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8 de Diciembre de 2021

¿Qué vendrá?

Solo hay dos opciones: Boric o Kast. Me la jugaré para anticipar quién hará qué probablemente y cuáles serán las consecuencias. Y después, como gurú autodidacta, opinaré cuan un aficionado a la política, influenciado por miles de escenarios vividos y contemplados.

Por Tomás Szasz
La segunda vuelta presidencial se desarrollará el domingo 19 de diciembre.
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Estamos a pocos días – horas – de decidir quién nos gobernará a partir de marzo desde 2022 hasta 2026, o por lo menos un rato si la nueva Constitución decide otra cosa, y si se la acepta. Me refiero a la Constitución.

Solo hay dos opciones: Boric o Kast. Los “extremistas”. Me la jugaré de gurú, para anticipar quién hará qué probablemente y cuáles serán las consecuencias. Y después, como gurú autodidacta, opinaré cuan un aficionado a la política, influenciado por miles de escenarios vividos y contemplados.

Gabriel Boric

Si el ahora bien afeitado, anteojudo y de hablar severo joven llega al poder, lo primero que haría es tratar de deshacerse de los comunistas. No estoy bromeando. Boric será inexperto, falto de un programa realizable, vociferante de la justicia social (¿qué es la justicia social?) y otras medidas que tan equivocadamente tomaron en regímenes populistas, con tan funestos resultados. Pero Gabriel será todo, menos estúpido. Por algo está hace años en la política, en el Parlamento; por algo tuvo tanto inesperado éxito al frente del Frente. Él sabe perfectamente que el país no solo lo eligió con cierta ventaja (no creo que más de 4%) sino que su mayoría hoy, le guste o no, esté consciente o no, pertenece a la clase media. Una clase media que no permitirá perder lo que con tanto sacrificio consiguió: cinco millones de automóviles, cinco millones de viviendas, setecientos mil pymes, billones de pesos en ahorros de pensiones. Boric sabe que estas cosas no se podrán atacar así no más sin severas consecuencias, hasta el peligro de un “impeachement”. Él se vio en la obligación de moderarse, en la obligación de no atacar a la empresa; se da cuenta que necesitaremos inversión, trabajo y freno a la inflación.

Mucho, casi todo, dependerá del equipo que elegirá. En una movida sorprendentemente atrevida, aparentemente se deshizo de su sombra negra: Daniel Jadue (y de paso un poco de la tutela del gran maestre Teillier), pero no le será fácil apartarse de las y los jóvenes comunistas que lo están constriñendo. También cuenta con algunos economistas semi-sensatos, avezados políticos de izquierda semi-moderados y varios asociados prudentes y obligados de centroizquierda. No nos equivoquemos: no soy nada optimista, pero veo imposible que Boric establezca, que pueda establecer un régimen tipo Maduro y menos aún tipo Cuba. Chile está demasiado desarrollado, avanzado para eso; las y los chilenos que lo votarán, en su mayoría esperan mejorar sus actuales condiciones de vida y no empeorarlas. Y si esto no ocurre, saldrán de nuevo a las calles. En síntesis, veo un empeoramiento de la economía, un aumento de la inflación, un estancamiento – si no retroceso – en la productividad y creación de trabajos, siempre que Boric no se abra a la empresa y a la inversión. Es muy posible que sí se abra hacia el capital chino. Ojalá con mesura, con condiciones, sin entregar el país al dragón insaciable.

Si quiere o piensa no obstante acercarse a regímenes tipo Maduro, ya no tendrá una mayoría parlamentaria para ello. Existe el peligro de querer transformar el Consejo Constitutivo en una Asamblea Constituyente; pero el intento no ocurriría antes de marzo 2022 y tendría sus serios detractores. No lo veo como un peligro inminente. Pero lo acompañará un problemón: ¿qué hacer con todos los lumpen organizados que provocaron el 18/10 y siguen en la calle financiados por los narcos? ¿Qué hacer con el CAM, con los sediciosos fuertemente armados en La Araucanía y alrededores? ¿Y el crimen organizado que ya nos está transformando en una Colombia o México en miniatura? ¿Acaso estos desaparecerán si Boric gana? Pamplinas. Para ellos Boric es tan enemigo, como Piñera y compañía. Manso problema. El novel Presidente necesitará de las fuerzas de orden y más allá, de las armadas. Si no, tendremos Sendero Luminoso, FARCh o como se llame y que Dios nos pille confesados.

Y lo más probable que así pase su mandato. Entre decisiones contradictorias, idas y venidas en su mayoría posiblemente erróneas, para llegar al final de su período con un país casi seguramente más deteriorado, menos creíble y más polarizado. Pero pronostico una izquierda debilitada y una mayoría, principalmente joven, buscando el centro, desplazándose hacia la moderación.

Si Gabriel Boric realmente tiene buenas intenciones, si realmente quiere a Chile y sus habitantes, debe reconocer que es el capitalismo que transformó a los países desarrollados y felices en lo que son y no el populismo que fracasó y sigue fracasando en todos lados. No será él el nuevo mesías a quien sí le resultará transformar en paraíso a Chile mediante el populismo. El capitalismo moderno regido por empresas amigables, del tipo B (y C* de lo que he hablado en muchos lados) es el camino. Costaría cambiarle su mundo al joven dirigente frenteamplista y lo transformaría en el nuevo milagro chileno. Pero hoy: “quid quid it est timeo danaos…”

José Antonio Kast

El John Wayne de la política: “El hombre tranquilo”. ¿Alguien se acuerda todavía de esa película hecha hace unos 70 años? Kast tiene chances. Depende de cuántos de los que votaron a Sichel y Parisi se darán cuenta de que él es la solución ahora. Ninguno de los dos candidatos derrotados lo dijeron rotundamente, ambos – más Parisi que Sichel – quieren acomodarse y sacar ventajas para un eventual futuro político, pero lo lógico y evidente sería que ese conglomerado de votantes de centro, de derecha y algo de centroizquierda olvide de una vez las eternas discusiones interiores de lo que es típico en las oposiciones de países de gobiernos populistas, que no les dejan llegar a un acuerdo para derrotar sus propias dictaduras. Porque sumando los tres votos, se llegaría a un cómodo 54% (sin contar a la masa, un 50% que no votó).

La gran dificultad de Kast sería el terrorismo, los lumpen organizados de la calle, el narco que los financia y el dominio del crimen. Su sola ascensión a la Presidencia provocaría inmensas inversiones y una brusca frenada al éxodo del capital chileno. Eso traería una casi inmediata contención de la inflación y la creación en pocos meses de mucho trabajo. Sin embargo, mucho depende de si Kast está dispuesto a “modernizarse”, a desplazarse bruscamente hacia el centro y sencillamente aceptar lo inevitable en cuanto a ciertas cuestiones que chocan con sus convicciones religiosas y políticas.

Se encontrará con la obligación de un prolongado Estado de Sitio en ciertas zonas del país. También con la – para muchas y muchos jóvenes impopular – activación de agresividad de las fuerzas de orden, de una especie obligada de tolerancia cero, que atraerá los gritos de la izquierda y las organizaciones de DD.HH. (de los que sería un craso error “deshacerse” en vez de transformarlas en algo sano y un tipo de defensoría de la ciudadanía).

Pronostico un mejor país al término de su mandato, excepto que una nueva Constitución reviente todo intento de pacificación, modernización y progreso del país hacía una meta de parecernos a un país europeo o de algunos del sudeste asiático y Australasia.

 

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