
“Pudo ser, algo más que un proyecto, pudo ser…”, decía parte de la letra de una imborrable canción de Alberto Plaza. Y que sirve para rimar con innumerables intentos que hacemos en la vida para mejorar algo, cambiar algo, incluir algo, para darnos cuenta, momentos más tarde, que todos los esfuerzos y sugerencias no son suficientes para alterar el statu quo, la enorme fuerza de la inercia, donde todo parece inevitablemente destinado a seguir siempre tal como es y como ha sido.
Las relaciones entre pueblos originarios y “colonos”, “conquistadores”, “ciudadanos de otra cultura”, alrededor del mundo, siempre ha sido difícil, a veces muy violenta y siempre cargada de momentos muy tensos.
Pero, en muchos países, han podido solucionarse esos problemas, con innumerables muestras de creatividad para integrar territorios y distintas poblaciones. Desde asignar a los pueblos indígenas el derecho a administrar casinos de juego, como en Estados Unidos; la asignación de terrenos a modo de reservas geográficas, donde los pueblos originarios incluyen en las leyes del país sus propias leyes ancestrales. Y otras facetas de integración como el deporte, especialmente el rugby, en Sudáfrica y Oceanía, donde lo que había eran equipos de blancos y equipos indígenas o de jugadores de raza negra, cada cual con sus propios torneos. Hasta que en la selección “blanca” del país se integró primero a un solo negro o maorí por años, incluyéndose otros más tarde, y lueguito otros más, hasta que la selección pasó a ser -desde hace bastante tiempo- el equipo de los mejores del país, fueran de la raza que fueran.
Siete votos a favor y uno en contra fue el resultado de la Comisión para la Paz y el Entendimiento, responsable de ver si se podía contar con una relación nueva, virtuosa y aceptable para todos, sobre el conflicto territorial en las regiones del Bío Bío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. Fueron casi dos años de trabajo y, a pesar del voto en contra -porque hay voces que dicen que el resultado tiene que ser unánime- está por verse si el proyecto puede continuar, luego de plantear lo acordado a los pueblos indígenas y sus instancias de resolución y acuerdo.
Esta semana se presenta la propuesta al presidente Boric. Nunca se había avanzado tanto, ni había habido tanto apoyo transversal. Se hablaron los temas de violencia en esos territorios, las relaciones de las empresas forestales y la naturaleza de las zonas, los derechos pertinentes a los pueblos originarios y su responsabilidad como chilenos, y parte del territorio nacional.
7 a 1 es un tremendo avance. La unanimidad a veces es impuesta como exigencia determinante. Pero si no se da, un avance hasta el último peldaño de la escalera genera una visión de posibilidad que la razón y la justicia estén más cerca que nunca.
Dar un paso y cambiar la historia, puede ser mucho mejor que bajar muchos peldaños y rogar más tarde porque se pueda partir de nuevo.