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Marzo, un desafío financiero para las familias chilenas

La educación financiera no se trata solo de aprender a ahorrar, sino de desarrollar una visión integral del manejo de los recursos.

Marzo es, sin duda, uno de los meses más desafiantes para las familias chilenas. La llegada del nuevo año académico implica el pago de matrículas escolares y universitarias, la compra de útiles y uniformes, y en muchos casos, hacer frente al incremento en los aranceles de colegios y centros de educación superior. A esto se suma el vencimiento de compromisos financieros ineludibles, como el permiso de circulación y el pago de contribuciones para quienes poseen bienes raíces.

Para muchas familias, estos gastos representan una verdadera prueba de resistencia financiera. Es bien sabido que muchas familias que se endeudan para poder sobrevivir a la pesadilla de marzo. En este contexto, la falta de planificación y de herramientas adecuadas de gestión económica puede llevar a un endeudamiento excesivo, con tasas de interés elevadas y compromisos que afectan la estabilidad del presupuesto familiar durante el resto del año. En consecuencia, la educación financiera se presenta como un factor clave para mejorar la toma de decisiones económicas y fomentar una cultura de ahorro y consumo responsable.

La educación financiera no se trata solo de aprender a ahorrar, sino de desarrollar una visión integral del manejo de los recursos. Desde la elaboración de un presupuesto mensual hasta la comprensión de las tasas de interés y el impacto del sobreendeudamiento, contar con conocimientos en esta materia permite a las personas tomar decisiones informadas y anticiparse a meses particularmente exigentes, como marzo.

En Chile, la alfabetización financiera sigue siendo una asignatura pendiente. Aunque existen iniciativas tanto públicas como privadas para fomentar una mejor comprensión de los temas económicos, la realidad es que muchas familias carecen de herramientas básicas para administrar sus finanzas. Esto se traduce en una alta dependencia del crédito de consumo, el uso de avances en efectivo con intereses elevados y una gestión ineficiente del presupuesto mensual.

Es fundamental que la educación financiera sea incorporada de manera formal en el currículo escolar, para que las nuevas generaciones crezcan con una base sólida en la administración de sus recursos. Asimismo, las universidades y centros de educación superior podrían desempeñar un rol clave en la capacitación de jóvenes y adultos, ofreciendo programas de formación financiera accesibles para la comunidad.

Finalmente, el Estado también tiene un rol relevante en la promoción de la educación financiera, incentivando políticas que fomenten el ahorro, la inversión responsable y la protección del consumidor financiero. Marzo puede seguir siendo un mes complejo, pero con una mejor preparación y conciencia sobre nuestras finanzas, podemos transformarlo en una oportunidad para fortalecer nuestra estabilidad económica y bienestar familiar.

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