En catástrofes naturales como la ocurrida con los aluviones en el norte, o la erupción del volcán Calbuco en el sur, los animales suelen ser víctimas olvidadas ante las pérdidas humanas. Ello no significa que no sufran o no pasen hambre o frío.
En su camino a la localidad de Ensenada, afectada por las cenizas y el material piroclástico arrojado por el Calbuco, personal del regimiento Sangra de Puerto Montt se encontraron con un perro abandonado, al que rápidamente adoptaron, dándole el nombre de Ceniza. El can no tardó en retribuir el cariño a los uniformados, que le dieron comida y agua.
