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10 de Agosto de 2021

El As bajo el pavimento para jugar contra el COVID-19

Chile aplica hace casi un año una experiencia pionera en Latinoamérica que permite resolver el problema. Ha demostrado valer lo que un As en un juego de poker, aunque no bajo la manga esta vez, más bien bajo el cemento, en la red de alcantarillado. Este As es el testeo de aguas servidas que partió como piloto en 2020 en Chillán.

Por Paulina Assmann
"En Chillán, la detección de Coronavirus permitió iniciar un operativo de testeo, que ubicó al menos ocho personas asintomáticas en un barrio". AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Paulina Assmann

Paulina Assmann es Astrofísica y seremi de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de la Macrozona Centro Sur

Las cifras que ha entregado en los últimos días el Ministerio de Salud, respecto del COVID-19, son las más favorables desde que comenzó la pandemia. Los casos activos están hace semanas en torno a los diez mil, muy lejos de los ochenta mil registrados durante la última ola de contagios hace algunos meses. La ocupación de camas críticas se promedia en menos del 80% de modo que se abre el espacio para las atenciones postergadas por la pandemia. La campaña de inmunización también se acerca a su objetivo y alcanza niveles de cobertura de rebaño en varias regiones.

La suma de todo lo anterior se expresa en un avance en el Plan Paso a Paso y en el retraso del toque de queda en varias regiones. Se trata de buenas noticias, sobre todo pensando en las consecuencias que el COVID-19 ha tenido en Chile donde lamentamos, hasta la fecha, más de 34 mil fallecidos y por cierto, un tremendo golpe a la economía y el empleo. Mantener estos indicadores, o incluso mejorarlos, es el desafío que tenemos ahora como país. Y será ciertamente un gran desafío.

Primero, porque el SARS-CoV-2 no será erradicado en el corto ni mediano plazo. El virus ya está presente en más de una docena de especies animales, un reservorio donde puede mutar y volver a contagiar humanos. Además, llegar a un grado de inmunización global de rebaño se ve de momento como algo inalcanzable. Hay muchos países sin acceso suficiente a vacunas y en los que sí cuentan con ellas incluso ha surgido el rechazo de los negacionistas. Varios estudios señalan que, dada esta condición, el mundo no alcanzará un nivel seguro antes de que aparezca una nueva variante resistente a los anticuerpos neutralizantes que brindan las vacunas actuales.

Segundo, porque una baja en los contagios hace que menos personas acudan a realizarse test nasofaríngeo en PCR, entonces, ¿cómo no perdemos ese sensor? Hasta hoy esta es la única forma para observar el comportamiento del virus y tomar medidas que contengan un brote. Así las cosas, una nueva variante puede aguar el panorama que recién estamos viviendo. Por eso cobra extremada relevancia montar un sistema que permita vigilar el COVID-19 sin necesitar testeos masivos e invasivos persona a persona. Con esto, evitaríamos además tomar medidas reactivas, como implementar nuevamente Fase 1.

¿Cómo hacerlo? ¿hay quién tenga un “As bajo la manga”? La respuesta es sí. Chile aplica hace casi un año una experiencia pionera en Latinoamérica que permite resolver el problema. Ha demostrado valer lo que un As en un juego de poker, aunque no bajo la manga esta vez, más bien bajo el cemento, en la red de alcantarillado. Este As es el testeo de aguas servidas que partió como piloto en 2020 en Chillán, Región de Ñuble, y que se aplica hoy en San Pedro de La Paz, región del Biobío, con exitosos resultados.

El motivo es bien simple: la presencia de Coronavirus puede detectarse en las deposiciones a partir del tercer día de contagio, antes de presentar síntomas, si es que se presentan. Además, el diseño de nuestro sistema de alcantarillado es sectorizado, y tiene un alcance casi universal, con una cobertura del 95% de la población urbana.

En San Pedro de La Paz el testeo ya permite estimar, diariamente, la cantidad de casos positivos COVID en un sector. Con este insumo se elabora el Semáforo Poop COVID-19, una forma didáctica para que la población tome además medidas precautorias.

En Chillán, la detección de Coronavirus permitió iniciar un operativo de testeo, que ubicó al menos ocho personas asintomáticas en un barrio. Se las derivó a residencia sanitaria y se evitó así un brote que pudo haber tenido mayor alcance.

El esquema se ha probado en otros países también. En marzo la Comisión Europea -el órgano ejecutivo de la Unión Europea- recomendó establecer un estándar común para la vigilancia sistemática de SARS-CoV-2 y sus variantes en las aguas residuales de todo el continente.

Entre sus ventajas está el bajo costo de implementación y la posibilidad de tener un monitoreo en tiempo real sobre el comportamiento del virus en un territorio específico. Una que es particularmente notable, a propósito del arribo de la variante Delta al país, es que el sistema de alcantarillado no puede mentir en el aeropuerto, territorio o burlar una restricción.

Además es relativamente sencillo si se decidiera instituirlo como política pública, las regiones han demostrado que ya tienen las competencias para hacerlo, con laboratorios, científicos muy comprometidos y técnicos que ya están en nuestras ciudades. ¿Y si mejor nos jugamos con todo el As, esta carta de triunfo y mantenemos “a raya” la pandemia?

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