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José Miguel Insulza irá por un cupo en el Senado por Valparaíso: “Hasta ahora no he dado muestras de debilidad”

En entrevista con EL DÍNAMO, el histórico dirigente socialista aborda su decisión de cambiar de región para buscar la reelección, analiza las posibilidades del oficialismo en las parlamentarias y desmenuza la campaña de Jeannette Jara hacia La Moneda.

Hay pocos rincones del Estado por los que José Miguel Insulza no haya pasado.

A sus 82 años, el dirigente socialista ha ostentado los siguientes cargos: ministro del Interior, ministro de la Secretaría General de la Presidencia, ministro de Relaciones Exteriores y senador; y en el plano internacional fungió como agente ante la demanda marítima de Bolivia contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya y antes, como secretario general de la OEA.

Y aunque hace unos meses tenía pensado que al terminar su actual periodo como senador por Arica iba a retirarse de la política, finalmente se convenció de una nueva aventura electoral: competir por un escaño en la Cámara Alta por la Región de Valparaíso

La quinta región es, precisamente, la que asoma como la más competitiva de esta parlamentaria; es la que tiene más electores, los partidos llevan a sus candidatos más fuertes y los cinco escaños que da la circunscripción están disponibles puesto que ningún senador en ejercicio va a la reelección.

Sobre su nueva incursión, Insulza asegura en conversación con EL DÍNAMO que la edad no es tema. Aunque reconoce que “naturalmente hay temas de edad que existen”, es enfático en advertir que “como senador hasta ahora no he dado muchas muestras de debilidad” y tampoco se ve exhibiéndolas en el futuro.  

—¿Cómo se llega a esta determinación entre usted y el partido de competir por un cupo en el Senado por Valparaíso y no por Arica, su actual circunscripción?

—Lo primero que hay que decir es que había una necesidad de (llevar) un candidato a senador por Valparaíso. Es la región más importante que se elige en esta ocasión, la más grande, y los cinco senadores que están hoy día incumbentes han quedado fuera. Isabel Allende ya no está, Francisco Chahuán y Ricardo Lagos Weber también quedaron afuera por haber cumplido dos períodos. Juan Ignacio Latorre quedó fuera porque su partido decidió que compitiera como diputado y no vuelve a postular.

Entonces el primer atractivo es que es una elección completamente nueva, no hay ningún candidato que vaya a participar de nuevo. 

—¿Y la decisión de no ir por Arica por dónde pasa?

Arica va a tener muchas sorpresas, va a haber tres posibles competidores: uno del sector nuestro, otro de Chile Vamos y otro de los republicanos. Como son solo dos senadores, algún sector va a quedar fuera.

La plaza de Arica está bien cubierta con la candidatura de Vlado Mirosevic. Por lo tanto no veía como indispensable que yo estuviera ahí. Más bien iba a ser una competencia entre nosotros dos.

—¿Entonces ve que Mirosevic tenía más posibilidades que usted en Arica?

—El Partido Liberal es prácticamente un partido regional, porque en realidad en el resto del país tiene poca votación. Si bien esperamos que llegue un candidato por Valparaíso también, realmente su gran peso, la gran parte de su votación está en la Región de Arica y Parinacota, por lo tanto ellos tienen una buena oportunidad.

—Pero de alguna forma tiene relación con que usted quizás no se veía con tantas posibilidades en Arica y más en Valparaíso.

—Mire, cuando fui a Arica por primera vez hace 8 años, no tenía ni un voto. En las encuestas inicialmente marcaba cero y por lo tanto ese no es mi problema. No fue un motivo de consideración.

—Usted menciona que había una falta de candidatos del PS, pero hace un mes el Comité Central proclamó a Tomás de Rementería. ¿Qué pasó con esa decisión?

—Tomás quiere postular por la Cámara, pero fue claro que su reemplazo a Isabel Allende había sido temporal, que no tenía interés en llegar al Senado. Supongo que también tendrá algunas razones familiares.

—Usted menciona a Isabel Allende, que fue quien le dio el cupo a Tomás en Valparaíso. ¿Usted o el partido habló con ella para saber su opinión sobre quien debía competir en la zona?

—No lo sé. Yo le confieso que no tengo esa información. No estuve a cargo de la negociación y por lo tanto no he hablado, pero ahora que estoy nominado, lo primero que voy a hacer es hablar con ella.

—En el oficialismo y también en la oposición se ha cuestionado que candidatos se muevan de región. Pasa con Cariola o con Carter, por ejemplo. ¿Cómo toma esas críticas que se hacen al llamado turismo electoral?

—La Constitución llama a los senadores “senadores nacionales”, y no les exige residencia en la región por la cual van a postular. Sin perjuicio de eso, debo decir que tengo una residencia hace bastante tiempo en Valparaíso, al lado de Maitencillo. Mi dirección es conocida, así que no soy alguien que vino de otra región.

En segundo lugar, los senadores son senadores nacionales y eso es bueno. Eso me permitirá seguir incluso ayudando en todo lo que pueda con los problemas que tiene mi región actual. No creo que sea una crítica válida. Hay quienes la hacen, tendrán sus razones, tomarán sus decisiones, pero no me parece una crítica válida.

—¿Cómo ve las posibilidades del oficialismo en Valparaíso? ¿Cree que se puede lograr el 3-2?

—Creo que tenemos una buena posibilidad de sacar tres. La vez anterior, un grupo importante del Frente Amplio formó una lista de seis candidatos y tuvieron votaciones muy parecidas entre los seis, consiguiendo dar la cifra repartidora.

La ventaja nuestra es que no está Francisco Chahuán, que es una máquina de sacar votos. Sacó 150.000 votos en la elección anterior y estuvo a punto no solo de doblar, sino de triplicar. 

Sin embargo, también hay desventajas: la aprobación del Gobierno no es lo que nosotros quisiéramos, hay una elección presidencial que es bastante cuesta arriba y hay que dedicarle mucho tiempo a eso, pero vamos a hacerlo. Creo que sí tenemos una buena posibilidad de sacar tres.

—¿La situación judicial de Karol Cariola puede generar un efecto adverso?

—Hace unos días en El Mercurio, un querido amigo que fue compañero mío de curso en la universidad, Patricio Valdés, ex presidente de la Corte Suprema, aclaró muy bien eso. No hay nivel alguno de impedimento para participar. Además, según él, los cargos no tienen muchas posibilidades de prosperar.

—Respecto a sus opciones personales, ¿cómo se ve usted en comparación con otras figuras como Cariola, Diego Ibáñez, y por la derecha Pepa Hoffmann o Arturo Squella?

—Es interesante, todos somos bastante conocidos, tenemos actividad política anterior y va a ser una competencia entretenida. Está también Carolina Marzán del PPD, que probablemente sea candidata y ha sido importante, es bastante conocida. Tenemos en este momento tres diputados, si no me equivoco, y estamos aspirando a tener cuatro. Estamos en condiciones de dar una buena pelea, pero la gracia es que son todos los votos para el sector.

—¿Qué factor juega el tema de la edad? Si es electo, terminaría el período con 90 años y la campaña obviamente es desgastante, una región bastante grande. ¿Se siente con fuerza?

—Como senador hasta ahora no he dado muestras de debilidad, entonces no creo que las vaya a dar. Naturalmente hay temas de edad que existen, pero somos todos ciudadanos iguales. No veo ninguna razón por qué un ciudadano de mi edad no pueda participar.

Podríamos aprender, por ejemplo, de Malasia, donde hubo hace poco un primer ministro de 91 años. Lo nombraron de nuevo porque quisieron, y después no le fue bien en sus funciones, entonces tuvo que salir, pero no fue porque tuviera 90 y tantos años. En nuestro país, hoy día para la gente que todavía está viviendo y coleando a esta edad, nuestra esperanza de vida llega cerca de los 90. Yo espero llegar a los 90 en muy buenas condiciones, y ahí sí le prometo que me voy a retirar (ríe).

—Usted también mencionaba la importancia de que distintas generaciones se encuentren en un espacio tan importante como el Senado.

—Creo que generacionalmente está bien. Es bueno que todas las generaciones participen en la política del país, no solamente los más jóvenes. Tiene que haber un recambio ciertamente, y lo hay. La mayor parte de los parlamentarios que están en el Senado y la Cámara actual no estaban la vez anterior, un número muy importante. Por lo tanto recambio tiene que haber, pero recambio no significa eliminación o exclusión.

—Sobre todo en el Senado, que tiene esta tendencia de elegir gente con más experiencia.

—El Senado tiene un límite inferior de edad de 40 años, si no me equivoco. Por algo se llama Senado, porque viene de la norma de tiempos antiguos en que los que ocupaban esos asientos eran los viejos. Eso ha cambiado hoy día, no se pone una edad límite demasiado alta. Si usted va al Senado un día cualquiera, va a ver que la edad es bastante promedio: hay gente mayor y gente de edad bastante temprana para ser senador.

Insulza: “Es una campaña cuesta arriba”

—¿Tiene posibilidades la alianza de vencer a la derecha? Todas las encuestas dan por perdedora a Jeannette Jara en segunda vuelta.

—La situación en el país es bastante volátil en todo sentido, porque hay y a veces los políticos no entendemos bien eso. Hay un tercio que se interesa por la política y a la cual todos le hablamos para tratar de conseguir sus votos. Hay también otro tercio que es la gente que, a pesar de no estar muy dedicada a la política, considera que es su obligación votar en las elecciones.

Pero hay otro porcentaje completamente incierto, menos de un tercio, 30 o 25%, que simplemente va a ir a votar porque lo estamos obligando a hacerlo ahora. Yo soy el único en el Senado que votó en contra de eso, así que quede muy claro, porque creo que entre las obligaciones del ciudadano está votar, pero tiene derecho a no votar también.

Esa gente, no tenemos idea de qué es lo que va a hacer. Las encuestas antes predecían mejor cuando dividían entre votantes hombres y mujeres. Hoy día votamos todos juntos, pero hay una cantidad de gente que va a ir a votar obligada, sobre todo cuando cree que no tiene recursos para pagar la multa, y eso va a jugar un papel muy importante.

—Pero sobre la candidata, ¿cómo ve que está el panorama actual?

—Evidentemente es una campaña cuesta arriba, pero hay una cosa que ya está asegurada, no sólo por nuestra situación sino también porque la oposición está muy dividida. Y eso que ya es seguro es que Jara va a pasar a segunda vuelta. 

Y ahí veremos, porque mucha gente dice que no votaría por personas de extrema izquierda, pero tampoco hay algunos que no votarían nunca por la extrema derecha.

Esta elección está bien compleja en ese sentido. Si usted mira las encuestas CEP y otras, en un continuo en que el 1 es el extremo izquierdo y el 10 el extremo derecho, el 5 y el 6 son como las dos terceras partes de cualquier muestra. La mayor parte del electorado nacional se ubica en el centro, y esta vez podríamos obligarlo a votar entre extremos.

—Se entiende por sus palabras que considera a Jara una candidata de extrema izquierda…

No creo que Jara sea extrema, ni mucho menos, pero se ha creado esa imagen sobre ella. Se trata de crear esa imagen para que elijan al candidato de derecha.

—¿Cree que esa imagen se puede revertir?

—Sí, se puede revertir si se sigue adelante con la campaña de Jara como está haciendo. Dice claramente que ella encabeza una coalición y que hay mucha gente de centroizquierda y de centro. Al mismo tiempo, si Matthei consigue volver a la pelea…

—Se ve difícil que eso pueda pasar.

—Para mí, sinceramente, habría sido mejor un candidato de centro-derecha y un candidato de centro-izquierda. Pero no se dio así, hay que respetar la democracia, y creo que el que conquiste el centro probablemente va a ser el que gane la elección.

—Pero eso es un dilema, porque se habla del centro pero los candidatos de centro tienen poca votación y la gente tampoco vota por proyectos de centro.

—La Democracia Cristiana tuvo por tercera vez consecutiva malos resultados y no tienen candidatos. Eso es bien dramático, porque somos un grupo bastante grande si usted mira la vida cotidiana del país. La Democracia Cristiana está en el centro propiamente tal. Ellos han tomado sus decisiones, se han dividido bastante por eso, pero van a venir muchos demócratacristianos a esta opción si la alternativa es la extrema derecha.

—¿Cree que hace falta de manera urgente el programa? Porque se han visto traspiés de Jara y de la gente del comando. 

—Creo que sí. Desgraciadamente, los programas salen bastante tarde aquí. Incluso hubo un tiempo en que recuerdo que en alguna elección algún jefe de partido dijo que no le importaba el programa. Pero la verdad es que es necesario. La gente tiene que tener certeza y la posibilidad de cobrar lo que le dijeron. Eso ocurre cuando uno hace programas de campaña que no se parecen mucho a lo que piensa hacer el gobierno.

—Una de las cosas del programa es si se va a incluir el sueldo vital o no. ¿Cree que sea una medida viable y políticamente rentable?

—Boric prometió también un salario mínimo determinado, si no me equivoco. Creo que estamos llegando cerca de él. Soy de los convencidos de que uno de los problemas fundamentales del crecimiento en este país es la distribución del ingreso, es un tema central. La forma en que está estructurada la distribución de la riqueza en este país es muy complicada.

No diré que estoy por prometer un salario fijo en el programa, pero tenemos que avanzar en el salario mínimo a mayor velocidad que el crecimiento del país, no cabe ninguna duda.

—¿Le gustó el comando? 

Habría preferido que hubiera algunos rostros que destaquen sobre los demás. De hecho, espero que con el tiempo vaya llegando más gente a ese comando. En general me parece bien. No son nombres de primera línea necesariamente, y lógicamente eso se da porque muchos de esos nombres están postulando a la elección parlamentaria, pero sí es un comando potente.

—¿La inclusión del PS lo deja conforme?

—Hay gente joven sobre todo, pero espero que se puedan incorporar algunos otros, también del PPD.

—Quizás hace falta gente de más experiencia, más tonelaje político, ¿o no?

—Es posible, pero lo que pasa es que muchos de ellos están en la campaña parlamentaria. Creo que eso se va a ir incorporando con los días. Aquí en el centro y la centroizquierda hay una actitud de titubeo que no quiere entender que ya estamos en esto.

Nosotros dijimos que íbamos a tener una primaria como la que tuvimos y vamos a fondo con lo que tenemos. En mi vida política de muchos años, nunca he dejado de apoyar al candidato al cual apoyaba mi partido. Para algunos debería ser una obligación, porque ellos quisieron tener una primaria y fueron a ella. Por ejemplo, la Democracia Cristiana. Se restó, pueden decir otras cosas porque no fueron a la primaria.

Pero socialistas, PPD, radicales, liberales y otros tienen un deber con la campaña y espero que la cumplan en el comando.

—Sobre esos deberes, algunos plantean que también son extensibles a los que participaron en la primaria. Me refiero a Carolina Tohá. 

—Carolina hizo un tremendo esfuerzo, trabajó mucho. Fue una campaña bastante fuerte y bastante traumática también. Le encuentro razón para que se tome algún tiempo para descansar. No me parece mal, hay gente que también tiene períodos de agotamiento.

—¿Pero a usted le gustaría tenerla?

—Sí, por cierto, siempre me gustaría tenerla.

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