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Salmón chileno: Desvestir un santo para vestir otro

Hoy tenemos la llave en Chile, contamos con todas las condiciones para destrabar el crecimiento y desarrollo del segundo producto más exportado del país y permitir que su producción, hoy estancada, pueda aumentar su desarrollo.

No han sido semanas fáciles para el salmón chileno, nuestro segundo producto más exportado y hoy presente en más de 100 mercados en todo el mundo. La imposición de aranceles del 10% por parte de Estados Unidos nos afecta, sobre todo si consideramos que este mercado es uno de los principales destinos de las exportaciones del salmón: en 2024, los envíos del sector alcanzaron los US$6.371 millones y de ellos, US$2.578 millones se destinaron al país norteamericano, representando un 40% del total.

A este panorama hay que añadir las cifras de exportación obtenidas entre enero y marzo de este año. Durante este periodo se exportaron 218.355 toneladas del salmón, una baja de 2,8% respecto al récord registrado en 2024 de 224.726 toneladas. Son datos que lamentablemente confirman el estancamiento que vive la industria y el sentido de urgencia de hacernos cargo de su crecimiento y desarrollo.

Todo esto nos plantea importantes desafíos para la salmonicultura chilena. No cabe duda que el ítem aranceles es complejo y debe abordarse desde varias aristas. Lo primero, es tener claro que en la relación comercial con Estados Unidos, nuestro gremio siempre trabajará en conjunto y a disposición de la autoridad chilena para mantener las relaciones comerciales como parte de la política de Estado que por tiempos inmemoriales ha sido el sello de Chile. Es fundamental actuar con cautela, pero al mismo tiempo con rapidez en las acciones a seguir. Es crucial analizar con mirada estratégica y rigurosidad técnica todos los antecedentes que tenemos a la vista y entender qué medidas de este tipo impactan fuertemente no sólo a la salmonicultura, sino que a toda la nación. En este sentido, el rol gremial es vital para poner en valor la mirada país y generar los espacios necesarios que permitan sumar esfuerzos conjuntos. Solo así podemos apalancar una cruzada nacional por el perentorio desarrollo y crecimiento de Chile, fortaleciendo sus relaciones comerciales con el mundo y por supuesto con Estados Unidos.

En paralelo -y quizás lo más importante- esta contingencia con Estados Unidos gatilla y reafirma algo que desde el Consejo del salmón venimos diciendo hace un tiempo: acá en Chile, al interior de nuestro país, tenemos en nuestras propias manos la llave para enfrentar los desafíos que hoy el mundo globalizado y las relaciones comerciales nos demandan. Abordar lo de Estados Unidos, no es solo por Estados Unidos, es crucial para seguir mirando con fuerza todo el mundo, es continuar potenciando la diversificación de los mercados.

Hoy tenemos la llave en Chile, contamos con todas las condiciones para destrabar el crecimiento y desarrollo del segundo producto más exportado del país y permitir que su producción, hoy estancada, pueda aumentar su desarrollo. Esa llave nos permitirá exportar no sólo a 100 mercados, sino que llegar a 120 o 150. Porque una cosa es clara y hay que decirlo con fuerza: el mundo demanda más salmón chileno y hoy no podemos responder con la misma claridad y fuerza. Hoy las empresas se debaten entre a qué países enviar y a quienes no, teniendo la capacidad de satisfacer a todos los que demanden nuestro producto.

Volvamos a las cifras del trimestre enero-marzo 2025: el destino de las exportaciones de salmón chileno muestra un crecimiento significativo en mercados no tradicionales, reflejando de forma concreta el avance en la diversificación geográfica y de los mercados en el mundo. Vietnam registró un alza del 91,1% en volumen exportado respecto al mismo período de 2024. Este país es uno de los mercados asiáticos emergentes y representa una importante puerta de entrada al Sudeste Asiático. En tanto, Rusia aumentó en un 46,5%, con casi 13 mil toneladas, nivel que no se percibía desde el año 2021.

Estas cifras muestran que vamos por la senda correcta y que hay que seguir potenciando la salmonicultura chilena como parte de nuestra estrategia de desarrollo país. Detrás de cada cifra, de cada tonelada exportada, hay más que solo estadísticas. Hay historias de esfuerzo, innovación y compromiso. Hay comunidades que crecen, empleos que se sostienen y una identidad que cruza mares. Hay mayor bienestar para las familias del sur de Chile.

Finalmente, hay otra dimensión más desconocida pero muy profunda: el salmón chileno es una proteína clave en un mundo que enfrenta crecientes desafíos de seguridad alimentaria. En un planeta donde millones de personas necesitan acceso a alimentos saludables y sostenibles, tenemos en nuestras manos un producto que marca la diferencia. El salmón chileno es de las proteínas más saludables y sostenibles que existen. Somos parte de la solución global al desafío alimentario del mundo. No por nada la Fao habla de la transformación azul y de la acuicultura como la solución alimentaria para el mundo.

La salmonicultura chilena hoy es una tremenda oportunidad para Chile. Una oportunidad para demostrar que desde este rincón del mundo, somos capaces de ofrecer una proteína sostenible y con características nutricionales como pocas tienen. Desvestir un santo para vestir otro, no es el camino.

Cuando el mundo se enamora del salmón chileno, se enamora de Chile, de su gente y de un sur austral que con orgullo y con fuerza posiciona a nuestro país como potencia indiscutida de la alimentación global.

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