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24 de Noviembre de 2011

La nueva batalla de Mauro Valdés por mantenerse en TVN

Aunque tras el accidente aéreo bajó la presión hacia el director Ejecutivo de TVN -que era duramente cuestionado desde el oficialismo- se acaba de abrir un nuevo flanco para el abogado tras conocerse la pugna con la familia Camiroaga.

Por Fernando Duarte -Vanessa Azócar
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Este martes a las 18.40 horas, en medio del alboroto que provocó la llegada de los Príncipes de Asturias al Palacio de La Moneda, pasó inadvertido el enérgico apretón de manos que el vocero de Gobierno, Andrés Chadwick, le dio al director ejecutivo de Chilevisión Jaime de Aguirre en el Patio de los Naranjos. El ministro salió personalmente a despedir a De Aguirre con quien completó una ronda de reuniones con ejecutivos de medios.

El mismo ejercicio hizo hace alrededor de una semana con el director ejecutivo de TVN, Mauro Valdés. No obstante, el contacto en esa oportunidad fue telefónico. El abogado -que asumió la dirección del canal estatal luego que su nombre fuera aprobado por unanimidad el 14 de julio de 2010- no va a La Moneda.

Y es que pese a que en las últimas semanas ha logrado un diálogo fluído con Chadwick,  aún pesan las duras críticas del oficialismo a  su gestión por la cobertura a los movimientos sociales, que tuvieron  su punto más álgido con las llamadas al canal de los presidentes de RN, Carlos Larraín, y de la UDI, Juan Antonio Coloma, reclamando por los minutos en pantalla de la dirigente de la Fech, Camila Vallejo.

La última semana de agosto,  tanto en el gobierno como en  TVN existía el convencimiento de que la salida de Valdés era inmimente. De hecho, fuentes cercanas a la estación aseguran que en esos días el ejecutivo recibió el mensaje más duro de sus detractores y vino de uno de los miembros del propio directorio: el abogado Carlos Zepeda. Quienes conocen el contenido del diálogo aseguran que en esa oportunidad el profesional -amigo personal del Presidente Sebastián Piñera y del ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter- le dijo a Valdés que su situación era insostenible y que debía renunciar, ante lo cual el ejecutivo se negó. No obstante, fuentes cercanas al profesional sostienen que fue una opción que exploró.

El panorama, sin embargo, varió abruptamente para el ejecutivo tras el accidente del Casa 212 que transportaba al  equipo del programa Buenos Días a Todos liderado por el animador Felipe Camiroaga. Tras la tragedia la presión sobre Valdés -quien gestionó personalmente  y sobre el terreno las labores de búsqueda-  disminuyó al punto de congelar cualquier operación para su salida.  Esta semana, sin embargo, ese fantasma volvió a aflorar.

Al director ejecutivo de la estación se le abrió un nuevo flanco tras la publicación de un reportaje en el suplemento El Semanal de La Tercera que bajo el título “La Batalla que deja Camiroaga”, revelaba la delicada pugna que existe entre la estación y parte de la familia del animador, que exige que se mantenga vigente el contrato que mantenía con el canal a través de Dalai Producciones hasta 2013, lo que implicaría un desembolso de alrededor de 300 millones anuales para TVN.

El artículo dejó a Mauro Valdés en una incómoda posición, pues daba cuenta de  un escaso interés por negociar con la familia del animador, lo que merma la evaluación positiva que hasta ahora había de su gestión tras la tragedia y deja en mal pie al canal, que aparece frente a la audiencia como insensible ante la fatalidad que afectó al conductor.

Es por ello que tras la publicación, según explican quienes conocen el proceso, el ejecutivo debió salir a “controlar los daños”, al punto de pedir explicaciones a quienes colaboraron con el texto desde la cadena estatal.

Factor Alvarez-Zepeda

El dato de la polémica que más inquieta al alto ejecutivo es que la familia de Camiroaga no acudió a cualquier abogado para que los represente judicialmente. Tocó la puerta de Alejandro Álvarez, socio del estudio Bofill, Mir y Alvarez Jana, y muy cercano a Carlos Zepeda, con quien comparte militancia en RN y -junto a Daniel Platovsky-  la organización de la disidencia contra Carlos Larraín.

“No hay casualidades. No acudieron a cualquiera. Apuntaron justamente a un socio de Carlos Zepeda”, dice una fuente informada del conflicto, que  ve en el abogado RN a un abierto adversario de Valdés y asegura que “la opinión del miembro del directorio del canal estatal representa, generalmente, el parecer del Presidente Sebastián Piñera”. Y eso lo sabe Valdés.

Pero este no es el único flanco que ha venido a complicar al máxima ejecutivo de la estación. Y es que hace sólo unos días, el director ejecutivo de  TVN debió sortear las consecuencias de la dura  negociación con Chileactores, que frente a la imposibilidad de llegar a un acuerdo económico llamaron a paro. El conflicto puso nuevamente a Valdés y a Carlos Zepeda en veredas distintas, pues la dirigente de los artistas, la actriz Esperanza Silva, llamó al directivo para plantear su molestia por la intransigencia del canal. Tanto Silva, como el abogado de la agrupación, Rodrigo Aguila, reconocen la gestión ante Zepeda y agregan que también se reunieron con el ministro Chadwick para tratar el tema.

Hasta el momento Valdés no ha recibido quejas del directorio por el caso Camiroaga ni por el ruido que hicieron los actores con su fugaz huelga. Sin embargo, cercanos al hombre fuerte del canal enfatizan que su  situación es de cuidado y cualquier flanco abierto lo expone.

“El cargo de director ejecutivo de TVN es altamente apetecido. Varios se han declarado disponibles para ocuparlo y eso lo convierte en una profesión de alto riesgo”, dice una fuente.

Frente a la inquietud, Valdés ha tomado resguardos, particularmente para el caso de la polémica con los familiares de Camiroaga. Según aseguran,  el ejecutivo ha conversado en varias oportunidades con el padre del fallecido animador, Jorge Camiroaga, quien habría demostrado una postura menos confrontacional frente al tema de las responsabilidades económicas del canal . “Ha querido hacerles sentir que tienen las puertas abiertas del canal”, dicen sin especificar cuál es la oferta que el ejecutivo está dispuesto a hacer.

Y el director ejecutivo se guarda una bala que no es menor en una industria altamente competitiva: la del rating. Valdés apuesta a que las positivas cifras de audiencia del canal -que en sólo dos meses ha pasado del cuarto al segundo lugar- sean su verdadero aval ante sus detractores. Las tres teleseries de la estación “Mi nombre es Joaquín”, “Esperanza” y “Aquí mando yo” han mostrado auspiciosas cifras, sin obligar al canal a echar mano a contenidos más susceptibles de ser criticados como el policial.

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