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13 de Febrero de 2020

Quiero que florezcan mil maneras de pensar

"En el plebiscito de abril no votamos por determinadas políticas públicas, ni por un modelo económico, sino por la validación de un proceso que ha negado todos los versos del jingle del No".

Por Rodrigo Pablo
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Rodrigo Pablo es Abogado Universidad Católica.

La campaña del No buscó incluir a todos los chilenos; levantarse como un rechazo a la violencia, y hacer suya la idea de libertad para creer y debatir. ¿Por qué votar que No? Era la pregunta, la respuesta: “Porque… yo soy libre de pensar”, “porque siento que es la hora de ganar la libertad”, “porque quiero que florezcan mil maneras de pensar”, “por la vida y por la paz”, “terminemos con la muerte, es la oportunidad, de vencer a la violencia, con las armas de la paz”, “por un Chile para todos vamos a decir que No”.

En el plebiscito de abril no votamos por determinadas políticas públicas, ni por un modelo económico, sino por la validación de un proceso que ha negado todos los versos del jingle del No, donde muchos de aquellos que alegremente los cantaban hoy les han dado vuelta la espalda: apoyan las funas; la violencia; la vandalización de edificios universitarios; la utilización de emblemas democráticos (Congreso Nacional) por los violentistas de la Primera Línea; no condenan los saqueos y manifestaciones que han dejado varios muertos; politizan los derechos humanos, y no condenan el ataque y quema de iglesias.

El proceso por el que Chile ha pasado y que, de ganar, se verá ratificado por la opción del Apruebo, representa la validación de la violencia y el caos como acción política; de la intolerancia como sentimiento e idea que debe dominar la discusión; de la destrucción de las instituciones democráticas, y de la conducta de políticos y autoridades sociales quienes por popularidad momentánea han renunciado a su labor de guiar a las masas. Así, votar Apruebo representa conformarse con el fin del dialogo democrático que a Chile le ha costado mucho construir en varios momentos de su historia. Es decir, termina con cualquier posibilidad de tener un Chile para todos donde se admitan mil maneras de pensar.

Quienes apoyaron el No en 1988 y hoy el Apruebo, niegan mis miedos diciendo que son exagerados o interesados. Para ellos, los sucesos ocurridos son el despertar de grupos rezagados violentados con la indiferencia social. Por ende, sostienen, todo se calmarán a medida que avancemos hacia una sociedad más justa. Agregan que el problema ha sido de forma, mas no de fondo. Su lema es: la Verdadera Paz nace de la Justicia.

Sin embargo, están equivocados. Primero, porque su forma de pensar es profundamente antidemocrática: acepta como válido que haya quienes puedan resolver sus diferencias por medios violentos. Segundo, es sentimentalista, y todos, por nuestra propia experiencia, sabemos que si dejamos a nuestros sentimientos desbordarse terminaremos mal. Tercero, no advierte que cuando caen las instituciones y la vida democrática “ganan los prepotentes” (como dijo Felipe Berríos). Estos son todos aquellos a quienes el sistema institucional debe controlar en su actuar -si cree que el sistema falla, busque arreglarlo, pero no apoye a quienes lo ponen en riesgo. Cuarto, la historia enseña que la violencia solo llama a más violencia. Así, los historiadores franceses reconocen que hasta hoy su país vive las secuelas de la Revolución, y en Chile hemos vivido casi medio siglo marcados por el antes y el después de 1973. Finalmente, la idea de que quienes traen el caos pueden representar progreso está claramente equivocada y a nivel internacional se ha demostrado que los países que protegen y garantizan más derechos, son los que cuentan con instituciones más estable y con mayor desarrollo económico.

Así, con votar Apruebo no lograrán ninguno de los objetivos que buscan. Por el contrario, otorgarán un cheque en blanco a grupos que no gozan de la confianza de los chilenos y que no les volverán a preguntar su opinión; validarán el uso de la fuerza y la intolerancia (lo mismo a que dijeron No en 1988), y aportarán con la profundización de la crisis.
Por mi parte, como quiero derrotar la violencia con las armas de la paz, que florezcan mil maneras de pensar y un Chile para todos, voy a decir Rechazo.

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