Operación Apocalipsis se denominó el masivo operativo que se llevó a cabo durante la madrugada en nueve cárceles del país, entre las que se encuentran Santiago 1 y la de San Joaquín.
El objetivo era desbaratar una red de corrupción que existía en Gendarmería y que operaba en estos recintos penitenciarios.
Así se logró a detener a un total de 66 personas, de las cuales 44 son funcionarios uniformados. De estos últimos, 40 tenían orden de detención vigente y otros cuatro fueron sorprendidos cometiendo delitos flagrantes en Santiago 1.
El fiscal regional Occidente, Marcos Pastén, señaló en un punto de prensa que “en dos centros penitenciarios de la RM, Santiago 1 y el CPF de San Joaquín, funcionarios de Gendarmería coludidos con particulares realizaban actos destinados al ingresar productos prohibidos al interior de los establecimientos y además adoptaban decisiones que permitían el ingreso de personas, que de no haber mediado estos actos de corrupción, no podrían haber ingresado al recinto penitenciario, especialmente a Santiago 1″.
Con respecto a la Operación Apocalipsis, el persecutor detalló que “desde la madrugada se desarrollaron diversos operativos en los establecimientos que acabo de señalar y en otros siete a nivel nacional que determinaron la detención de 66 personas, de los cuales 44 corresponden a funcionarios de Gendarmería”.
Junto con eso, congelaron 183 cuentas bancarias de personas ligadas al caso, incautaron nueve propiedades y 16 vehículos, además de $50 millones en efectivo.
El director de la PDI, Eduardo Cerna, destacó que el flujo de dinero en las cuentas de los imputados superó los $6.300 millones. De ello $3.150 millones provendrían de los cohechos y sobornos a los internos.