. En respuesta a este Chile al que despolitizaron, aparecieron nuevos políticos que quieren levitar en vez de discutir en los pasillos y tomar decisiones. Las decisiones, insisto, están muy mal vistas si es que no se hacen en un aura de virtud y corrección política que le quita todo sustento a los contenidos y a los objetivos. Ya que este nuevo progresismo,que apunta con el dedo las contradicciones del antiguo, sólo busca no cometer errores, como si eso fuera posible cuando se quiere gobernar.

Si esto sigue así, parece claro que esta actitud- la de dedicarse a las formas y no combatir los fondos- es lo que hará que este sector se quede sin saber cómo encontrar una respuesta a ese “fin de la historia” que sabemos que no es tal, pero que, si se continúa en la autocomplaciencia fetichista de la participación, y no se apunta a proyectos que requieren medidas claras, seguirá creciendo y fortaleciéndose.

Hoy lo que queda claro es que se prefiere la bonita retórica y los buenos deseos a la acción. Porque, por más que exista gente que se sienta a regodearse en su virginidad política y sus ideas de cambio, lo concreto es que esta actitud no les dará ninguna satisfacción real, sólo sensaciones momentáneas.

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