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21 de Marzo de 2023

¿Qué es la transición justa y cómo se vislumbra en Chile?

Con la creación del Comité de Transición Socioecológica Justa, en 2022, y el trabajo que se realizará este año en torno a la elaboración de una estrategia en esta línea, se van dando importantes pasos para que el país vaya construyendo un desarrollo sostenible que vele por el bienestar del medio ambiente y también de las personas.

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Transición justa Este concepto apunta a avanzar hacia una sociedad en que las actividades económicas sean innovadoras y sustentables. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Más de alguna vez hemos escuchado acerca de la importancia de una ‘‘transición justa’’, ya sea de una ‘‘transición socioecológica justa’’ o bien de una ‘‘transición socialmente justa’’, entre otras versiones. Y es que, durante los últimos años, este concepto se ha incluido en diversos discursos y proyectos, tanto del ámbito público como del privado.

Pero realmente ¿qué es una transición justa y cuál es su bajada a nivel nacional? Desde el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) explicaron a EL DÍNAMO que, en Chile, donde se habla principalmente de una ‘’transición socioecológica justa’’, este término se usa ‘‘para referirnos a un necesario proceso participativo de cambio, desde una sociedad que desarrolla actividades económicas sin la adecuada preocupación por sus impactos en el medio ambiente y las comunidades locales, hacia una sociedad en que las actividades económicas impulsadas son innovadoras y sustentables’’.

En esa misma línea, desde la cartera resaltaron que dicho proceso ‘‘tiene como ejes principales, asegurar el trabajo decente, la igualdad de género y la justicia social y ambiental’’.

Avances a nivel nacional

Cuando pensamos en una transición justa, lo primero que a muchos se les viene a la cabeza es su relación con el plano medioambiental. Y es que desde que se comenzó a escuchar este término, allá por los años 70’, se asoció a la necesidad de efectuar transformaciones en esta materia, pero siempre en equilibrio: donde las mejoras ambientales no implicaran impactos negativos para los trabajadores y sus familias. En otras palabras, si una empresa contaminante debía cerrar en pos del medio ambiente y la salud de las personas, se debían contemplar nuevas fuentes laborales para aquellos trabajadores.

Así, poco a poco, este término se fue haciendo más familiar y se fue instaurando en el escenario mundial, y más aún tras tomarse conciencia acerca de la urgencia de reducir las emisiones y de hacer frente al cambio climático. De hecho, el famoso Acuerdo de París establece que hay que avanzar en la disminución de emisiones y en un desarrollo atingente a dichos desafíos, considerando “los imperativos de una transición justa de la mano de obra y la creación de trabajo decente y empleos de calidad de acuerdo con las prioridades de desarrollo definidas a nivel nacional”. Incluso, en el marco de la COP27, se definió un programa de trabajo sobre la “transición justa”.

Pero ¿qué está pasando en la escena local? Primero, hay que destacar que se creó un un Comité de Transición Socioecológica Justa. Se trata de una instancia en la que participan los ministros y ministras de los ministerios de Medio Ambiente, Economía, Trabajo, Salud, Educación, Mujer y Equidad de Género, Desarrollo Social, Minería y Energía. ‘‘Este comité tiene como rol principal generar una coordinación permanente en el Estado y transversalizar la urgencia de la transición socioecológica justa’’, afirmaron desde la cartera de Medio Ambiente.

‘’Desde este comité, surgió como criterio de inicio partir con los procesos de los territorios que se han visto particularmente afectados por la contaminación de termoeléctricas a carbón. Para ello, se trabaja en reforzar las gobernanzas ya existentes en Concón, Quintero y Puchuncaví, Huasco y Coronel (los Consejos para la Recuperación Ambiental y Social o CRAS) y crear gobernanzas locales de transición socioecológica justa en aquellos territorios en que no existen (Tocopilla y Mejillones)’’, agregaron desde el MMA.

Además, con miras a apoyar los procesos de transición socioecológica justa en general y orientar a todos los involucrados, durante el presente año se estará trabajando -de la mano de un proceso participativo- en el desarrollo de una Estrategia de Transición Socioecológica Justa.

De esta manera, la transición justa está pasando de ser un concepto a una realidad en Chile, una que también involucra al sector privado, desde donde se han levantado diferentes iniciativas que apuntan, precisamente, a avanzar hacia un desarrollo sostenible. Ejemplo de ello, fue el simbólico cese de operaciones -el 31 de diciembre de 2020- de la central termoeléctrica de Enel ‘’Bocamina I’’ (Coronel), que se enmarca en el plan de descarbonización de la matriz eléctrica del país, pero que también contempló un programa de reconversión y relocalización laboral de los trabajadores. Además, a casi dos años de aquel hito; en septiembre de 2022, Enel dejó de operar su última unidad a carbón en territorio nacional y, con ello, se posicionó como la primera compañía de energía en Chile en abandonar el uso del carbón para la generación eléctrica.

Asimismo, en la industria minera, Anglo American ha liderado diversos proyectos en esta línea, entre los que se encuentra el desarrollo de un ambicioso plan en cuanto a la gestión y uso del agua, que se traduce en un cambio radical en la manera de operar y que, entre otras cosas, considera que -a partir de 2025- Los Bronces cubrirá el 45% de su requerimiento hídrico con agua desalinizada. Pero no solo eso, pues también esta iniciativa aportará agua desalinizada a localidades de Colina y Til Til.

“En un escenario de escasez hídrica como en el que estamos actualmente, la prioridad la tiene el consumo humano y todos los actores debemos hacer los esfuerzos necesarios para que las personas cuenten con el agua que necesitan. Este proyecto hídrico integrado, además de abastecer las necesidades de agua de Los Bronces, generará un valor social muy relevante para el país”, destacaba a fines de 2022 el presidente ejecutivo de Anglo American en Chile, Patricio Hidalgo.

Otro caso es el de Aguas Andinas, compañía que ha destinado cerca de US$300 millones en soluciones orientadas a enfrentar el cambio climático y que ha manifestado la urgente necesidad de hacer un cambio profundo en la forma en cómo nos relacionamos con el agua. Bajo esa consigna, por ejemplo, Aguas Andinas ha destacado en varias ocasiones la implementación de un nuevo modelo de empresa sostenible, enfocada en la mitigación de riesgos, captura de eficiencias, priorización de inversiones e incorporación de tecnología, apoyado en una nueva cultura organizativa.

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