El viaje de la independencia:de Italia a mis finanzas personales
Hace unos meses, pude ir por primera vez a Europa, después de muchos años de trabajo de manera independiente. Roma fue un viaje en muchos sentidos: un viaje a un país que no conocía, un viaje histórico en el que entré en muchas épocas, un viaje en el que me alejé de mis hijos por dos semanas… y una oportunidad de mirar el viaje que he hecho en mis finanzas personales. ¿Y tú? ¿Has hecho este último viaje?

Mientras recorría esas calles que parecen un museo al aire libre a 12 mil kilómetros de mi hogar, me di cuenta de algo: en 12 años de trabajo independiente, nunca he parado a revisar el proceso que he tenido en cuanto a mis finanzas personales. Nunca había parado a celebrar mis propios logros. Y no se trata de festejar el dinero en sí.
Siempre he dicho que las metas, el dinero y capitalizarse son esenciales, pero no por la plata misma. Hay algo más importante: vivir en paz con una misma. La independencia económica no solo significa estabilidad, sino que también la capacidad de transitar la soledad con tranquilidad. No es algo que haya elegido, pero algunas circunstancias me llevaron a tomar decisiones en las que mis finanzas personales jugaron un papel clave. Hoy, agradezco ser económicamente independiente, pero sobre todo, reconozco que también me han ayudado a valorar de otra forma la soledad… y eso es un paso más en este viaje que llamamos vida.
Para contextualizar, pude separarme relativamente tranquila (dentro de lo que significa una separación) porque me supe capitalizar desde joven, y hoy me hago cargo casi completamente sola de mis tres hijos. En mis redes sociales, muchas mujeres me escriben historias de divorcios o de intenciones de separarse. Historias de miedo a quedarse solas, de no saber si podrán sostenerse sin la seguridad económica que, hasta ese momento, les dan sus parejas. Y lo entiendo. La soledad da miedo. Pero, ¿qué hay del poder de aprender a estar con una misma? Y hacerlo con un piso firme económico, da tranquilidad. Y ¡ojo! firme no quiere decir ser millonaria, sólo quiere decir que hicimos un presupuesto real, establecimos nuestras metas para llegar a fin de mes y -con aunque sea un poco- de ahorro.
La independencia financiera es un viaje, y cada una de nosotras tiene su propio recorrido. Pero sí tenemos que trabajar conscientemente en ella. Según estudios, las mujeres que manejan sus propias finanzas tienen más libertad para salir de relaciones tóxicas, planificar su futuro y educar a sus hijos con una visión de autonomía. Sin embargo, aún enfrentamos desafíos: Según el informe “Cerrar la brecha de género para impulsar la economía y la productividad en América Latina y el Caribe 2024” de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2022 las mujeres en América Latina percibieron en promedio el 88,2% del salario mensual real de los hombres en zonas urbanas. Esto indica una brecha salarial de género del 11,8%. Además, el acceso a financiamiento para emprendimientos femeninos es menor que para los masculinos. Por otra parte, según el Banco Mundial, solo el 49% de las mujeres tienen una cuenta bancaria propia, en comparación con el 72% de los hombres, lo que limita su acceso a crédito y oportunidades de inversión.
Otro aspecto importante es la educación financiera. Un estudio de la OCDE revela que las mujeres, en promedio, tienen menor conocimiento sobre inversiones y planificación para la jubilación. Sin embargo, cuando reciben educación financiera, tienden a gestionar mejor sus recursos y a tomar decisiones más estratégicas para su futuro.
Roma, para mí, fue uno de los tantos resultados de trabajar activamente en mis finanzas personales. Y también fue el momento de enfrentarme completamente a esa soledad: mis hijos lejos, sin conocer a nadie, sin hablar el idioma. Y lo disfruté. Crecí aún más. Fue el momento en que le di la vuelta a esa soledad a la que tanto le temí. Y aterricé nuevamente en mi hogar, con la soledad que significa no tener un compañero, pero lo veo desde una nueva perspectiva. Lo veo como un espacio para mí, para mis hijos y para seguir apostando por mis finanzas, para que se concreten más proyectos con la compañía que siempre tendré: la mía.
Por eso, en este Día de la Mujer, en el que conmemoramos la lucha de nuestro género por más derechos, quiero invitarte a que preguntar: ¿cómo se ve tu propio viaje hacia la independencia? Tal vez estás en el punto de tomar decisiones difíciles, de aprender a manejar tu dinero, o de enfrentar la soledad. Los caminos en las finanzas personales -como en la vida- no siempre son carreteras: hay cerros, algunos muy empinados, hay curvas, pero también hay rutas amenas. Sea cual sea tu caso, recuerda que éste es un camino que haces contigo misma. Y aunque pueda dar miedo, también puede ser el viaje más liberador de tu vida.