En la Democracia Cristiana (DC) saben que el desenlace de la Junta Nacional convocada para este sábado 26 puede definir el futuro de la colectividad, no sólo en el corto plazo, sino también en vistas al objetivo de la supervivencia del partido.
Los consejeros están citados, de manera telemática, a las 10 AM y, por lo que se comenta, no hay hora de término. Algunos de los asistentes, de hecho, prevén que la instancia se puede extender incluso hasta la noche del sábado. ¿La razón? El profundo quiebre y la lejanía de las posturas que preceden a la junta.
El único punto a discutir es la definición presidencial que tomará el partido. Sobre la mesa hay tres opciones: apoyar a Jeannette Jara (PC), abanderada de la alianza progresista Unidad por Chile, levantar una candidatura propia de centro —puede ser o no un militante de la falange—, o dar libertad de acción a los militantes.
Esta última opción tiene una salvedad; la prohibición de apoyar y hacer campaña por Evelyn Matthei, candidata de Chile Vamos.
El dilema de la DC previo a la junta nacional
Cada una de las opciones representa un dilema en sí mismo para los militantes de la falange.
Si se impone la posición impulsada por figuras como Eric Aedo, vicepresidente de la Cámara, la senadora Yasna Provoste o la secretaria general, Alejandra Krauss, el efecto inmediato sería una masiva renuncia de militantes que no están dispuestos a apoyar una candidata con domicilio político en el Partido Comunista.
Como efecto inmediato, el partido quedaría descabezado en caso de que la junta proclame a Jara como candidata propia. Esto, ya que Alberto Undurraga, timonel del partido, adelantó que en ese escenario, presentará su renuncia inmediata a la dirección del partido. “Es lo que le corresponde a un presidente cuando tiene una postura que no es apoyada por sus bases”, declaró a principios de esta semana.
El segundo camino, el propio, conduciría a la falange a la extinción, según han advertido personeros como Aedo o Francisco Huenchumilla. El llevar una candidatura propia —se habla de Marcelo Trivelli o Jaime Hales— le cerraría las puertas a la DC para integrar la lista única del oficialismo. Ese escenario, el de competir en una lista en solitario, podría conllevar a no lograr sobrepasar el umbral de votos que establece el Servel para mantener la vigencia legal del partido.
“En solitario, la DC no tiene mucho futuro (…) De hecho, se estima que en solitario podríamos obtener de entre 0 y 2 diputados resultado con el que legalmente dejamos de existir. Yo no tengo la decisión de dejar o que la DC deje de existir”, advirtió Aedo en la antesala de la junta nacional.
Algo similar pasa con la libertad de acción. Si esta fuera la determinación de la junta nacional, hay voces en el oficialismo, incluso desde las directivas de los partidos, que cuestionan la pertinencia de incluir a la colectividad en el pacto.
La esperanza sería que, en atención a que hay varias figuras de la DC que están dispuestas a hacer campaña por Jara, la alianza de Gobierno ceda y de espacio a la falange en la lista parlamentaria.
Sin embargo, al interior del partido resisten esta posibilidad dado que significaría “quitarle la autonomía política” a la DC.
El quiebre interno
La discusión interna en relación a las diversas posturas que conviven en el partido ha estado lejos de ser amistosa. Mensajes, cartas y recados por los medios han tensionado el ambiente de la falange.
Quienes han asumido un inusitado liderazgo en la discusión interna han sido los ex presidentes de la DC, quienes esta semana emitieron una carta rechazando la opción de respaldar a Jara haciendo un llamado a levantar una candidatura propia, pese a las consecuencias que eso supone.
Pero el tono de los ex presidentes también ha estado marcado por la confrontación. El ex timonel Juan Carlos Latorre, por ejemplo, escribió un duro mensaje al senador Huenchumilla cuando a principios de mes se abrió a la posibilidad de apoyar a Jara.
“Senador Huenchumilla, que manera de traicionar tus ideales… Debieras por mínima consecuencia renunciar al PDC antes de seguir colaborando a su destrucción definitiva”, fue el mensaje que le escribió a Huenchumilla en un grupo de destacados militantes.
La tensión interna no sólo se ha reducido a emplazamiento entre militantes —o a la disputa entre Aedo y Undurraga para concitar sendos respaldos a sus posturas previo a la junta—, también se ha expresado en la preocupación por una nueva fuga de militantes.
Esa preocupación tiene su respaldo en las más de 750 renuncias que registró la DC en el mes de junio, número que representa un incremento de diez veces en proporcionalidad a las renuncias que se dan normalmente en un mes.
La cifra fue transparentada por Undurraga en el consejo nacional de la semana pasada, y generó preocupación debido a que la razón que podría estar detrás, a juicio de algunos militantes, es la participación indirecta de la DC en la primaria del oficialismo.
Si la tienda se hace parte activa de la campaña de Jara, advierten desde facciones de la DC, la renuncia de militantes sería de las proporciones de lo que se vivió en 2022 tras el primer proceso constitucional.
