El relator deportivo Ernesto Díaz Correa relató con detalles la violenta encerrona que sufrió la noche del domingo en San Bernardo cuando iba a buscar a su hijo al cruce Colón.
“Estamos bien, gracias a Dios. Salimos de esta. Fue una encerrona terrible, yo jamás había imaginado cómo eran, realmente son muy angustiantes. Son 45 segundos, un minuto, y te llevan tu auto”, señaló de entrada a Radio Cooperativa.
Al referirse al hecho del que fue víctima, el comunicador contó que los antisociales “me encerraron, colocaron el auto delante del mío y abrieron de inmediato las dos puertas. Yo (estaba) forcejeando con uno, y la pistola apuntándome en la sien; y el otro tratando de sacarme del asiento para subirse y echar a andar el auto“.
“Después traté de abrir la puerta trasera y subir. Ahí me colocan la pistola a la altura del abdomen y me fui“, añadió.
Para Ernesto Díaz Correa los gritos de su hijo, que escuchó en medio de la encerrona, fueron clave. “Cuando lo escuché, razoné y me di cuenta, porque en el momento no te das cuenta de lo que estás viviendo con la adrenalina. En segundos hay de todo: pistola, golpes, garabatos, te llevan el auto, y no piensas; actúas, y de mala forma, porque tienes que entregar y chao”.
El locutor reconoció que “pensé que me podían disparar. Fue traumático, fue terrible, angustiante. Lo más importante es que estamos bien“.
“Del impacto no pude dormir en toda la noche y no me puedo sacar el momento. Me taparon a garabatos pidiéndome las llaves y el celular, y con pistola en mano. Era una película y después me di cuenta que era real. Gracias a Dios no tengo ningún impacto de bala ni me pegaron, un forcejeo nomás en la locura del momento de no entregar tan fácil lo que te costó tanto”, afirmó.
Sobre los delincuentes, Díaz Correa aseguró que eran “cabros chicos, jóvenes, no son viejos avezados. Nacionalidad, yo creo que eran chilenos. Eran jóvenes, muy arriesgados, andaban voladísimos y muy desesperados, angustiados. Era todo rápido. Andaban con capucha y se les veían solo los ojos; eran cabros chicos que los mandan (a robar)”.