Tiene la voz idéntica a la de su hermano Sebastián, el mismo tartamudeo que asoma entre sus respuestas, la misma manía de enumerar sus ideas e incluso cierto parecido con el ex presidente, con quien lo separaban apenas un año y cinco días. “Aunque desgraciadamente yo no poseo el mismo patrimonio que Sebastián”, asegura el cuarto de los seis hermanos Piñera Echenique, reflejando otro rasgo en común: el sentido del humor.
Juan Pablo Bernardino Piñera Echenique (74), economista de la Universidad Católica, master en la Universidad de Boston, ex militante de la DC por 47 años, “viudo” de la ex Concertación, fue subsecretario de Hacienda, consejero del Banco Central; director ejecutivo Televisión Nacional y gerente general del Banco del Estado. Todos, roles que ejerció entre los períodos de Patricio Aylwin y Sebastián Piñera 1. Hoy, es director en Cieplan y dirige el MBA de la Universidad Alberto Hurtado.
Desde estos espacios, observa con inquietud el andar del país, desde la economía al actual escenario político. En 2017 el economista le dio el punto final a su relación con la DC, partido del que su padre, José Piñera Carvallo, fue uno de los fundadores. Así dejó atrás 47 años de militancia. En el 2022 se sumó a Amarillos por Chile, partido que hoy respalda la candidatura de Evelyn Matthei.
“Fui de los primeros en renunciar junto con Mariana Aylwin, aunque en mi caso a nadie le importó… Y definitivamente no quedó nadie cuando la DC decidió apoyar el Apruebo, que provocó la salida de mucha gente, como José Pablo Arellano, Ignacio Walker, Matías Walker, Ximena Rincón. Fue un punto de quiebre muy claro”, dice.
Sobre su antiguo partido, observa: “Le veo poco destino, sobre todo por la decisión de irse a la izquierda de la izquierda al apoyar la candidatura de Jeanette Jara”.
—Ha tomado fuerza la idea de que los huérfanos de Tohá están evaluando votar por Matthei ¿o de frentón ya lo han decidido?
—Sí, hay mucha gente de la Concertación que votará por Evelyn Matthei… pero no se atreven a decirlo públicamente. Tengo varios amigos que quedaron muy desilusionados por la contundente derrota que sufrió Carolina Tohá en las primarias y no les gusta una candidata del Partido Comunista.
—¿Podría este voto oculto dar vuelta el tablero?
—No lo sé, pero ahora, con el voto obligatorio, las encuestas tampoco son la verdad revelada y es muy probable que fallen.
—El economista Jorge Desormeux, marido de Evelyn Matthei, dijo que tenía la aprensión de que un gobierno de Kast pudiera afectar la paz social, ¿lo cree?
—También están los que auguran un nuevo estallido si gana un gobierno de derecha… No hay que crear cuadros apocalípticos o decir: si aquí no se hace lo que yo digo, quedará la grande. ¡Es inaceptable, un chantaje social! Ese tipo de frases no ayudan a la gobernabilidad…(suspira) Aunque de todas formas será más fácil gobernar para Matthei que para Kast.
—¿A ver?
—Es que no sabemos cuál será el comportamiento de la oposición, que con Sebastián fue implacable. Espero, por el bien de todos, que después de su paso por el gobierno ellos cambien y tengan un rol más colaborativo. En ese sentido Matthei tiene una base de apoyo mayor, considerando que es respaldada por Amarillos y Demócratas, lo que reafirma su capacidad de convocar a una parte del centro. En estos tiempos la mejor forma de gobernar es con los acuerdos y así lo ha demostrado la historia de este país. A Kast, en cambio, le será más complicado el diálogo.
—Ahora el candidato republicano está atrapado en la discusión por los 6 mil millones de dólares que dijo que recortará del gasto fiscal. Sus explicaciones han sido vagas… ¿Podríainfluir de algún modo en las preferencias?
—Es un tema que no apasiona a la opinión pública ni le interesa mucho al electorado, así que difícilmente podría mover la aguja.
—De hecho, hay molestia porque esta discusión solo ha logrado tensionar internamente a las derechas cuando la pelea está afuera.
—Este sector hace rato que viene cometiendo errores mucho más gruesos. Primero: en la segunda Asamblea Constituyente tuvieron la oportunidad única de haber aprobado una nueva Constitución con la unanimidad del Comité de Expertos, que eran 10 personas con un representante de Republicanos. De haberse aprobado, habría sido un tremendo aporte, pero se la farrearon. El segundo error fue no haber hecho primarias y llevar a dos candidatos a primera vuelta; de lo contrario, habría ganado en primera vuelta con mayoría absoluta, lo cual también es un poder para gobernar mucho mayor que yendo divididos. Y tercero: se están farreando la posibilidad de tener mayoría en el Congreso al ir en dos listas separadas. Son tres equivocaciones imperdonables que el país no está en condiciones de afrontar. De todas formas, no les va a quedar otro camino que reconciliarse.
—Matthei no se ha mostrado muy proclive a votar por Kast.
—Esperemos al día siguiente. Uno que es más viejo, ya ha visto muchas cosas.
—¿Cree que ella logre remontar la ventaja que le saca Kast?
—Había una adivina muy famosa, ¿cómo se llamaba? Yolanda Sultana. Yo aún no tengo ese oficio.
—Evelyn Matthei partió como caballo de carrera, pero ahora va tercera en las encuestas y empezaron los descuelgues.
—Estuvo demasiado tiempo como candidata; lo mismo que le pasó a Lavín, que al final fue derrotado por Sebastián Sichel. Las carreras largas son difíciles de mantener en el tiempo.
—¿Eso nomás? La acusan de una estrategia errática en lo político.
—No estaba definido cuál era su nicho: se encontraba un poco tensionada por irse más al centro, pero si lo hacía perdía los votos de derecha. Tenía frentes por ambos lados, lo que es una dificultad objetiva. No estaban acostumbrados a eso los candidatos de derecha en Chile.
—¿Ya encontró su guión?
—Creo que sí; cometió algunos errores con ciertas declaraciones, pero después pidió disculpas y ha logrado el tono adecuado. También hubo un cambio en el comando, así que, de que tiene posibilidades, las tiene.
—¿La ve entrando en la segunda vuelta?
—Espero que sí. Como dice la gente elegante, está todo muy líquido…
—¿Qué dice de Kast?
—Tengo una muy buena opinión de él, aunque no comparto sus posiciones; es un poco conservador para el mundo actual, pero me ha tocado estar en varios seminarios con él y me parece una persona muy atenta y amable. También hay que reconocerle —porque se olvida— que cuando Sebastián pasó a segunda vuelta y sacó menos votos de los esperados, él llegó esa misma noche al comando y le dio pleno apoyo. Fue un gran gesto de lealtad.
—Si no gana Evelyn, ¿votará por él?
—Prefiero no adelantarme… Soy muy admirador de mi presidente Aylwin que en alguna de sus inteligentes frases dijo: cada día tiene su afán.
—¿Es Evelyn quien mejor representa el legado de Piñera?
—Ella recoge muchas cosas y no me cabe duda de que Sebastián la habría estado apoyando, aunque tenía un liderazgo bien especial, pues. Mi hermano tenía muchas cualidades, pero también muchos defectos y su liderazgo es distinto al de Matthei.
—¿En qué?
—A él le gustaba involucrarse en todos los temas en profundidad, lo que se llama el micromanagement. Y Matthei es más cercana. Ambos son liderazgos legítimos. Pero nadie tiene un legado absoluto ¿A quién dejó legado Aylwin?
—Dicen que de haber estado vivo Sebastián Piñera no se habrían producido los cambios en el comando, los descuelgues, etc.
—Él tenía un liderazgo muy fuerte, pero también ocurre que, cuando la gente muere relativamente joven en circunstancias trágicas, como fue el accidente en helicóptero, también se tiende a idealizar. ¿Qué habría pasado? Eso nadie lo sabe…aunque no tengo duda de que habría hecho un apoyo muy sustancial a la candidatura de Evelyn Matthei y la habría ayudado en todo.
“El presidente Boric que hoy vemos es muy distinto al de la primera vuelta”
“En Chile se ha perdido el sentido del humor y se han exacerbado los conflictos”, apunta Polo. “El mundo entero está así; primero nos fuimos a una onda muy woke, sobredimensionando los requerimientos de las minorías. Y ahora vamos justo para el lado contrario. Y la historia nos ha enseñado mil veces que cuando el péndulo se va a la izquierda muy fuerte, después se viene con fuerza a la derecha”, afirma.
—¿Se ha perdido la convivencia en Chile?
—El país está más polarizado a nivel de las dirigencias que de la población. En la época de la Concertación hubo un ambiente muy positivo, pero se ha ido perdiendo.
—¿Fue la dureza con que el Frente Amplio criticó la obra de los 30 años de la coalición que empezaron a perderse las formas en la convivencia política?
—Claramente. El ataque violento de los sectores de izquierda a todo lo que fueron los 30 años post dictadura creó un clima de mayor confrontación. Y nosotros tampoco fuimos lo suficientemente claros y valientes para defender nuestra obra; nos acomplejamos, pedimos perdón y bajamos nuestras banderas, pero ahora la historia nos ha reivindicado. El Presidente Boric tuvo que incorporar a gente de la Concertación, como Marcel y Tohá, que fueron el soporte de su gestión y nos salvaron del tremendo fracaso del plebiscito del 4 de septiembre, que puso fin al proyecto refundacional del gobierno. Todo esto de enterrar el neoliberalismo, instaurar fronteras abiertas, decir que Carabineros era un completo desastre, no a las AFP, etc, habría llevado a Chile a un desastre total.
—Con el estallido del 18 de octubre, hace 6 años, hubo sectores de la izquierda que quisieron destituir a Sebastián Piñera.
—Claramente el estallido social fue cooptado por el Frente Amplio y el Partido Comunista para provocar un quiebre institucional e incentivar la violencia desde el mismo Congreso, con el objeto de derrocar al gobierno del Presidente Piñera. Fue un intento importante de no respetar las reglas democráticas. Afortunadamente se logró una salida política a un problema político, como fue el acuerdo de noviembre (por la Paz Social y la Nueva Constitución, firmado en la madrugada de ese mes en el Congreso) y suscrito —no hay que olvidarlo— por el Presidente Boric, en contra de la opinión de su partido. El PC no lo aprobó. Si en 1973 se hubiese llegado a un acuerdo de este tipo, nos habríamos ahorrado 17 años de dictadura.
—Cuando habla de derrocar, ¿se refiere al llamado a destituir al Presidente mediante la interpelación parlamentaria o por la vía violenta?
—Es legal hacerlo a través del Congreso, pero aquí hubo un intento de usar la violencia por la vía insurreccional. El objetivo era tomar La Moneda y eso ha sido descrito por varios partícipes de esa instancia.
—¿Con la participación del Frente Amplio?
—Cuando se valida la violencia, también se validan sus consecuencias y el país pagó un precio extremadamente alto al dar el espacio para que se introdujera con mayor fuerza el narcotráfico y el crimen organizado.
—¿Eso qué tiene que ver?
—Porque al desprestigiar de forma absoluta a las fuerzas de Carabineros y de Investigaciones, se empoderó al crimen organizado. Y también una política tan abierta de migración hizo que entrara mucha gente a Chile que venía de países con prácticas delictuales muy distintas a las nuestras.
—También se culpa a Sebastián Piñera por su política de puertas abiertas frente a la crisis migratoria en Venezuela.
—Sebastián, ingenuamente, propuso recibir a quienes dejaban el país por razones políticas, pero con visa democrática. En cambio, en la izquierda algunos sostenían que era un derecho humano poder migrar libremente y se oponían a todas las leyes que buscaban limitarlas. Ahora, hay que reconocer que una vez que llegaron al gobierno, la postura cambió y el Presidente Boric que hoy vemos es muy distinto al de la primera vuelta. Al final la experiencia en el poder enseña, pero no tengo muy claro si eso pasó también con sus seguidores en el FA y el PC.
—¿Su familia perdonó a Gabriel Boric? Cuando en el Congreso se discutía la acusación constitucional para destituir a Sebastián Piñera por las violaciones a los DD.HH, el entonces diputado, dijo: “Si el Presidente de la República no cambia el rumbo, va a tener que enfrentar las consecuencias políticas y sociales. Piñera, estás avisado…”.
—Él dijo esa frase que fue muy desafortunada, pero después rectificó y cambió de manera muy honesta. También hay que destacar que la forma en que se comportó frente a la muerte de Sebastián, al decretar de inmediato un funeral de Estado y la tremenda fineza que tuvo en los gestos con la familia Piñera Morel, particularmente con mi cuñada, fue muy valiosa. Cuando se estaban velando los restos del Presidente Piñera, en su discurso en el Senado, reconoció que habían sido extremadamente duros en la crítica, algo que para un Presidente no debe ser fácil de reconocer. Hay una frase que me gusta mucho: “Cuando una oruga se transforma en mariposa, es muy difícil que vuelva a ser oruga”.
El duelo familiar
Pablo Piñera se emociona al hablar de la trágica partida del ex Presidente, el 6 de febrero de 2024. “Siempre he dicho que el carácter de Sebastián se resume en su último día: habló con el presidente Boric por el tema de los incendios en Viña; llamó a todo su equipo de colaboradores de Chile Vamos y les mandó una minuta para que pudieran aportar con el incendio. Acto seguido, se comunicó con la ministra coordinadora del gobierno. Ese mismo día habló con María Corina Machado para darle todo tipo de ánimo en su lucha heroica contra la dictadura de Maduro; jugó tenis, estuvo con sus nietos, salió en la lancha e hizo un paseo en helicóptero con su hermana junto con uno de sus grandes amigos y su hijo. Todo esto en 24 horas”.
—¿Usted qué estaba haciendo cuando se enteró de la muerte de su hermano?
—Me encontraba en mi casa en la playa y alguien llamó por teléfono muchas veces hasta que contesté. Era un amigo que tiene casa en el Ranco y me dice: cayó un helicóptero y aparentemente es el de tu hermano. A los pocos minutos se confirmó la noticia. Fue algo muy impactante. Luego, en la mañana temprano, fui directo al aeropuerto donde llegaban los restos de Sebastián y que fue recibido con honores militares por el Presidente de la República; estaba el Canciller, la ministra del Interior, Carolina Tohá y también la ministra Vallejo. Fue una ceremonia muy emotiva. Lo único malo es que todos pensamos que con la muerte de Sebastián, con los discursos del presidente Boric y los ex presidentes haciendo guardia de honor frente a su ataúd, esto cambiaría un poco el ambiente en Chile, de reconciliación, de mayor amistad cívica… Desgraciadamente duró muy poco.
—Como hermanos, eran bien cercanos con el ex Presidente; tenían solo un año de diferencia…
—Un año y cinco días —corrige—. Y estábamos a cuatro casas de distancia aquí en la playa, donde invitaba a toda la familia, como también al sur, y todos los años hacíamos un viaje fuera de Chile. Era muy achoclonado, con el heroico apoyo de Cecilia Morel, por supuesto, que se bancó a toda la familia Piñera.
—¿En qué eran diferentes?
—Uff, en muchas cosas. Él era trabajólico y yo no. Él era obsesivo, perseguía una meta hasta el final y por eso le fue bien en la vida. Además, tenía una inteligencia superior, hay que reconocerlo. También era de una energía infinita; siempre estaba con actividades, venía a mi casa para invitarme a jugar tenis, armaba una excursión a los cerros. Y era muy preocupado por mi hermano Miguel, siempre lo protegía, nunca lo retaba. Pero Sebastián pensaba que, como el Negro, él también cantaba bien… Hubo que explicarle que el cantante era Miguel… Le costó entenderlo (ríe).
—¿Cómo han sido estos ocho meses desde que murió Miguel?
—Duro, duro… Ambos ocupaban mucho espacio. Miguel venía y lo llenaba todo; siempre llegaba con cuatro amigos o una nueva polola y se ponía a tocar música. Era el tío preferido de todos los sobrinos. Además, hablaba mucho, cantaba, se reía, tenía buen humor, contaba buenas anécdotas. Entonces se le ha echado mucho de menos al negrito… Pero está la tranquilidad de que partió como él había querido: fue a la alfombra roja del Festival de Viña, que le encantaba; le dio un infarto estando en el escenario, en el sur, y no se dio ni cuenta. Se fue en pocos días, que era lo que siempre pedía porque no era un buen enfermo y en el hospital donde recibía el tratamiento estaba como león enjaulado, indignado consigo mismo.
—Debe ser duro haber perdido a las dos almas de la fiesta.
—Exactamente. Pero nos seguimos juntando porque Cecilia Morel ha mantenido la tradición de convocarnos y nos vemos bastante. Y yo soy padrino de su hija mayor, Magdalena. En el WhatsApp estamos permanentemente con las canciones, las frases, qué habrían dicho Sebastián y Miguel… Se les echa mucho de menos porque ambos tenían una fuerte presencia y eran una fuente de alegría.
—¿Cómo ha sobrellevado ese dolor?
—Ha sido triste, pero como con los dos era muy amigo no tengo ese sentimiento de no haber estado con ellos. Con Sebastián nos vimos pocos días antes de que se fuera al Ranco y pasamos juntos la Navidad. Un mes antes fue la ceremonia por los 50 años de matrimonio e hizo un discurso muy emotivo en homenaje a Cecilia Morel. Y tuvo la suerte de viajar una semana para el año nuevo con todos sus hijos, nietos y Miguel a un tiempo compartido en República Dominicana.
—¿Usted fue?
—No, mucha gente. Y uno con el tiempo se pone viejo y mañoso, pues.
—¿Le quedó algo pendiente con Sebastián?
—Nada. Solo me arrepiento de no haberme dejado ganar en el tenis, porque yo siempre le ganaba. Pero en fin, ya es muy tarde para eso. La vida continúa.