Día Internacional de las Niñas en las TIC: más mujeres en los rubros tecnológicos

Naciones Unidas, a través de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), ha celebrado las Niñas en las TIC desde el año 2011, con el fin de alentar a las niñas y mujeres jóvenes a considerar la posibilidad de orientar sus estudios y profesiones al campo creciente de las TIC y empoderarlas para ello.

A la fecha, más de 370.000 niñas y mujeres jóvenes han participado en más de 11.400 actividades conmemorativas en 171 países de todo el mundo. A nivel local, Inacap se ha sumado desde muy temprano realizando seminarios, talleres prácticos, charlas y ferias tecnológicas, siempre con la participación de destacadas profesionales de la industria.

Este esfuerzo es necesario porque la brecha de género a nivel profesional es enorme: según el Informe Global de la Brecha de Género 2020 del Foro Económico Mundial, la equidad recién se alcanzará en el mundo en 99,5 años; otro antecedente, en aquellas profesiones que serán importantes en el futuro, como la informática en la nube, solo el 12 % de los profesionales son mujeres, en ingeniería, solo el 15%, y en Analytics e Inteligencia Artificial, solo un 26%.

En Chile, el Sistema de Educación Superior (SIES) cuenta con un poco más de 1,1 millón de estudiantes y en los últimos 15 años la participación de mujeres se ha incrementado de un 48% a un 53%. Sin embargo, en el área de conocimiento de Tecnología, cuya participación en el sistema es 27%, la participación femenina apenas ha aumentado de un 18% a 20% en ese periodo; mientras que en carreras como Informática y Telecomunicaciones la participación de mujeres se mueve entre 8% al 12%.

En otro escenario, respecto a la falta de profesionales en áreas de TI, un estudio realizado por la firma de consultoría IDC advierte que en 2019 había un déficit de 450.000 profesionales en las TIC en América Latina, mientras que en Chile era de 5.000. El estudio destaca un déficit de profesionales en tecnologías emergentes como, cloud computing y tecnologías en la nube, movilidad, centros de datos y virtualización, big data, ciberseguridad, desarrollo de software e Internet de las Cosas. Ello hace urgente que más mujeres opten por estas especialidades para su desarrollo profesional.

La pandemia a la que nos vemos enfrentados, el distanciamiento social y los periodos de cuarentena, han generado la necesidad de disponibilizar una serie de servicios e infraestructuras tecnológicas que han permitido la habilitación de nuevas formas de interacción. Entre ellas, mantener la continuidad laboral a través del teletrabajo, la comunicación de las familias a través de las redes sociales, la asistencia médica a través de la telemedicina, la educación a través de plataformas online, entre otros muchos servicios.

En este periodo, las Redes, Telecomunicaciones e Informática han jugado un rol importante pues nos han permitido permanecer comunicados y operativos en diversos ámbitos, pero es necesario fortalecer aún más la tecnología en muchas instituciones, incorporarla en las pequeñas y medianas empresas para que les permita seguir operando en periodos de contingencia, digitalizar a la población e instituciones para no realizar trámites de manera presencial, cerrar brechas de seguridad para mantener nuestros datos resguardados y sistemas confiables, entre otros desafíos.

En suma, el nuevo contexto generado por la pandemia y la transformación digital son grandes oportunidades para quienes buscan un desarrollo profesional en el ámbito de las tecnologías, y las mujeres tienen un rol y responsabilidad fundamental.

Se ha comprobado que equipos de trabajo que incorporan a mujeres, en igualdad de condiciones y liderazgo, permiten generar mejores ambientes de trabajo, mayor productividad y mejores decisiones. Además de sus habilidades técnicas, aportan empatía, reconocimiento y habilidades sociales. Entonces, ¿por qué siguen existiendo las brechas de género? El motivo principalmente son los estereotipos, los que operan alejando a las mujeres de la tecnología y las áreas STEM desde la etapa pre-escolar y se acentúan con el tiempo, impactando directamente en su elección de desarrollo vocacional y profesional.

De acuerdo a la publicación de la UNESCO del 2019, “Descifrar el código: La educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), los factores que generan está brecha no son intelectuales, pues no se perciben diferencias en el mecanismo neuronal del aprendizaje en base al sexo del estudiante. Estas diferencias se deben principalmente a factores individuales y psicológicos; pero también a las creencias y expectativas de familiares y de pares; al entorno de aprendizaje escolar; y al entorno social, a través de las normas sociales y culturales relacionadas con la igualdad de género y los estereotipos en los medios de comunicación.

Por lo tanto, se hace necesario abordar iniciativas concretas en ámbitos públicos, privados y fuertemente en educación para el cierre de brechas. Por ejemplo, a nivel individual, familiar y de pares, se debe desarrollar el interés, compromiso, motivación, creencias y expectativas de padres y madres a través de los modelos de rol. A nivel escolar, se debe contar con profesores especializados en STEM que influyan positivamente en el compromiso de las niñas con su educación y su interés en seguir carreras profesionales en el área. A nivel social, se debe desarrollar políticas de igualdad de género, de generación de redes, e información desglosada por género para medir las brechas y avances, entre otras.

En conclusión, existen oportunidades para el cierre de las brechas tanto de profesionales como para mujeres. El área de las tecnologías de información y comunicaciones será una de las áreas que lidere la transformación digital de las organizaciones dentro de los próximos años, por lo tanto, la invitación es a sumarse al desarrollo tecnológico en un área de grandes oportunidades. La mayor participación de mujeres en los rubros tecnológicos tendrá un impacto positivo en diversos aspectos de nuestra sociedad, tanto por sus efectos a nivel social, como por las posibilidades de desarrollo que se pueden abrir para miles de niñas y jóvenes de nuestro país.