Jorge Iván Ugalde y su esposa Trinidad Cruz-Coke, dos de los cuatro imputados por el crimen del fotógrafo Eduardo Cruz-Coke y sus dos hijos en La Reina, sometieron a uno de sus sobrinos a agresiones verbales y un trato cruel, según lo revelado por Jaime Grellet, hermano de la madre de los menores de edad.
De acuerdo con lo manifestado por el tío materno de los jóvenes de 17 años, hace años uno de ellos lo llamó para contarle el comportamiento ofensivo que habían tenido sus tíos con él.
Fue el mismo Jaime Grellet quien le avisó a su hermana, Carolina Grellet, que sus hijos y su ex marido habían sido encontrados muertos en su casa de La Reina.
En su declaración, la mujer contó que ella estaba en Bariloche, Argentina, cuando supo lo ocurrido. “A eso de las 21:00 horas aproximadamente, comencé a llamar a Eduardo y a mis hijos, pero ninguno me contestó, razón por la cual llamé a mi hermano Jaime, que vive conmigo, y ahí él me comunicó que mis hijos y Eduardo estaban fallecidos“, declaró la madre de los adolescentes.
Las agresiones de Ugalde y su esposa contra los niños en La Reina
Además, en su testimonio, la ex esposa de Eduardo Cruz-Coke aseguró que “Trinidad e Iván siempre fueron muy déspotas y crueles con mis hijos“.
Por su parte, su hermano Jaime les contó a los investigadores que “hace unos 5-6 años atrás, aproximadamente, recibí un llamado de parte de mi sobrino, quien llorando me contó que Trinidad y su pareja Jorge lo habían tratado mal“.
Detalló que el niño le dijo que ambos se habían burlado de él “con garabatos, tratándolo, incluso, de cabro weón, según las mismas palabras que utilizó mi sobrino“.
Estos relatos se suma el hecho de que, según planteó Carolina Grellet, después del envenenamiento que sufrió Eduardo Cruz-Coke en noviembre de 2024, “yo por un tiempo le prohibí a Eduardo llevar a mis hijos hasta su casa, por miedo de que les pasara algo“.
Contó además que “Eduardo me llamó por teléfono diciéndome: Carola, la Trinidad me trató de matar, me envenenó, por favor, ven a ayudarme. Su voz era somnolienta y su estado de conciencia un poco alterado. Fue como un llamado de auxilio. En esa ocasión estaba con los niños en su casa de La Cañada. Le pregunté por ellos y me dijo que ellos estaban bien“.