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31 de Mayo de 2019

Leones con piel de cordero

"La nicotina, una sustancia tóxica cuyo consumo está asociado a la ocurrencia de infartos y accidentes cerebrovasculares, es uno de las sustancias más adictivas que existen".

Por Guillermo Paraje
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Guillermo Paraje es Escuela de Negocios Universidad Adolfo Ibáñez

El debate por los nuevos productos de tabaco entró fuerte en Chile. En las pasadas semanas se presentaron proyectos de ley para regular estos productos que intentan ser comercializados. En el centro de estas iniciativas se encuentran los “productos de tabaco calentado” (PTC), impulsados por las mayores tabacaleras de la región: la British American Tobacco (BAT) y la Philip Morris International (PMI). Lejos de ser inocuos, estos productos contienen tabaco y, muy a menudo, dosis de nicotina mayores a los de los cigarrillos convencionales. La nicotina, una sustancia tóxica cuyo consumo está asociado a la ocurrencia de infartos y accidentes cerebrovasculares, es uno de las sustancias más adictivas que existen y es agregada por las tabacaleras para “enganchar” a sus consumidores y mantenerlos consumiendo sus productos. Los PTC no cambian en nada esto y, se cree, pueden servir como puertas de entrada para los jóvenes que, engañosamente son inducidos a pensar que estos productos son inocuos y que pasan de consumir PTC a cigarrillos convencionales (producidos y comercializados por BAT y PMI).

Estudios realizados en varios países han mostrado esto. También han mostrado que los PTC no tienen ninguna diferencia con los cigarrillos convencionales en 23 de 24 bio-marcadores elegidos por las mismas tabacaleras para mostrar el “riesgo reducido” de sus productos. Dicho de otra manera, son productos tóxicos que, probablemente, produzcan serios daños a la salud a sus usuarios. Naturalmente, las tabacaleras que tienen una larga historia ocultando los daños de sus productos han sido muy cuidadosas en no mostrar esto.

Lamentablemente, en Chile la discusión ha estado distorsionada por el accionar de BAT y PMI. Utilizando su viejo manual de ocultar evidencia científica y realizar lobby con funcionarios públicos, han conseguido instalar la idea de que estos productos son relativamente inocuos y son, incluso, una alternativa deseable para aquéllos que deseen dejar de fumar. Naturalmente, con la cantidad de nicotina que estos productos tienen, eso es casi imposible. No obstante, han traído connotados lobistas internacionales (la PMI reunió al expresidente español, José María Aznar, con el Ministro de Hacienda), han organizado eventos pseudo-científicos para hablar bien de sus productos, y han pagado a periodistas de medios que se precian de su independencia generosos viajes a Europa para conocer las bondades de sus productos.

Ante estas maniobras, que han venido desarrollando por más de 50 años, se requiere información imparcial y evidencia científica. Las autoridades políticas deben impedir que las tabacaleras ejerzan influencia sobre las decisiones sanitarias, dado el nefasto historial que tienen de mentiras y obstrucciones; y dado que no han renunciado a vender productos que, hoy, matan a más de 15 mil chilenos por año. Las multinacionales tabacaleras tienen un solo objetivo: aumentar sus beneficios. Esos beneficios terminan en Londres, mientras que entre todos pagamos los costos sanitarios que generan sus productos.

Y los medios de comunicación deben esforzarse por presentar objetivamente la evidencia. Existen en Chile expertos médicos, independientes de las tabacaleras, que pueden alertar sobre las consecuencias de usar estos productos y que debieran ser fuente primaria de consulta. No esperemos a que nuestros jóvenes se envenenen y enfermen por consumir PTC para comenzar a preocuparnos.

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