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3 de Abril de 2021

Cambiar la mirada en salud mental

La ausencia de propuestas concretas en el ámbito de salud mental, tanto de las instituciones como de los cientos de candidatos a la Constituyente, a los Municipios y Gobernaciones, es un indicio evidente de un sesgo que minimiza y limita la comprensión y la intervención sobre estos temas.

Por Paula Cornejo
Sin un enfoque intersectorial en las políticas públicas, resulta utópico hablar de promoción y prevención en salud mental (Freepik).
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Paula Cornejo

Paula Cornejo es Psicóloga

La aprobación del Proyecto de Ley sobre Protección de la Salud Mental, ha sido un primer acercamiento desde la institucionalidad para relevar las necesidades y derechos de las personas que presentan alguna enfermedad psíquica y de sus familias.

Un modelo de intervención que favorece la recuperación de la persona dentro del entramado social – sin exclusión- a través de la participación y la integración, hace indispensable un trabajo coordinado y coherente entre las distintas instituciones y ministerios, que se traduzcan en políticas que incorporen a la salud mental como eje de acción conjunta.

La ausencia de propuestas concretas en el ámbito de salud mental, tanto de las instituciones como de los cientos de candidatos a la Constituyente, a los Municipios y Gobernaciones, es un indicio evidente de un sesgo que minimiza y limita la comprensión y la intervención sobre estos temas.

Sin un enfoque intersectorial en las políticas públicas, resulta utópico hablar de promoción y prevención en salud mental. No basta sólo levantar la bandera de la falta de recursos e inversión en salud mental. Se hace indispensable levantar la mirada sobre iniciativas que permitan la integración real y concreta recogiendo la experiencia de otros países, como pensar en la implementación de una red integrada de datos en salud a nivel nacional que permita a las y los profesionales de la salud acceder a la información de una persona en cualquier parte del país.

Esto permitiría, por ejemplo, activar alertas oportunas en los casos de extravío de personas que padecen Alzheimer, así como una intervención ajustada a la realidad de la persona. O bien, tomar como referente la estrategia de desinstitucionalización psiquiátrica italiana, que ha promovido un trabajo interno que crea consciencia institucional, evita la inercia y activa cambios, implementando una verdadera Red Única de Servicios Públicos de Salud Mental, con recursos específicos y dirección única, divididas en unidades operativas (1 por cada 150.000 habitantes), con centros comunitarios de Salud Mental accesibles las 24 hrs., en conexión con otras instituciones (sanitarias, sociales y comunitarias), activando redes reales de apoyo para la persona (profesionales y no profesionales) y con una perspectiva de atención intersectorial, favoreciendo la prevención de las enfermedades o su gravedad. Este tipo de acciones, además, han permitido la transformación del hospital psiquiátrico en espacios para la ciudad: hostales, teatros, restaurantes, donde quienes brindan los servicios son, fundamentalmente, personas que han sido diagnosticadas con alguna enfermedad mental.

De esto se trata la verdadera integración, a eso apunta la promoción y prevención en salud mental: brindar oportunidades de desarrollo en una sociedad equitativa e inclusiva. En un país marcado por la desigualdad, la discriminación y el estigma de quienes padecen o han padecido alguna enfermedad mental, es posible transformar la realidad si cambiamos la mirada.

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