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27 de Febrero de 2018

¿Reponer la pena de muerte?

Me da miedo este Chile. Sentí escalofríos cuando en la marcha por ley Sophia personas desfilaban con ahorcas, pidiendo no sólo muerte, sino que también tortura.

Por Janet Noseda
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Janet Noseda es Psicóloga. Magister en psicología clínica. Especialista en género y diversidad sexual.

Durante el verano 2018, reapareció la discusión acerca de volver a implementar pena de muerte en aquellas personas que sean pedófilas, siendo que aparecieron en un puente de Santiago centro, unos muñecos ahorcados, con un letrero que decía: “pedófilos muertos, problema resuelto”. Además, las últimas encuestas señalan que un 65% de la población estaría de acuerdo con volver a implementar la pena de muerte. ¿Es esto correcto?, ¿cuáles son los peligros de implementar una medida tan drástica como esta?

En nuestro país, la pena de muerte se abolió, siendo que antiguamente, sí se contaba con esta medida, donde personajes como el chacal de Nahueltoro fueron condenados a morir. Organismos y tratados internacionales han solicitado usar medidas menos drásticas y respetar los derechos humanos de quienes cometan un delito, nunca decidiendo quien muere y quien no, tomando en consideración que la pena de muerte no permite la reinserción social ni apelación. Cabe destacar que la pena de muerte era una medida propia de la Edad Media, siendo ya no usada en países desarrollados.

Como Psicóloga, me llama la atención que chilenos piensen que esta sería la solución o prevención de delitos sexuales. Creo que esta medida no nos pondría como sociedad en un piso moral mejor que el pedófilo, sino que su irracionalidad nos pone en mismo lugar. ¿Qué diferencia hay entre un asesinato y una violación? Ambas son conductas que generan daño irreparable, tratar a otro ser humano quitándole el statuto de persona y vaya que ello ocurre bastante en Chile, donde delincuentes son despojados de características humanas. Ante el abuso sexual infantil se necesita prevención y penas efectivas, no venganza. Si yo hablo desde un lugar ético, no puedo tratar a delincuentes como animales, pues se supone que estoy hablando desde un lugar moral más alto, pero por más que pienso la pena de muerte, me parece tan sanguinaria como el peor de los delitos.

Me da miedo este Chile. Sentí escalofríos cuando en la marcha por ley Sophia personas desfilaban con ahorcas, pidiendo no sólo muerte, sino que también tortura. Siempre he pensado que soy afortunada de haber nacido en occidente y no en el medio oriente, donde las sanciones legales incluyen no solo muerte sino que también amputaciones, por ejemplo. ¿Cuál sería la diferencia entonces con países fanáticos de la religión, que no han avanzado en las leyes de acuerdo al año 2018?, ¿volveremos a la edad media?

Ese 65% unido al 8% de simpatizantes con Kast, me causa temor… temor por lo que piden, proponen y las consecuencias de ello. Es un porcentaje bastante fascista, a mi juicio, donde la petición de pena de muerte se une a extremos religiosos y gente que se hace llamar pro vida. Realmente no los entiendo ¿Pro vida hasta que ya está nacido y podemos como castigo, quitarle la vida? Me parece una terrible hipocresía paradójica.

Yo espero medidas no populistas en los casos de abuso sexual infantil, que permitan la protección de menores, prevención y penas efectivas, esto es, sin posibilidad de disminución de años en cárcel o indulto. Se debe tener una mirada no simplista del tema. La solución no va por ahorcar a nadie, sino con analizar con profundidad las características del país que hacen propicia la pedofilia, por prevenirla, fortalecer los aparatos protectores de víctimas, entre otros.

Sinceramente espero que este 65% junto al 8% de Kast pierda fuerza y sólo sean vistos como lo que son: un grupo fanático fascista. Nada más.

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