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30 de Enero de 2021

Paz y no violencia sólida

Desde nuestra labor como docentes, es imperativo que pongamos todos los esfuerzos en reforzar los métodos de Gandhi como una máxima a inculcar en nuestros estudiantes y que estos promuevan en sus entornos familiares, amistades y laborales estos preceptos tan valiosos.

Por Felipe Garrido
Foto Freepik.
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Felipe Garrido

Felipe Garrido es Jefe de la carrera Trabajo Social de la sede Los Ángeles de la Universidad Santo Tomás

Cada 30 de enero, desde 1964, se conmemora el Día de la No Violencia y la Paz, en recuerdo de la muerte del líder indio Mahatma Gandhi, quien mediante la no violencia y de manera pacífica, contribuyó a la independencia de su país del imperio británico. Con esto Gandhi demostró que no existe solo una vía para conseguir un propósito tan importante y meritorio como la independencia de una nación en el siglo XX. Mostró con su ejemplo, que para conseguir lo que se quiere hay maneras mucho más armoniosas, sin derramar sangre y que si se es perseverante se logra el cometido.

Pero, ¿sigue teniendo vigencia la promoción de la paz y la no violencia en las instituciones educativas? Por supuesto que sí. En la actualidad estamos rodeados de ejemplos de cómo la violencia está escalando en niveles poco vistos desde el siglo pasado y lo que es peor, en nuestro entorno cercano con acciones que se pudiesen considerar incluso “inofensivas”.

Desde nuestra labor como docentes, es imperativo que pongamos todos los esfuerzos en reforzar los métodos de Gandhi como una máxima a inculcar en nuestros estudiantes y que estos promuevan en sus entornos familiares, amistades y laborales estos preceptos tan valiosos y, aparentemente, en desvanecimiento con la masificación de la conectividad, las redes sociales digitales, lo instantáneo, lo evanescente y mediático de todo lo contemporáneo, tal como lo plantea Zygmunt Bauman.

Con esa sobreexposición a hechos de violencia que son cotidianos, que están en nuestro entorno cercano, en la casa de al lado, en la universidad o instituto al que asisten los estudiantes, en las redes sociales, en los medios de comunicación, trabajar desde y con la no violencia y la paz es un imperativo dentro del sistema educativo de manera sólida y con cimientos firmes que permitan hacer mella en la volatilidad reinante.

Si cada vez se evidencia en mayor medida que vivimos en una sociedad del espectáculo y que todo tiene una fecha de caducidad temprana, es necesario analizar y plantear acciones que busquen, tomando en cuenta el entorno, que permitan hacernos cargo de disminuir los focos de violencia, denunciar las acciones que vayan en contra de los derechos humanos y que no nos permitan generar un ambiente de convivencia armónico y pacifico en esta sociedad tan cambiante e instantánea.

Desarrollar el pensamiento crítico, la solidaridad y la empatía deben estar presentes en el proceso de enseñanza-aprendizaje y estos son parte fundamental de las y los estudiantes, su preocupación por los demás, la educación, entrega de herramientas para la autonomía. El trabajo colaborativo e interdisciplinario para la acción social, se fomentan desde acciones pacíficas y no violentas para generar cambios trascendentales en la sociedad que estamos forjando entre todos y que recibirán las generaciones venideras.

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