“Soy ciento por ciento más cercano a Republicanos que a la centroderecha”, declara sin rodeos Francisco ‘Pancho’ Orrego, militante de Renovación Nacional y candidato a diputado por el Distrito 10. Sus definiciones políticas son claras: dar la batalla cultural, ser de derecha sin tapujos, y un objetivo concreto para el 16 de noviembre: darle vuelta a un distrito que hoy tiene cinco representantes de izquierda frente a tres de derecha.
En conversación con EL DÍNAMO, Orrego habla de estas definiciones, tanto en lo que respecta a la elección parlamentaria, como en la presidencial.
Y aunque reafirma su apoyo a Evelyn Matthei, candidata de Demócratas, Amarillos y Chile Vamos —no sólo por ser militante de RN, sino que por “lealtad”— no tiene problemas en marcar diferencias con su coalición y la forma en que se ha planteado la campaña: “No es la Evelyn que yo conocía”, asegura.
Asimismo, presiona para que Chile Vamos tome una definición de cara a la segunda vuelta: si no se apoya al candidato presidencial de derecha que pase a segunda vuelta —sea quien sea— será “traición a la patria”, dice Orrego.
“Lo importante no es ganar elecciones, sino que nuestras ideas le hagan sentido a la población chilena”
—Tiene experiencia previa como candidato a gobernador. ¿Ese bolsón de votos y ese respaldo político le hacen el candidato más fuerte al Distrito 10?
—No, para nada. Lo que sí me da es una experiencia muy buena respecto de lo que es el despliegue de una campaña grande. Cuando fui candidato a gobernador, recorrí 52 comunas de la Región Metropolitana, llegué con nuestro discurso de esperanza y cambio a cerca de seis o siete millones de personas. El nivel de conocimiento y de exposición pública creció bastante. Hoy tengo una exposición y un conocimiento mediático mayor al que tenía antes de esa campaña. Eso genera que efectivamente sea uno de los rostros conocidos para esta elección de diputados, pero en ningún caso asegura una elección. Esto va a depender ciento por ciento de cómo los vecinos determinan la composición de los ocho representantes del Distrito 10.
—¿Qué ha hecho para aprovechar ese conocimiento público en el despliegue del Distrito 10?
—Yo siempre me he definido como una persona dedicada a la batalla cultural, que se ha dedicado este último tiempo a defender las ideas de la libertad, de la sociedad libre, los principios de la economía social de mercado. Las ideas que defiende una derecha directa, valiente y sin tapujos. Ese espacio de defensa tiene que estar en los medios de comunicación. No puedes estar encerrado en un escritorio, tienes que estar desplegado en medios transmitiendo ideas. Y yo lo que he hecho es dedicarme precisamente a los medios para generar este cambio cultural, para que estas ideas del sentido común lleguen a toda la población y, a través de eso, poder seguir proyectando una carrera política.
—Esa “batalla cultural”, ¿cómo le puede hacer sentido a una persona que quizás requiere de otras prioridades, como la seguridad o el crecimiento económico?
—Porque está todo anclado. Cuando hablas de batalla cultural, lo que estás diciendo es que estás defendiendo las ideas de nuestro sector frente a las ideas de un sector de izquierda bastante radical que no cree en los mismos principios que nosotros. Y lo que estamos planteando es que esas ideas que defendemos le hagan sentido a la gente, a los vecinos, no necesariamente al votante de derecha. Yo no siento que la sociedad chilena se haya “derechizado” de un día para otro. Siento que hoy a la gente le están haciendo sentido las ideas que propone la derecha: orden, seguridad, mano dura, crecimiento económico, recorte fiscal, disminución de impuestos. Todas esas ideas están ancladas en un pensamiento, que es el pensamiento de la sociedad libre. Esa es la batalla cultural.
—Pero esa batalla cultural es poco escuchada en la oposición. Salvo Johannes Kaiser, no hay muchos rostros que la estén dando, sobre todo en Chile Vamos. ¿Se abandonó esa batalla?
—Yo siento que la batalla cultural hoy está mucho más encarnada en los rostros jóvenes de la derecha. Es una cuestión que está muy anclada al desarrollo de los medios alternativos de comunicación, la utilización de redes sociales, en plataformas que no son tradicionales, que no son el canal de televisión abierto ni el diario tradicional, sino tu canal de YouTube que generaste con el paso del tiempo. Esas plataformas te permiten tener un discurso directo, rápido, entretenido, digerible en muy poco tiempo. Mi generación está mucho más consciente de que esto no se define en una elección. Acá lo importante no es ganar elecciones —es relevante, sí—, pero lo importante es que nuestras ideas le hagan sentido a la población chilena.
—¿No cree que la batalla cultural tiende a polarizar el país? Hoy se pide más gestión y menos política.
—No, para nada. Cuando defiendes ideas, cuando defiendes principios, lo que estás haciendo es entrar en un debate de argumentos. Acá lo más importante es entender que nunca tienen que haber ataques personales. El que se enoja pierde. Entonces, lo que tienes que hacer es defender ideas de forma apasionada, de forma directa, de forma valiente, pero en ningún caso un debate de ideas va a generar polarización. La polarización es la violencia que vimos en las calles durante el estallido delictual.
—Pero si uno escucha a algunas personas de su sector, están más concentradas en la gestión, en la tecnocracia, en cómo funciona el Estado, más que en las ideas.
—Yo diría que es un mix. A Sebastián Piñera, la principal crítica que se le hizo en su primer gobierno fue que era un gobierno muy tecnócrata y había abandonado la política. Y la receta es conjugar ambos mundos; la definición política, porque un gobierno debe tener línea política, y por otro lado, la gestión. La izquierda, por ejemplo, tiene una línea política que partió con las demandas identitarias. El Frente Amplio y el Partido Comunista, con las leyes de igualdad de género, la agenda woke. Y eso era una definición política. La definición política de nuestro sector es distinta. Nosotros decimos: queremos mano dura contra la delincuencia, queremos preocuparnos de la seguridad, queremos dotar de más armas a Carabineros, queremos controlar la frontera, queremos que el país crezca, queremos hacer recorte fiscal. Esas son nuestras prioridades. Entonces, la línea política es fundamental para dar la bajada. Pero para eso tienes que tener los equipos suficientes como para poder sacar adelante esos planteamientos. Y ahí se requieren los dos: por un lado, lineamiento político y, por el otro, equipos con experiencia que permitan implementar ese plan.
“Voy a jugar a ganar y quiero darle vuelta al Distrito 10”
—Actualmente, la izquierda tiene la mayoría en el Distrito 10 con cinco diputados. Dar vuelta esa tendencia para que la derecha quede con mayoría, ¿es el principal objetivo en esa zona, no solo de Chile Vamos, sino del sector?
—A mí me gusta el fútbol, y cuando entras a la cancha a jugar un partido, no quieres entrar a empatar, quieres entrar a ganarlo. Y la gracia de las elecciones es que ese triunfo te lo da la gente, son los vecinos los que finalmente van a decidir cómo va a quedar constituido el Distrito 10. Hoy estábamos perdidos en el Distrito 10: cinco a tres. Yo voy a jugar a ganar y me gusta entrar a la cancha a ganar. Como se dice en el fútbol, lo vamos a dar vuelta.
—Siguiendo la analogía del fútbol, ¿basta el equipo que hay? ¿Están los jugadores?
—Hay un equipo tremendo. Yo creo que la lista de Chile Vamos es la lista de candidatos más competitiva que hemos tenido en mucho tiempo en el Distrito 10. Hay rostros muy fuertes para competir. Yo me siento parte de un muy buen equipo.
—La izquierda también tiene un buen equipo: tiene a Gonzalo Winter, a Irací Hassler, al secretario general del PPD, José Toro…
—Va a ser un partido de alta convocatoria porque así son los clásicos. Vamos a ver dos equipos que efectivamente juegan con sus mejores cartas. Yo creo que el Distrito 10 es el distrito más político de Chile y es donde los sectores políticos colocan a sus mejores personas porque es un distrito que es muy representativo de Chile. El Distrito 10 tiene la gracia de que es un Chile chico. Tienes comunas de altos ingresos como Providencia y Ñuñoa, de ingresos medios como Macul y Santiago Centro, y de ingresos bajos como La Granja y San Joaquín. Entonces, creo que tenemos el elenco, que tenemos los jugadores suficientes para poder dar una muy buena pelea. Además, estamos jugando en equipo, que es lo más importante. Porque no hemos tenido disputa al interior entre Chile Vamos, Republicanos y Nacional Libertarios de cara a lo ha sido esta campaña. Nos va a ir bastante bien y estamos jugando todo el sector como equipo.
—Pero están compitiendo en listas separadas, su nombre está en una lista y otros republicanos en otra. ¿Eso les juega a favor o en contra al sector en el fin del que estamos hablando, que es quitarle la hegemonía a la izquierda en el Distrito 10?
—Ese es el objetivo. El objetivo es quitarle la hegemonía a la izquierda en el Distrito 10 y quitarle la hegemonía a la izquierda en el Parlamento. Hoy no basta simplemente con ganar la presidencial, sino que estamos en un momento histórico donde la derecha por primera vez podría tener mayoría en el Parlamento y en el Senado. Si me preguntas cuál es mi principal objetivo hoy, es que la derecha como sector tenga mayoría, no defender un bloque político en particular.
—Pero las dos listas en el cálculo electoral, ¿no complican ese objetivo?
—Yo soy de aquellos que piensan que las dos listas en el cálculo electoral aumentan la base electoral y favorecen las posibilidades que tenemos de tener mayoría en el Congreso. Y a mí lo que me interesa es que el sector gane, no que mi partido gane.
—¿Se juega la hegemonía del sector entre ustedes y Republicanos en esta elección parlamentaria?
—La hegemonía en los sectores siempre está en disputa. Es una cuestión histórica. La derecha siempre ha tenido disputa de carácter hegemónico para ver cuáles van a ser los partidos dominantes. Nos pasó en la década del 90 cuando se disputaba la hegemonía la UDI y Renovación Nacional. Es una cuestión inherente a la política. A mí no me parece mal. Son disputas electorales que son muy válidas porque tenemos proyectos que en las formas pueden ser muy distintos. Pero yo no veo una intención de un sector de terminar electoralmente con el otro sector. Acá tenemos que ser complementos. Chile Vamos no puede ganar sin Republicanos y Republicanos no puede ganar sin Chile Vamos. Eso es así de simple.
—José Antonio Kast Adriazola también compite en el Distrito 10. Pareciera que usted y él son los candidatos más fuertes de la nueva generación de la derecha en esa zona. Para un elector que comulga con las ideas de la derecha, ¿cuáles serían las diferencias entre usted y Kast?
—No creo que seamos las dos cartas más fuertes en la lista. Siento que hay muy buenos nombres, con diputados en ejercicio como la doctora María Luisa Cordero, como Jorge Alessandri. El Partido Nacional Libertario también lleva candidatos buenos, como Hans Marowski, que ha sido mano derecha de Johannes Káiser durante mucho tiempo. José Antonio Kast, sin duda, es una persona que está dejando la vida en la calle por hacer campaña. A mí no me gusta hablar de los otros candidatos, me gusta hablar de mí, de lo que yo le ofrezco a la ciudadanía.
—¿Qué ofrece?
—Yo a la ciudadanía le ofrezco ser consecuente, ser directo, ser abiertamente de derecha, ser valiente y haber hecho la pega. La gente no tiene que preguntarse cómo va a votar Pancho Orrego. La gente sabe cómo va a votar Pancho Orrego. La gente no tiene que preguntarse qué puede hacer Pancho Orrego. La gente sabe lo que hice en el pasado. Sabe cómo me saqué la cresta por la campaña del rechazo. Sabe cómo he estado debatiendo en los últimos cinco años en los medios de comunicación. Sabe lo que fue mi campaña a gobernador de la Región Metropolitana. Sabe la pega que hicimos en la formación de ‘Con Mi Plata No’, defendiendo los ahorros de los trabajadores. Yo siento que hoy la ciudadanía, si va a votar por mí —que no lo sé porque va a depender de ellos—, es por mi consecuencia. Porque saben que van a la segura con un candidato de derecha que va a votar como ellos quieren que vote en el Congreso.
“Soy 100% más cercano a Republicanos que a la centroderecha”
—Dice que la gente sabe cómo vota Pancho Orrego. ¿Va a votar por Matthei?
—Sí, Pancho Orrego es un militante disciplinado.
—¿Pero va a votar por Matthei por convencimiento o porque es militante de RN?
—Por convencimiento, porque soy militante de RN, porque soy amigo de Evelyn Matthei y porque soy muy leal. Evelyn Matthei se sacó la cresta por mi campaña de gobernador. Dejó las patas en la calle por mí. Estuvo conmigo cuando nadie más estuvo. Se sacó fotos que nadie se quiso sacar. Fue a lugares en los que nadie me acompañó. Ella estuvo.
—Se lo pregunto porque los mismos republicanos y libertarios lo reconocen casi como uno de ellos. Pareciera que está más cercano a ellos que a la centroderecha que ha tratado de encarnar Matthei.
—Si me preguntas dónde me siento más cercano, entre Republicanos o el centro político, entre Republicanos o la centroderecha, yo soy tajante: soy ciento por ciento más cercano a Republicanos que a la centroderecha.

—Entonces no le ha gustado la alianza con Demócratas y Amarillos…
—No estoy cómodo con la decisión y no tengo por qué compartir la decisión política de haberse asociado con el centro. Yo soy respetuoso de las instituciones, pero no me pidas que salga a defender algo en lo que yo no creo.
—¿Por qué no le resulta cómodo?
—Porque yo soy de derecha, no soy socialdemócrata. El centro político, sin duda, se define como socialdemócrata.
—Entonces, ¿calificaría como un error haberse aliado con esos sectores?
—Creo que eso lo tienen que demostrar los resultados. A mí en lo personal no me acomoda.
—¿Qué siente cuando sale una carta de 100 personas de la ex Concertación apoyando a su candidata?
—Que son huérfanos de la Concertación, que lamentablemente hoy el centro político desapareció, que la Concertación ya no tiene peso político, que están buscando su candidato y lo único que les queda como sector político es adherir a una candidata del centroderecha.
—¿No cree que ahí, en esa alianza, hay una pérdida de identidad de Chile Vamos?
—Al contrario, Chile Vamos tomó una decisión política y esa decisión política fue ampliar su base electoral hacia el centro político. Es una decisión que las cúpulas tomaron. Yo no la comparto, pero es una decisión de identidad política.
Pancho Orrego: Me hubiese gustado estar en la campaña para decirle a Evelyn “sé tú, no pesques al resto”.
—Más allá del tema de la alianza política, ¿le ha gustado la campaña?
—Siempre se puede mejorar.
—¿Pero le ha gustado?
—Es que yo no quiero ser crítico de la campaña de Evelyn Matthei cuando no soy parte del comando. No quiero ser de aquellos que apuntan con el dedo mirando desde afuera. Me hubiese gustado ayudar en esa campaña, dar una mano, ser parte.
—¿En qué sentido?
—En todo sentido. Haber dado consejos, haber podido participar en el despliegue territorial, haber viajado por Chile, haber incidido en las definiciones políticas, en decirle a Evelyn “sé tú, no pesques al resto”.
—¿No ha sido ella misma?
—No es la Evelyn que yo conocía. A mí me gusta la Evelyn de la Municipalidad de Providencia. La Evelyn que pesca el chaleco reflectante y sale a dirigir el tránsito, la que te hace callar, la que te reta, la que es apasionada. La Evelyn que uno conoce.
—¿Y qué Evelyn estamos viendo?
—La que ella mismo ha dicho; le pidieron que se controlara.

—Estudios dicen que le ha costado llegar a los sectores populares, ¿tienes una explicación?
—No sé si esta campaña en particular es la que no ha podido llegar a ese sector, pero creo tener la receta para llegar a ese sector es mano dura. No hay otra salida, no hay otra lectura. Hoy la gente está asustada y enojada. Hoy los vecinos están emputecidos. Los vecinos lo único que quieren es un cambio. Y dicen: ¿por qué yo tengo que vivir en la reja de mi casa cuando los narcos andan libres por las calles? Y te lo dicen en todas las comunas que visitas. Están así porque se sienten abandonados. ¿Qué está premiando la gente? Un discurso muy fuerte contra la delincuencia
—¿Y esa receta la emplearon de mejor manera José Antonio Kast y Johannes Káiser?
—Yo creo que los tres candidatos de la derecha han jugado eso, precisamente a hablar de seguridad. Los énfasis sin duda son distintos, las formas de hacerlo también. Y, además, las características personales de cada candidato también son distintas. Pero si los tres candidatos de la derecha hoy están en posición competitiva, y el candidato de derecha que pase a segunda vuelta va a ser presidente de Chile, es precisamente porque han logrado empatizar con el discurso de la seguridad.
—Pero el comando de Matthei dice que solo ella le puede ganar a Jara. ¿Usted comparte esa tesis?
—No, no lo comparto. Las encuestas dicen lo contrario. Hoy cualquier candidato de derecha que pase a segunda vuelta le va a ganar a Jeannette Jara. Eso dicen las encuestas.
—¿Y usted apoyaría a cualquier candidato de derecha?
—Apoyo a cualquier candidato de derecha que pase a segunda vuelta, inclusive al candidato que no se sitúa ni en la derecha ni en la izquierda, que es Franco Parisi, porque voy a apoyar a cualquier candidato del mundo de las oposiciones que ese día logre pasar a segunda vuelta.
“Si no están en la foto, es traición a la patria”
—Ese domingo 16 de noviembre, ¿cree que Chile Vamos debería, en caso de que no gane Matthei, pedir garantías de apoyo al candidato que pase?
—Sin garantías. Chile Vamos tiene la obligación y el deber moral e histórico de ponerse a disposición del candidato que pase a segunda vuelta. Y la foto que tenemos ese día en la noche tiene que ser de todos los sectores políticos de oposición apoyando al candidato que pasa a segunda vuelta. Si Chile Vamos no está en la foto el 16 de noviembre apoyando al candidato de derecha que pase, es traición a la patria.
—Pero hay diferencias programáticas importantes. Por ejemplo, Káiser propone un recorte fiscal de 15.000 millones de dólares. Y Chile Vamos ya critica el recorte de 6.000 millones de Kast.
—Porque el principio sigue siendo el mismo. Lo que tienes que buscar es ponerte un objetivo de realizar un recorte fiscal. Evelyn Matthei está proponiendo un recorte fiscal de 8.000 millones de dólares en cuatro años, 2.000 por año. Johannes Káiser está proponiendo un recorte fiscal de 15.000 millones de dólares en sus cuatro años de gestión. Y José Antonio Kast está proponiendo un recorte de 6.000 millones de dólares en 18 meses. El objetivo sigue siendo el mismo: hacer un recorte fiscal que vaya más allá de simplemente hacer recortes cosméticos. Si te pones un objetivo que es recortar, ya estás en la misma línea. ¿Cómo llegamos a esa cifra? Bueno, trabajemos en conjunto.
—Pero hay diferentes miradas. Los nacional libertarios han dicho que no van a ceder en su programa. ¿Cómo se llega a un entendimiento entre las distintas fuerzas de la derecha si ellos pasan a segunda vuelta?
—Es bien simple, porque una cosa es ganar una elección y una cosa muy distinta es conformar gobierno. Ellos, al igual que nosotros, tienen la obligación de ponerse a disposición del candidato que pase a segunda vuelta. Si ellos no lo hacen, es porque no están poniendo los intereses del país por sobre todas las cosas. Porque acá el objetivo es simple y no se puede perder. Es libertad o comunismo. Y tu adversario político hoy se llama Jeannette Jara, que es militante del Partido Comunista desde los 14 años. ¿Qué es más importante para ti? ¿Entregarle el país en bandeja al comunismo o defendernos del comunismo?
—¿Y ve que esa definición de la derecha está clara o ve un peligro de que estas disputas puedan abrir una puerta a que Jara sea electa?
—Yo la tengo tomada. Y por eso cada vez que estoy en un medio de comunicación presiono al sector para que tome la decisión. Necesitamos que el sector esté unificado de cara a la segunda vuelta.
—¿Y si no lo está, se pone en riesgo la presidencia?
—Sin duda. Si el sector no está unificado de cara a la segunda vuelta, la posibilidad de ganar en segunda vuelta disminuye de forma muy profunda.