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16 de Junio de 2019

Transformar el modelo

Chile definió un modelo de país hace 30 años. Allí se salía de la guerra fría, se caían los muros del comunismo y el neoliberalismo daba sus frutos en un mundo sin fronteras económicas. La fantasía esperanzadora de la globalización y del intercambio fue positiva y a la vez tramposa.

Por Guillermo Bilancio
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Guillermo Bilancio es Profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibañez. Consultor en Alta Dirección

No soy economista. Pero estoy convencido que en un mundo complejo no es posible sobrevivir a la defensiva y mantener ortodoxias cuando todo lo que se supone que era ya no es. Las viejas alternativas de administración financiera del Estado dirigidas por el Banco Central solo son eso: soluciones administrativas. Pero la creación de valor y el desarrollo país no dependen de la administración sino de la estrategia, una decisión de convergencia y congruencia política para decidir la misión del país. Más allá de acomodar la tasa y los datos macroeconómicos, se exige replantear el rumbo en un contexto donde el libre mercado conocido en los 80 ya no es tal como fue. Tal vez porque la dicotomía de cañones o caramelos del querido Samuelson era del siglo pasado…

Chile definió un modelo de país hace 30 años. Allí se salía de la guerra fría, se caían los muros del comunismo y el neoliberalismo daba sus frutos en un mundo sin fronteras económicas. La fantasía esperanzadora de la globalización y del intercambio fue positiva y a la vez tramposa. Positiva porque se logró crecimiento con estabilidad, como ningún otro país de la región haya logrado en estas últimas décadas. Pero a la vez tramposa porque confundió estabilidad con eternidad suponiendo que la gestión financiera era todo lo que había que hacer, lo que adormeció la búsqueda de un nuevo estadío para el desarrollo económico. Y no es aconsejable dormirse en el cambio… Hoy no hay guerra fría, sino comercial. Hoy la democracia liberal alterna con un nuevo modelo de socialismo. Hoy vivimos una leve reminiscencia de proteccionismo y con tendencia al encierro. ¿Pensamos mantener el modelo exportador de commodities?¿Seguimos suponiendo que a Chile le alcanza con ser una “plataforma de negocios”?

Sin desarrollo tecnológico propio, sin mínima posibilidad industrial, la capacidad estratégica se reduce y con ello la competitividad, tan usada y desgastada en los discursos pero tan lejana en los hechos. Pero el replanteo no deberá ser simplemente económico sino político, ya que para alcanzar el desarrollo sostenido, se necesitará transformar el sistema cultural, reformular la posición de Chile en el mundo y revisar los pilares fundamentales, donde la educación, la innovación y la evolución social deben dejar de ser un relato de ficción, para pasar a una acción concreta.

Pasaron 30 años y está claro que el capitalismo es lo único que existe, pero depende como se lo interprete y como se lo use. Llegó el momento de adaptación a lo que es y anticiparse a lo que vendrá, y eso exige pasar a otro nivel de este juego. ¿Estamos preparados? Seamos críticos, y pensemos.

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