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1 de Junio de 2018

El riesgo del populismo en la segunda vuelta en Colombia

"Desgraciadamente los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta, aunque de signos muy distintos, han planteado soluciones populistas por la derecha y por la izquierda".

Por Nicolás Anglas
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Nicolás Anglas es Cientista Político Universidad de Chile

La primera vuelta en la elección presidencial colombiana estuvo marcada por debates sobre seguridad y desarrollo económico con un tinte populista, no muy distinto de lo que observa en otras elecciones del continente americano.
Es esperable que las diferencias entre los dos candidatos a suceder al Presidente José Manuel Santos, se profundicen en la segunda vuelta entre Iván Duque- del uribismo y Gustavo Petro- representando a la izquierda. Dado el contexto político y social en que se dan estas elecciones, el populismo tiene espacio para crecer.

Si bien recientemente Colombia ha ingresado a la OCDE, siendo el número 37 a nivel mundial y el tercero después de México y Chile en América Latina, el camino al desarrollo de la nación caribeña, igual que en el resto de la región, está estrechamente relacionado en cómo enfrenta, en una perspectiva de fortalecimiento institucional, los problemas de la seguridad pública, el crecimiento económico y la inclusión social.

En cuanto al su desarrollo democrático, un informe elaborado en 2016 por la Fundación Konrad Adenauer muestra que Colombia se mantiene muy por debajo del promedio regional y pasó a integrar el conjunto de países que se sitúan en un “mínimo desarrollo democrático”, junto con Brasil, Nicaragua, Venezuela, Honduras y Guatemala.

El Instituto para la Economía y la Paz publicó en 2017 su Índice de la Paz Mundial que mide cuán pacífica o conflictiva es la vida en 161 países del mundo, evaluando seguridad y conflictividad. Colombia se ubicó en el lugar 146- pese al Acuerdo de Paz logrado por Santos- lo que lo sitúa como el país más peligroso para vivir en la región latinoamericana.

En materia de crecimiento económico, diversos organismos como la CEPAL y FMI, entre otros, señalan que aunque éste está un poco sobre el 2%, avanza en la dirección correcta en cuanto a reformas en competitividad y mercado laboral. No obstante, una reciente medición del Banco Mundial señala que el país tiene la lamentable posición de ser el segundo país más desigual de América Latina, solo superado por Haití. Cerca de la mitad de los trabajadores se encuentra en la informalidad. El salario mínimo es uno de los más bajos de la región (270 dólares). Entrar a la OCDE significa para Colombia esforzarse en mejorar sus políticas públicas, lograr un bienestar económico y social para sus habitantes. Pero tiene mucho camino por recorrer.

Desgraciadamente los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta, aunque de signos muy distintos, han planteado soluciones populistas por la derecha y por la izquierda.

Iván Duque obtuvo un total de 7,5 millones de votos, equivalentes a un 39,13% y es conocido como férreo opositor a la gestión del Presidente Santos. Duque consolidó su sólida posición en las encuestas, siendo crítico del acuerdo de paz con las FARC, planteando modificar dicho tratado, siguiendo el clamor de las encuestas.

En materia económica pretende reformar el Estado de manera de tener una Administración Pública más eficiente y generar climas pro inversión, necesarios para acercarse a las metas de crecimiento de 4 a 5%. Ha traído a la esfera pública el concepto de economía naranja, que supondría un fuerte incentivo a los clásicos mercados del café o la minería, y sumando un impulso al sector de las creaciones funcionales como la arquitectura, el diseño, la publicidad, el patrimonio arqueológico, la gastronomía, los museos, las bibliotecas, entre otros.

Por su parte, Gustavo Petro, del partido Polo Democrático Alternativo, es el candidato de izquierda, vinculado al chavismo venezolano y aspectado como la segunda opción presidencial por las mayoría de las encuestas, ratificó su posición con un total de 4,8 millones de votos, equivalentes a al 25,09%. Hecho no menor, pues por primera vez en la historia, la izquierda colombiana logra pasar a segunda vuelta.

El ex Senador y ex Alcalde Mayor de Bogotá tiene entre sus principales banderas, la redistribución de ingresos, una política activa del Estado en las distintas industrias y una reforma a la educación, que incluye gratuidad universal a todo nivel.

Un elemento de moderación fue el candidato de Coalición Colombia, Sergio Fajardo, quien obtuvo más de 4.5 millones de electores, un 23,7% del total, lo que podría resultar que en vez de polarizar, los candidatos busquen seducir a los electores del centro político.

Pero el espíritu que predomina, es el de la confrontación de dos opciones más radicales, con distintas urgencias, enfoques y propuestas.

Lo que es evidente es que, si Colombia como miembro de la Alianza del Pacífico, y recientemente de la OCDE no logra enfrentar los principales problemas que aquejan a su pueblo, el populismo se verá fortalecido. Al contrario, Colombia tiene la oportunidad de tomar un camino de fortalecimiento institucional, que garantice la seguridad y avance fuertemente en la urgente inclusión social. Estos pasos serán vistos por la comunidad internacional como la apertura definitiva a un proceso que avive las esperanzas de la necesaria consolidación democrática y de un desarrollo inclusivo.

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