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16 de Noviembre de 2021

“Ñamérica” de Caparrós, la RAM y WAM

Gatopardo y otros medios han contado la historia de pobreza y vulnerabilidad de este joven, héroe para algunos, terrorista para los que ha padecido las acciones que reivindica como líder de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM

Por Ximena Torres Cautivo
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Ximena Torres Cautivo

Ximena Torres Cautivo es Periodista y escritora

Facundo Jones Huala (35) es un mapuche nacido en Bariloche, preso en Temuco desde 2017. Cumple una condena de 9 años como autor de un incendio en el fundo Pisu Pisué, cerca de Valdivia, en 2013, además de tenencia ilegal de armas e infracción a la Ley de Extranjería.

Chile y Argentina lo acusan de terrorista. Él dice que es un preso político. Que los Estados chileno y argentino son sus verdugos.

Su apellido paterno –Jones, de origen inglés–, el que usa, asegura, no lo invalida. Dice que su padre es mapuche de Cushamen, al sur de Bariloche, donde están las tierras de Benetton, ocupadas por gente suya “en resistencia”. “Por cuestiones de linaje, me toca volver a la tierra de mi padre para ser lonko de mi gente”, dijo a la revista Gatopardo, que lo entrevistó y compadeció mucho en 2020.

Gatopardo y otros medios han contado la historia de pobreza y vulnerabilidad de este joven, héroe para algunos, terrorista para los que ha padecido las acciones que reivindica como líder de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM): ataques incendiarios a casas, camiones y maquinaria de empresas petroleras en la Patagonia, Neuquén, Río Negro y de extracción de turba, al norte de la provincia de Chubut.

El señor Jones padre abandonó a María Isabel Huala y a otros 4 hijos, cuando Facundo, que era el mayor, tenía 11. La madre crió a los 5 niños como pudo. Facundo era rebelde, tenía mala salud, no iba al colegio, se descompensaba y los médicos “lo tildaron de esquizofrénico”, ha dicho su mamá, que hoy está convencida de que tenía “una enfermedad espiritual”, el llamado a ser lonko de su pueblo.

Facundo Jones Huala es un líder disfuncional. Tan disfuncional como el famoso y polémico periodista argentino Jorge Lanata, enemigo declarado del lonko, al que barrió en una inolvidable entrevista televisiva. El gordo Lanata le dice ahí al flaco Jones Huala:

-¿Cómo podés estar en la Argentina y estar en contra de la propiedad privada?

-La propiedad privada está en contra de nosotros. Nosotros existimos antes que el Estado, lo dice la Constitución–  responde Facundo.

Lanata replica: “Por un lado estás en contra de la propiedad privada y por otro defendés la propiedad más que nadie, porque estás defendiendo la propiedad de 4 mil años. Sos más conservador que los conservadores. ¿Qué es eso de reivindicar el linaje?”.

El lonko dice: “Soy conservador, porque soy mapuche”, y hasta hoy se arrepiente de haber hablado con Lanata.

Ahora otro argentino, el periodista, cronista y novelista Martín Caparrós, avecindado en España, acaba de publicar “Ñamérica”, una explicación apasionante de qué es hoy América Latina, con sus 420 millones de ñamericanos, de los cuales menos de 40 millones son eso que hoy se usa mentar como “pueblos originarios” y que se suele entender como sinónimo incuestionable de lo auténtico, lo bueno, lo noble, lo sabio. Es “el ancestralismo” tan abrazado por los hipsters, los progres, los modernos, que ennoblece a algunos pobres y vulnerables por una cuestión de sangre, los beneficia con subsidios y entregas de tierra, a diferencia del pobre que vive al lado, pero que está mezclado, es mestizo, es mayoría, pero llegó después.

Caparrós se pregunta: ¿Qué raro que nos preocupen tanto los derechos de las minorías y tan poco la situación de las mayorías? También señala que haber sido víctimas del conquistador hace suponer que esos originarios que estaban antes vivían realmente en el Edén. Y recuerda la crueldad de los imperios azteca e inca con sus pueblos y hace notar que 500 españoles desarrapados no podrían haber barrido con el imperio del emperador Moctezuma si la vida hubiera sido tan ideal, como suponen los ancestralistas.

Esta idea de la herencia genética común, de los ancestros puros y originarios, en que se funda el etnonacionalismo de la CAM de Facundo Jones Huala y la organización Weichán Auka Mapu (WAM) y que aplauden los progres es tan fascista como lo que hace el partido español de ultraderecha Vox, cuando rechaza a los migrantes africanos, moros, sudacas, porque está a favor de la pureza de la sangre de los que estaban primero.

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