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Posting Zero: El fenómeno detrás de las personas que no suben contenidos a sus redes sociales

El boom de influencers en las redes sociales, donde las marcas buscan llegar a audiencias específicas, aprovechando la credibilidad y capacidad de persuasión que tienen estas personas para promocionar sus productos o servicios, ha hecho que exista una especie de fatiga visual.

Mirar varias historias o los perfiles de Instagram o TikTok, sin realizar ningún comentario, solo pasar de una imagen a otra, es algo que es cada vez más común en algunas personas. Los me gusta o la interacción con comentarios o emoticones quedan en el olvido.

Si hace una década, los muros de Facebook y los perfiles de Instagram se llenaban de fotos de viajes, actividades deportivas o comida, actualmente casi un tercio de los usuarios de redes sociales publican menos que hace un año, lo que es conocido como el fenómeno Posting Zero.

En una columna para The New Yorker, el analista Kyle Chayka advierte sobre el avance esta tendencia, “unas redes donde únicamente las marcas, los profesionales y las inteligencias artificiales publicarían contenido comercial de manera automática y sin apenas respuesta humana”.

El fenómeno es más creciente entre los jóvenes, especialmente en la Generación Z, donde cada vez menos personas publican contenido en redes sociales. Esto no significa que hayan abandonado por completo las plataformas, sino que están optando por compartir menos o incluso nada en sus perfiles públicos, prefiriendo espacios más privados o interactuando de manera más selectiva.

Juan Francisco Ugarte, académico del Departamento de Publicidad e Imagen de la Facultad Tecnológica y magíster en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Santiago, explicó por qué un grupo de usuarios apuesta por interactuar de otra manera en las redes sociales.

“El Posting Zero es un reflejo de la evolución por parte de los usuarios en el uso de las redes sociales. Lo que antes era una especie de diario digital abierto para compartir nuestra vida, ahora se ha vuelto un espacio mucho más íntimo y restringido en cuanto a cómo nos mostramos, ya sea por una especie de fatiga de sobreexposición, aumento de la ansiedad social debido a una especie de presión por publicar contenido constantemente y una percepción de saturación, ya que las personas sienten que no hay nada nuevo o interesante que postear versus el contenido de celebridades, influencers e incluso marcas”, planteó el profesional.

El académico Usach profundizó sobre el por qué un grupo de personas prefiere subir menos contenido, interactuar solo a través de historia o incluso hacer desaparecer todo su perfil.

“Siento que a la Generación Z les sucede que crecen con una percepción más aterrizada de la privacidad y concientizan mejor el concepto de huella digital. Prefieren entornos más privados y efímeros como los chats o las historias en Instagram, por ejemplo, y cada cierto tiempo borrar u ocultar todas sus publicaciones y empezar de cero”, comentó.

Pero esta disminución de posteo de fotos de la vida cotidiana no es un fenómeno exclusivo de los jóvenes. Los mayores de 40 años también han visto reducida la cantidad de imágenes de festejos familiares, idas a la playa o almuerzos en su muro.

Fatiga visual

El boom de influencers en las redes sociales, donde las marcas buscan llegar a audiencias específicas, aprovechando la credibilidad y capacidad de persuasión que tienen estas personas para promocionar sus productos o servicios, ha hecho que exista una especie de fatiga visual.

Para el magíster en Ciencias de la Comunicación la saturación de influencers podría generar la baja de posteos. “Esto es absolutamente posible. El contenido producido por influencers está diseñado para ser profesional, atractivo y cada vez de mejor calidad. Esto establece un estándar muy alto que el usuario promedio siente que no puede igualar”, manifestó.

¿La gente se aburrió de subir contenido? El experto aseguró que “más que aburrirse, yo diría que la gente se volvió más selectiva. Ya no publican porque sí. Ahora, la gente se lo piensa dos veces antes de compartir algo y sienten que el costo de la publicación (el qué dirán o pérdida de privacidad) ha superado el beneficio percibido (validación, conexión). Es una forma de desintoxicación digital donde los usuarios buscan recuperar el control sobre qué quieren mostrar, sin la presión constante de documentarlo todo”.

Sobre si existe o no un agotamiento de lo digital, el profesional manifestó que “es una mutación de la forma de consumo y creación de contenido. La gente no está abandonando por completo las plataformas; están adaptando su uso”.

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