Pablo Neruda estaba muy interesado en conocer el enclave inca, en medio de las montañas peruanas, conocido como Machu Picchu. Más tarde dijo haber cumplido su sueño y haber subido a Machu Picchu, en 1943, a caballo y a pié, porque entonces todavía no había locomoción para llegar a la ciudadela en medio de las montañas.
De esa experiencia nació una de las obras poéticas más notables del Premio Nobel chileno: Las alturas de Machu Picchu.
El poema está dividido en doce cantos y cada uno refleja distintas facetas de la vivencia del pueblo indígena, desde la majestuosidad de un enclave mítico en medio de las montañas, el enfrentamiento con fenómenos naturales y depredadores, hasta el dolor y abuso del indígena, tratado como esclavo por sus líderes.
Machu Picchu es, desde hace mucho tiempo, un hito turístico muy rentable en Perú. Además de ser una de las Siete Maravillas del Mundo de Unesco y declarado Patrimonio de la Humanidad. Cerca de 1,5 millones de turistas se espera que visiten Machu Picchu este año
Sin embargo, una nueva votación, esta vez de una organización llamada Las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, donde Machu Picchu está también incluido, ha puesto a la ciudadela inca al borde de la expulsión, por una serie de hechos, desde irregularidades en ventas de entrada, descoordinación entre empresas turísticas, quejas de visitantes por seguidilla de conflictos sociales y escasa atención a los turistas.
El turismo histórico rinde si se hace bien. Si no descansa en sus ya obtenidos galardones internacionales e invierte, año a año, en mejor calidad de atención y cuidado al público, que busca maravillarse con esos parajes.
La institucionalidad histórica y gubernamental peruana, donde una de sus joyas es Machu Picchu, aparentemente se deslumbró con tanto premio del pasado. Y bajó la guardia, y disminuyó la atención que Machu Picchu merecía..
Lección para todos los países con turismo histórico. Y una pregunta que nunca se debe dejar de hacer, cuando leemos o nos enteramos de temas que también pueden tocar nuestra realidad:
“¿Y cómo andamos por casa, aaaahhh?”.