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Guillermo Larraín, economista: “No voy a anular mi voto”

Aunque el académico y ex-superintendente de pensiones (20023-2006) hace el disclaimer de que no quiere volcarse a la discusión política, es inevitable que la conversación analice el devenir político. Habla de un círculo vicioso de la economía de hace una década.

El economista Guillermo Larraín ha estado históricamente ligado a la DC. Académico de la Universidad de Chile divide su agenda entre clases en Chile y Francia y en asesorías privadas. Desde esa posición observa la economía actual y también la política.

Aunque el académico y ex-superintendente de pensiones (20023-2006) hace el disclaimer de que no quiere volcarse a la discusión política, es inevitable que la conversación analice el devenir político. Habla de un círculo vicioso de la economía de hace una década.

¿La receta para crecer? Una política creíble en la que cada eventual presidente/a deberá asumir costos políticos. Eso sumado a una mirada que le de impulso a las empresas medianas y aire a los diversos sectores productivos para volver a invertir.

– ¿Cómo se le da forma a las propuestas para retomar el crecimiento económico?

– Creo que el gobierno ha hecho cosas valiosas. Las que tiene que ver con la permisología o la racionalización de la regulación. Pero hay mejoras que se pueden hacer en varios aspectos como en libre competencia o en cómo hacer que el mayor ahorro previsional irrigue la economía de mejor forma.

Tenemos el ejemplo de lo que hizo Puente con propuestas concretas. Yo mismo he planteado el tener una meta de crecimiento. Entonces ahora lo que tiene que haber es un gobierno que ponga todo en contexto y que sea creíble.

– ¿Cómo se pueden pasar de promesas a planes concretos pro crecimiento?

– El gobierno que vaya a tomar las riendas del país a partir de marzo, tiene que ser un gobierno que entienda que hay visiones bien diversas de las necesidades del país. Que hay algunas cosas que son muy dominantes y hacerse cargo de esas cuestiones de forma seria. Las agendas unidimensionales no sirven. El próximo gobierno debe promover el crecimiento pero a la par satisfacer las necesidades de la población.

– ¿Qué tan importante el carácter de quien gobierne?

– Nunca da lo mismo. Creo que hay personas que están en mejor o en peores condiciones de armar esos paquetes que sean simultáneamente creíbles y técnicamente bien afiatados. Que tengan la capacidad de dar soluciones efectivas y que la gente les crea. Vamos a ver quiénes llegan a la recta final y que son capaces de proponer cosas que vayan en ese sentido.

– ¿Y qué propuesta le hace más eco?

– Es que todavía no hay programas. Pero tomé una decisión en el plano personal, de que yo no voy a anular mi voto, como sí lo han dicho algunas otras personas.

– Lo ven como una salida electoral.

– Válidamente es una opción, pero cuando los países enfrentan dilemas tan complicados y teniendo tantas opciones, creo que es aventurado anunciar la anulación del voto. Yo creo que más bien hay que esperar a que se manifiesten los programas y no obstante que hay algunos que más o menos uno puede descartar , hay otros que puede mirar con interés. Espero que esos programas maduren, que esas estrategias se manifiesten, que los candidatos maduren.

– ¿Qué es mandatorio en los temas de fondo?

– Lo que urge hoy día es que quien vaya a ganar venga con una agenda de desarrollo económico inclusivo, pero que tenga la capacidad de movilizar recursos, no solo de los grandes empresarios, sino que también de la pequeña empresa. A la par debe generar convencimiento en la población, entre los trabajadores, entre las comunidades de que es un programa que va a servir para sacar al Chile del estancamiento en el cual llevamos ya casi más de 10 años.

– ¿Qué le parece la propuesta de Matthei de bajar impuestos a las empresas?

– La agenda más equilibrada tiene que recordar que Chile es un país muy desigual y que, por lo tanto, una política pro crecimiento que no considere eso corre el riesgo de no ser creíble en el ámbito social. Una cosa es que venga un candidato y haga una política no creíble para los empresarios y otra es que yo haga una política poco creíble en el ámbito social.

– ¿Son poco creíbles estas propuestas o la de Jeanette Jara de un salario vital?

– El riesgo que tiene Jeanette Jara es que haga una política en la que diga yo soy pro crecimiento, pero quiero subir el salario vital a 750 mil pesos, porque eso no es creíble para los empresarios, es contradictorio. O que Evelyn Matei diga yo hago una política pro crecimiento consistente en que voy a bajar el impuesto a las empresas y eso tampoco es creíble desde el punto de vista social, para un grupo de la población que siente que eso es un favor dado a un sector cercano a ella. Entonces, las dos cosas son inconsistentes. Las dos cosas no cumplen con este criterio de buscar políticas que más estructuralmente resuelvan el problema del estancamiento.

Inyección de capital al mercado

– Ha planteado que la reforma de pensiones es una oportunidad para irrigar capital a la economía ¿Cómo?

– Estos fondos generacionales van a permitir, de alguna forma, que los horizontes de inversión crezcan y acceder a inversiones de plazos más largo dentro y fuera de Chile. Entonces tenemos que generar instrumentos en el mercado local para que las inversiones chilenas sean muy competitivas comparadas con las del resto del mundo.

– ¿Cómo se puede apoyar esa inyección de capital?

– Es una mezcla de regulación de la CMF y regulación de la superintendencia de pensiones. La bolsa de valores acá puede jugar un rol muy importante. Un tema que he analizado es que puede haber un segmento de acceso a capital de empresas medianas con Scale X. Hay un segmento intermedio que son muchas empresas y que necesitamos que las empresas tengan la capacidad de entrar al mercado.

– ¿En qué se traduce eso para el país?

– Cuando miras las cifras de la tasa de inversión privada y le quitas la inversión en minería y la inversión del gobierno, la tasa está cayendo desde hace 10 años. Cuando no hay inversión privada, hay menos creación de empleo, hay menos productividad y todo se vuelve negro.

– Usted habla de un círculo vicioso en esta materia.

– Estamos metidos en un círculo vicioso del cual hay que salir. Quiero insistir en ese concepto. Y el rol del gobierno es romperlo. Si llegara a ganar Matthei tiene que hacer una propuesta creíble para el mundo social y si gana Jara, para el mundo privado y ahí cada candidato tiene que ver qué renuncias hace y que costos internos tiene eso.

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