
La Comisión Asesora Presidencial de Expertos para Actualización de la Medición de la Pobreza pidió renovar la metodología según la cual se determina el porcentaje de la población que está en esta condición en Chile, la que pasaría de 6,5% a 22,3% en 2022, si se incorporan los cambios.
En caso de que se apliquen estos nuevos criterios a la tasa reportada por la encuesta Casen los años 2017 y 2020, también se registran alzas considerables en el porcentaje de pobreza. En el caso del año 2017 pasaría de un 8,7 a un 24,2%, en tanto que en 2020 subiría de un 10,8 al 32,2%.
De esta forma, si bien el porcentaje de la población en condición de pobreza se triplicó respecto de la medición anterior, de todas maneras mostró una baja de diez puntos comparada con la previa.
La comisión, que se formó en diciembre de 2023 y trabajó hasta mayo de este año, incorporó nuevas dimensiones para medir la pobreza en Chile. En particular, se trata de educación, salud, trabajo y seguridad social, vivienda y entorno, redes y cohesión social, entre otros indicadores.
Aquello, además de un nuevo análisis de la canasta básica de alimentos, en la que el criterio se relaciona con que ingresos se logra cubrir un requerimiento de “2.000 calorías diarias por persona”, una herramienta que según la comisión “pierde validez para medir la pobreza en países de ingresos medios altos, como el caso de Chile”, ya que hoy el verdadero problema se relaciona con “el exceso de calorías, asociado a la ingesta de alimentos de mala calidad nutricional”.
Entre otros ítems que incorporó la comisión para medir la pobreza en Chile se refiere al papel que juegan los arriendos, debido a que hasta ahora no ha tenido un reajuste como corresponde, lo que implica que el dinero destinado a este fin no se puede emplear, por ejemplo, para el tema de los alimentos.
Recomendaciones tras la medición de la pobreza en Chile
Además del nuevo análisis, la Comisión Asesora Presidencial de Expertos para Actualización de la Medición de la Pobreza efectuó algunas recomendaciones. En esa línea, propuso incorporar el concepto de “alimentación saludable”.
A la vez, aconsejó “no considerar el alquiler imputado en los ingresos ni en la línea de la pobreza, y en su lugar, operar con dos líneas de pobreza, una para hogares que pagan arriendo y otra para los que no pagan“.
También recomendó incorporar nuevos indicadores, como el aprendizaje, según el cual se considera que un hogar es pobre si por lo menos uno de sus integrantes en educación básica o media asiste a un establecimiento donde más del 50% de estudiantes clasifica en un nivel de aprendizaje insuficiente, según el Simce.
Otros parámetros a tomar en cuenta son los de dependencia funcional, cuidados (donde al menos una persona no trabaja ni estudia por realizar labores de cuidados) y conectividad digital.