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22 de Febrero de 2022

De los arrepentidos es el reino de los cielos

Muchos amigos y conocidos votaron apruebo, con mucha esperanza y confianza en los constituyentes. Ahora cuando los veo y converso con ellos, los noto preocupados de lo que se está generando. Pensaron que las cosas serían diferentes. Muchos se están arrepintiendo. Ven cómo una oportunidad de oro se esfuma de forma irreversible.

Por Juan Cristóbal Jaramillo
"He visto varias discusiones de la Convención en vivo y en directo y me hace sentir, al menos, desesperanzado". AGENCIA UNO/ARCHIVO
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De un tiempo a esta parte vemos cómo el país se fragmenta. Cada uno toma su bandera de lucha y no se mueve ni un centímetro de su posición. Da la impresión de que llegar a acuerdos, ceder o negociar, es mostrar debilidad.

Tengo 42 años y voté por el “rechazo”. He tenido una vida privilegiada. No me faltó qué comer ni recursos para estudiar lo que quise. También recibí mucho afecto y protección de mi familia. Todo lo anterior me obliga a ser un agradecido y a entender que pertenezco a una realidad minúscula en este país.

Voté rechazo por la exclusiva razón de que creo que negociar con la pistola sobre la mesa no es justo y porque creo que la actual Constitución es perfectible sin necesidad de llevar el ordenamiento jurídico a fojas cero. Era cosa de centrarse en la educación. La educación genera más riqueza que cualquier otra iniciativa. Los países con altos grados de educación tienden a ser mas sensatos y a elegir buenos gobiernos.

Una vez que ganó el “apruebo” entendí que me correspondía, como buen perdedor, apoyar la Convención y tratar que de ella salgan las mejores ideas para que la gente que ha quedado rezagada logre avanzar y así emparejar la cancha.

He visto varias discusiones de la Convención en vivo y en directo y me hace sentir, al menos, desesperanzado.

No veo que los honorables constituyentes estén buscando puntos de encuentro, sino que más bien son unos contra otros y una mayoría pasándole “la aplanadora” a quienes no están de acuerdo con ellos. No recogen ninguna idea de “los otros” ni pretenden hacerlo. 

Hay soberbia, sobrerrepresentación, visión cortoplacista y un serio problema de amnesia. Esto último por cuanto no he visto en ningún segundo una discusión en torno a cómo resolver los problemas que la gente clamó por solucionar.

Muchos amigos y conocidos votaron apruebo. Gente de todos los sectores y realidades. Con mucha esperanza y confianza en los constituyentes. Ahora cuando los veo y converso con ellos, los noto preocupados de lo que se está generando en el Palacio Pereira. Pensaron que las cosas serían diferentes. Muchos se están arrepintiendo. Ven cómo una oportunidad de oro se esfuma de a poco y de forma irreversible.
 

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