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1 de Septiembre de 2014

[Documentos] Cómo Ignacio Sánchez le dobla la mano a detractores y se abre camino a la reelección en la PUC

No ha sido fácil la gestión de rector para Ignacio Sánchez. La reforma educacional y temas valóricos han marcado su poderosa agenda mediática, en un año marcado por la elección de quien encabezará una de las universidades más prestigiosas del país por los próximos 4 años. Es en esa coyuntura que el actual rector ha jugado sus cartas, defendiendo a ultranza la posición de la Iglesia y evitando las embestidas de grupos conservadores de la universidad, que incluso han llegado hasta el Vaticano con el objetivo de entrampar su re elección.

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Ignacio Sánchez quiere ser rector. De nuevo. En febrero de este año, el médico de 53 años le hizo saber al Arzobispo de Santiago y Gran Canciller de la PUC, Ricardo Ezzati que estaba disponible para asumir el cargo por segundo período consecutivo.

Y hoy, 1 de septiembre, se inicia el ‘Comité de Búsqueda’, que tiene por objetivo nombrar al próximo rector de la PUC para los próximos 4 años. El mecanismo creado en 1984, conformado por 8 profesores de la universidad (cuatro de ellos designados por Ezzati) debe entregar una terna de los nombres más adecuados para ostentar el cargo de rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile. La elección -o designación, para muchos- la hace, según los estatutos de la casa de estudios, “la Santa Sede a proposición del Arzobispo de Santiago”.

No ha sido ni fácil ni tranquila la gestión del ex decano de Medicina. Inició su mandato con el objetivo que hacer de la PUC una universidad más abierta e inclusiva, para que ningún estudiante se quede fuera de dicha universidad por temas socioeconómicos, según cuentan sus cercanos. Pero más allá de abrir la universidad, a través de programas como Talento e Inclusión, por ejemplo, Sánchez ha tenido que enfrentarse a tomas, movilizaciones, sumarios y una dura crítica externa. Sin embargo, para el rector los dolores de cabeza han venido principalmente desde dentro de la propia casa de estudios. Desde que asumió la rectoría, Sánchez se ha tenido que enfrentar con un sector que, sin necesidad de prensa ni masividad, cuenta con un amplio poder de influencia. Son los representantes tradicionales de la PUC, que defienden su rol histórico en la sociedad. Un sector ligado a una extrema derecha conservadora, que vio en Sánchez y su “tibia” posición frente a la homosexualidad, como un peligro para el proyecto histórico de la Pontificia. Tanto, que llegaron hasta el Vaticano para entrampar la re elección del actual rector.

“No es misterio que en la Dirección Superior de la Universidad tienen conflictos con el sector conservador”, dice un ex dirigente Feuc.

Y ante eso, el rector también movió sus piezas. Durante el 2014, el rector de la PUC se ha convertido en un referente a nivel nacional. Su defensa incansable de la Universidad Católica como pública, la importancia y relevancia que ha adquirido el G9 con él a la cabeza y el quiebre que hizo en el Cruch, su negativa a practicar el aborto en la Red de Salud UC incluso si la operación fuese legal, la negativa a entregar anticonceptivos, etc. Son varias las situaciones que han puesto a Ignacio Sánchez en primera página. Y siempre, defendiendo el rol histórico de la Universidad Católica. Algo que le ha valido duras críticas a la externa, cuestionándose cada vez más el supuesto rol público de una universidad.

Un profesor dice que para entender a Sánchez hay que entender a las lógicas con que opera UC. Que él las maneja mejor que nadie. La tesis que cobra fuerza al interior de la UC es que el rector envía señales al sector conservador, para mantenerlos tranquilos, o a Ezzati, para que demostrarle que es el indicado para seguir en la rectoría. “Es claro que Sánchez está en campaña”, dice una fuente de la PUC.

Lobby en el Vaticano

¿Quiénes son parte del grupo que puso a Sánchez contra la pared? Para muchos es, pese a todo, un sector minoritario. En primera línea aparece la Facultad de Derecho en todo su esplendor. Ahí están Gonzalo Rojas, conocido por sus incendiarias columnas en El Mercurio, el decano de la Facultad Roberto Guerrero y otros profesores conservadores. En el Consejo Superior no tienen presencia más allá de Guerrrero, aunque son cercanos a sus posturas Silvia Pellegrini, decana de Facultad de Comunicaciones, Francisco Rosende, ex decano de Economía y Mario Correa, secretario general de la Universidad. Son catalogados como los más “duros” entre quienes ostentan altos cargos en la universidad.

Y desde los funcionarios aparecen personas como Jaime Antúnez Aldunate, director de Humanitas, una revista que funciona al alero de la UC y busca “reflejar las preocupaciones y enseñanzas del Magisterio Pontificio”. Ahí aparecen varios de ellos, como miembros del comité editorial o consejo de consultores, entre otras importantes figuras del catolicismo conservador nacional e internacional: Juan de Dios Vial -ex rector-, Andrés Arteaga -ex vice canciller-, Raúl Hasbún, el cardenal Jorge Medina, el cardenal español Antonio Cañizares, el italiano Carlo Craffara, etc. Muchos están íntimamente ligados a la Santa Sede. Incluso aparece como consultor el ex embajador de Chile en el Vaticano durante la dictadura, Héctor Riesle.

A través de Humanitas dan a conocer algunas de sus posiciones. Por ejemplo, dos semanas después de que el Papa Francisco dijera que no era nadie para juzgar la homosexualidad -algo que ya había mencionado Sánchez a propósito de una polémica con un profesor de Derecho-, salió una edición especial de Humanitas sobre la “atención pastoral a personas homosexuales”. Ahí, se les trata como un “desorden objetivo”. “La revista Humanitas está albergada bajo la Universidad Católica y es extremadamente conservadora. Yo creo que no refleja lo que es la Iglesia católica chilena, ni siquiera la Iglesisa Católica universal. Refleja la parte más extrema de la iglesia. Y es bueno cuestionarlo”, opina el sacerdote jesuita Antonio Delfau.

Al sector conservador de la universidad no le gustaba la posición de Sánchez en los temas valóricos tradicionales de la Iglesia, especialmente con la homosexualidad. En octubre de 2012, con la venia de Mario Correa, se desarrolló el polémico seminario en la PUC que buscaba curar a los homosexuales. Detrás de esto estaba el también profesor de Derecho Raúl Madrid, secretario general de los tiempos de Rosso y otro de los “duros” de Derecho. Fue un golpe a Sánchez. Desde la Dirección Superior no tenían idea del contenido del seminario hasta que empezó la campaña de rechazo mediante redes sociales en contra de la Universidad. Cercanos al rector reconocen que esto fue una jugada política para apretar a Sánchez en términos valóricos, para que saliera criticando la realización del foro y ponerlo en entredicho frente a la Iglesia. Si bien no criticó abiertamente el seminario ante la prensa, sí lo hizo en entrevista con El Puclítico, medio digital de alumnos de la UC. Y fue tajante: “Un Seminario de esta naturaleza no cuida el debido respeto a la dignidad de las personas, lo que en la UC debe ser una regla”.

Esa respuesta no cayó bien en los conservadores. La homosexualidad es un tema que no dejan pasar. Eso, más la entrega de títulos póstumos a detenidos desaparecidos -en la misma universidad de donde salieron los Chicago Boys y quienes diseñaron para Chile la implementación del modelo neoliberal- y el Ombudsman o “defensor universitario” rebalsaron la paciencia de este sector. Esta última figura fue altamente debatida en la casa de estudios. “Es imposible que todas las cosas le gusten a todos. Los cambios molestan, siempre. El rector encontraba que era una buena idea y así lo ha probado”, asegura la vicerrectora de Comunicaciones de la PUC Luz Márquez de la Plata. El problema del Ombudsman para los conservadores eran dos, según cuenta una fuente que siguió de cerca todo el proceso: reconocía la existencia de conflictos no resueltos en la comunidad universitaria y se inmiscuía directamente en la línea de trabajo del secretario general.

Y ante tanto conflicto, los conservadores actuaron. Entre los pasillos de la PUC se conversaba sobre el lobby que habrían hecho directamente en el Vaticano para evitar la re elección de Sánchez este año. Redes -especialmente las hechas a través de Humanitas- no les faltan. Según cuentan fuentes de la Iglesia, la forma de llegar al Vaticano es a través de cartas. Dependiendo del nivel de influencia que se tiene es qué tan alto llegan. En la carta de los conservadores, enviada en 2013, principal acusado era el rector Ignacio Sánchez, por su tibia posición frente a la homosexualidad. Y de paso, criticaban la labor del vice gran Canciller Cristian Roncagliolo.

Y esa carta -que era bastante extensa según cuenta una fuente ligada a la situación- llegó alto en el Vaticano. Tan alto, que Ezzati y Sánchez tuvieron que contra golpear. El tema se trató dentro del Consejo Superior. En las actas de dicha instancia, existen pistas que reflejan en parte la situación. Sin embargo, el Consejo Superior, que opera con la lógica de que no existan disensos (a la hora de votar, quien no aprueba aparece oficialmente como que se abstiene, pues no existe la opción de estar en contra), traspasa dicha forma de trabajar a sus documentos oficiales. Las actas suelen ser resúmenes de lo conversado y lo acordado, no de lo discutido.

En febrero de este año, el Gran Canciller de la UC Ricardo Ezzati fue nombrado Cardenal por el papa Francisco. A su vuelta de la Santa Sede, participó de un Consejo Superior el viernes 8 de marzo de 2014. Si bien el documento oficial –disponible acá– de ese día solo señala que Ezzati se refirió a temas generales, al final de la sesión dos profesores tomaron la palabra: Querían que se aclarara la intervención del Arzobispo: “Solicitan comentar lo señalado por Monseñor Ezzati en cuanto a las palabras que el Cardenal Müller habría referido respecto a nuestra Universidad. El señor Rector informa que viaja a Roma en los próximos días, ocasión en que se reunirá con el Cardenal Müller y que a su regreso podrá informar con mayores antecedentes”.

El Cardenal al que se refieren no es otro que el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Monseñor Gerhard Ludwig Müller. Es uno de los “duros” dentro de la Curia según comentan en la Iglesia, de los hombres de confianza del papa emérito Joseph Ratzinger. A Ezzati no le habría gustado lo que escuchó de Müller. Criticó duramente que sectores de la universidad acudieran al Vaticano sin pasar por él. Y de paso, le dio un espaldarazo de apoyo a Sánchez.

Cuando el rector volvió de Roma, hubo una nueva sesión del Consejo Superior el 28 de marzo, en el que contó de su viaje al Vaticano y su conversación con Müller. El acta oficial dice que tuvo que aclarar “algunos hechos vinculados a nuestra Universidad y que le habían sido erradamente informados”. Otra acta -no oficial- dice que la conversación con Müller fue sobre ciertas situaciones de la Universidad que han motivado “acusaciones de manera directa desde Santiago”. También señaló lo inconveniente que son para Ezzati y la Iglesia local este tipo de situaciones.

Desde el círculo íntimo de Sánchez reconocen el contacto con el Vaticano de parte del grupo conservador, aunque las catalogan como intentos fallidos, principalmente por los cambios que ha impulsado el papa Francisco contra los más conservadores dentro de la Curia. “El rector les contó como era de verdad la universidad”, dicen.

El Dínamo se contactó con los profesores del sector conservador de la universidad, pero ninguno quiso responder. Solo Gonzalo Rojas se excusó diciendo que hace años está “muy desvinculado de la vida de gestión de la Universidad. Sólo participo de instancias internas de mi Facultad; sé y entiendo muy poco de lo que pasa en la Universidad en general”.

Agenda 2014

Sánchez sabía que el episodio con los conservadores pudo haber complicado sus aspiraciones de un segundo período en la rectoría. Por eso, para muchos, el rector está en campaña para su re elección. Y el cambio de gobierno, con una reforma educacional que pone en entredicho los aportes financieros del Estado para la UC, era una oportunidad para mostrarse.

Este año, como no lo había hecho en años anteriores, Sánchez golpeó la mesa, en diversas ocasiones. En el Cruch, con el rol público de la UC, el aborto, las píldoras anticonceptivas. Sánchez se convirtió en un referente de la política nacional. Y para muchos, uno de los principales opositores a la reforma del gobierno. “Ha tenido que salir a los medios porque el hecho de que se considere o no pública a la Universidad es fundamental. Nosotros lo creemos, pero si la nueva política le retira fondos a la Universidad, significa un riesgo serio de sobre vivencia y una posibilidad grande de elitización, porque uno va a tener que concentrarse en el arancel y volvemos para atrás en todo lo que hemos trabajado para que ingrese gente independiente de su nivel socioeconómico”, reconoce Luz Márquez de la Plata.

“La agenda de Sánchez ha sido mas papista que el Papa. El mismo papa Francisco ha dicho que han habido cierta obsesión por ciertos temas a nivel de Iglesia (…) Es muy fácil repetir principios, para congraciarse quizás con las autoridades más altas. Pero lo que es difícil es aplicar los grandes principios católicos a realidad concreta y problemas reales de la sociedad chilena. Eso requiere más trabajo que una mera declaración por los medios”, acusa el jesuita Antonio Delfau.

Pero Sánchez es querido dentro de la PUC. Dentro de los profesores es bien evaluado, como “el único rector que da la cara”. “Sánchez plantea su postura, la que ha tenido siempre. La pastilla en los consultorios siempre ha sido así, desde cuando cuando fue director y después decano de medicina. No hay un Sánchez mutante, hay uno que navega en aguas complejas y que en el fondo está tratando de tener un proyecto de universidad con apertura, que se parece a la universidad del primer mundo. Pero no es tampoco la universidad de la reforma”, afirma un profesor.

“Ha tenido un viraje hacia ese sector conservador, aprovechado por la coyuntura que impulsa la reforma, que es amenazante para la universidad. En vistas a la reelección, él conversa con ellos”, señala otro académico de la PUC. Pese a la adhesión que genera, dentro de los sectores más progresistas no todos ven con buenos ojos su actuar durante el presente año.

“En la práctica, Sánchez refleja el proyecto histórico de la PUC. Su discurso puede aparecer bastante abierto, pero en la práctica la universidad no tiene ninguna trascendencia en la sociedad global. Lo que hace es generar proyectos y profesionales para los grupos económicos”, dice Luis Aguilar, director del Colectivo Memoria UC.

“No es una elección, sino más bien una designación”, dice una fuente de la universidad respecto del proceso para llegar al nombre del nuevo rector. Si bien se posiciona también el nombre de Roberto Guerrero, su juventud y la amplia adhesión a Sánchez le juegan en contra.

Es el actual rector quien corre de favorito, especialmente por cómo ha jugado sus cartas durante el año en relación al proyecto histórico de la PUC.

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