Decenas de estudios apuntan a que la diversidad dentro de una organización — étnica, cultural, de género, de orientación sexual, etc.— favorece los entornos de trabajo y la resolución de problemas.
La consultora McKinsey , por ejemplo, detalló que cuando las empresas invierten en diversidad e inclusión están en una mejor posición para crear equipos más adaptables y efectivos. Una salida esperanzadora, considerando el tambaleante contexto socioeconómico actual. Es más. La diversidad e inclusión desempeñan un papel decisivo en el rendimiento de la fuerza de trabajo, las empresas, las economías y las sociedades en todo el mundo, según lo que indica la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Hacer realidad estas transformaciones implica impulsar políticas internas que impacten durante los 365 días del año, pero no solo por nuestras economías, también porque permiten generar un mejor servicio a los consumidores y, con ello, cambiar vidas de un modo tremendamente positivo.
Por José Tomás Lyon, director de Mondelēz Internacional en Chile y líder de E-commerce en la región de Los Andes, Centroamérica y El Caribe
