El 4 de septiembre de 2022 los chilenos rechazamos por gran mayoría una propuesta constitucional refundacional, que dividía al país y que nos arrastraba a un camino sin retorno. El mensaje ante el texto rechazado fue claro: Chile exige diálogo, cohesión y paz, y un amplio camino lejos de los extremos. Y todo aquello que implique una refundación y no un continuo de progreso y buena fe, no convocará a las mayorías.
Esa misma claridad es la que el país debe expresar en las próximas elecciones presidenciales. Volver a decir que no a todo lo que sea una promesa fácil y posturas extremas. Debemos empeñar nuestra voluntad en levantar al país, devolver la seguridad a las calles, garantizar empleo digno, cuidar la economía de las familias, proyectar a Chile hacia un desarrollo sostenido y con oportunidades. Volver a los mejores años.
Nosotros provenimos desde un mundo que puso de pie y en marcha a una nación -la Concertación- la que sin duda ingresó a la historia al mejorar la vida de millones de personas, derrotar la pobreza y proyectar al país al mundo. Una etapa que, sin ser perfecta, supimos construir políticas públicas de calidad, garantizar la paz social y avanzar en derechos y libertades.
Pero reconocemos que nuestro país cambió. Los desafíos son nuevos, por lo que no basta defender lo que ya se hizo. Debemos construir un Chile que vuelva a crecer. Chile Vamos también ha sabido transitar hacia el centro, luego de dos Gobiernos que los chilenos valoran y recuerdan con gratitud. Este nuevo escenario político que nos encuentra y compromete, garantiza una ruta lejos de los extremos: sin polarización, sin discursos de odio, sin populismo y con un solo afán: Chile en el centro; volver al buen camino.
Vivimos un momento que quedará inscrito en nuestra historia, pues desde el retorno a la democracia, las fuerzas políticas que aquí convergemos hemos estado en veredas distintos.
Ese es el sentido de Demócratas. Nacimos de la valentía de unirnos para rechazar un mal camino; y hoy queremos volver a levantar a Chile junto a otras fuerzas democráticas que quieren ver crecer a los chilenos. No negamos nuestras diferencias ni nuestros orígenes, pero la experiencia nos ha enseñado que, cuando el bien de Chile está en juego, es deber de quienes ejercer responsabilidades públicas dejar de lado lo que nos divide y poner en primer plano lo que nos une.
Ante los peligros de un mundo y un país polarizado, la nueva alianza de “Chile grande y unido” es la respuesta de experiencia, voluntad, y seriedad para agrandar el camino de voluntades, y que nos devuelva al crecimiento, movilidad social, justicia, emprendimiento y la esperanza que nunca debimos perder. Estamos en camino.