El protagonismo de la radio en la sociedad ha sido, históricamente, indiscutible. Gracias a las ondas hemos vivido momentos trascendentales, programas increíblemente populares, entrevistas que han cambiado el rumbo del país, debates de gran calado, música que nos ha emocionado, etc.
Por supuesto, este aparato sigue ocupando un lugar privilegiado en nuestras vidas. Pero los tiempos cambian y nuevas tendencias aparecen. Y la evolución de la tecnología tiene un enorme impacto en las costumbres de los ciudadanos. Un buen ejemplo de ello es la forma en la que muchos oyentes consumen los contenidos radiofónicos; incluso, el formato en sí mismo de dichos contenidos, así como la naturaleza de sus protagonistas.
Hace ya algún tiempo que oímos hablar de los podcasts; aunque, tal vez, no todo el mundo sepa exactamente en qué consisten. Los podcasts son archivos de audio creados por distintos tipos de autores, que pueden escucharse online o descargarse para más tarde. Las temáticas pueden ser muy variadas; desde programas de opinión, de entrevistas, monográficos, tertulias y un largo etcétera de géneros.
Como muchos ya habrán observado, la semejanza con la radio es evidente; aunque la gran diferencia radica en el hecho de que no hay que seguir una programación y un horario específico. Para realizar un paralelismo, es similar a lo que ocurre con la televisión tradicional y las nuevas plataformas de streaming, que permiten consumir lo que se quiere ver, cuando se decide. Eso sí, en el caso de los podcasts, suelen ser gratuitos y la suscripción es voluntaria.
“Hasta aquí todo muy bien, pero no es nada demasiado original”, pensarán algunos; “esto no deja de ser un programa de radio pasado a formato digital y que se puede descargar”. Y, quizás, no andan del todo errados. Pero lo cierto es que estos materiales sí tienen una característica que los distingue: su distribución es mucho más libre y no tiene la obligación de seguir las directrices de los grandes medios.
Es decir, se trata de una democratización del acceso a los oyentes. Por su parte, los consumidores también sienten una mayor libertad para elegir, a los creadores y contenidos quieran y el momento en el que lo consumen. Todo ello conecta mucho más con las preferencias de la sociedad actual. ¿Hasta qué punto? Para hacernos una idea, el podcast de Joe Rogan, uno de los creadores más exitosos del mundo, roza los 15 millones de seguidores.

También Chile tiene sus propios programas de gran popularidad, con temáticas variadas, que van desde la más pura comedia hasta los testimonios de oyentes que explican sus problemas y experiencias cotidianas. Aunque son las celebridades quienes, habitualmente, consiguen provocar más reacciones y generan un contenido viral, dando material de primera a la actualidad, con sus declaraciones e interacciones.
Pero el éxito de un podcast tiene que ver con factores muy diversos y no sólo con el creador en sí. Para empezar, el formato tiene que conectar con los oyentes. Si es dinámico, innovador o consigue aportar novedades en alguna de las materias, tendrá más opciones de aglutinar oyentes. También si hace uso de una potente imaginación para concebir y narrar relatos atractivos.
Por otra parte, está la materia a tratar. Hemos podido comprobar cómo algunos de estos creadores se centran en la actualidad o en la narrativa. Pero no son pocos los que ponen el foco en una temática concreta, de la que son expertos. La historia y los principales acontecimientos, así como sus protagonistas, es un ejemplo muy habitual. También los grandes cocineros, que acercan este arte y sus recetas a los oyentes.
¿Y qué decir de los deportes? El análisis de diversos streamers sobre los eventos que han ocurrido los días anteriores congrega altas cifras de audiencia: no son pocos los oyentes que siguen estos programas digitales con el objetivo de estar actualizados con el devenir de los clubes, las polémicas arbitrales o los vaivenes de fichajes. Incluso, utilizan estas informaciones para sus pronósticos en las apuestas deportivas de los siguientes encuentros.
Precisamente, el ejemplo de los aficionados al deporte que crean su propio podcast sirve bien para explicar el auge del formato. Los medios y conocimientos necesarios son asequibles para poder empezar, por lo que un locutor amateur encuentra facilidad para crear el contenido y poder ofrecerlo en la red. El oyente, por su parte, tiene una cómoda accesibilidad a estas producciones que, además, ofrecen una mayor flexibilidad para disfrutarlas; incluso para compartirlas o recomendarlas, por lo que la popularidad se expande.
Es importante tener en cuenta, por otra parte, que algunos de los portales que albergan estos podcasts, como es el caso de Spotify, ya son muy conocidos por sus servicios de música a la carta; por lo que el usuario encuentra estas opciones a su disposición mientras busca sus canciones o artistas preferidos. Una plataforma clave para darles visibilidad a estos contenidos.
Así pues, con un público en aumento y un impacto notable en sus opiniones y gustos, no es difícil que este tipo de medio esté creando tendencias y ya sea un objeto de deseo para los anunciantes, que han entendido sobradamente que, para llegar a sus clientes, deben adaptarse a los tiempos modernos.