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El misterioso asteroide que orbita con la Tierra: la NASA revela hallazgo de particular acompañante

El cuerpo rocoso, llamado 2025 PN7, comparte órbita terrestre y podría permanecer junto al planeta por las próximas seis décadas.

La NASA confirmó el hallazgo de un pequeño asteroide que viaja junto a la Tierra alrededor del Sol. Bautizado como 2025 PN7, este cuerpo rocoso no es una luna propiamente tal, pero su movimiento sincronizado con el planeta lo convierte en una “cuasi-luna“, una categoría que solo ostentan unos pocos objetos conocidos en el sistema solar.

El descubrimiento fue realizado por un equipo internacional integrado por la Universidad de Hawái, la Universidad Complutense de Madrid y la propia agencia espacial estadounidense, mientras que los resultados fueron publicados en la revista Research Notes of the American Astronomical Society.

Según los datos publicado por la NASA, el asteroide se mueve de manera casi idéntica a la Tierra, “como una sombra que imita sus pasos”, y habría acompañado al planeta desde hace unos 60 años. Si su órbita se mantiene estable, seguirá haciéndolo hasta cerca de 2085.

Con un diámetro estimado entre 18 y 36 metros, este asteroide es diminuto en comparación con la Luna. Aun así, su hallazgo es significativo: solo se han confirmado ocho cuasi-lunas a lo largo de la historia. “Estamos descubriendo objetos cercanos a la Tierra más rápido que nunca, gracias a los rápidos avances tecnológicos”, explicó el astrónomo Darren Baskill, de la Universidad de Sussex.

“Las cámaras digitales son más sensibles que nunca, lo que nos permite ver objetos tan tenues, y las computadoras ahora pueden analizar rápidamente enormes cantidades de datos”, añadió.

La órbita de 2025 PN7 es particularmente inusual. Puede acercarse a unos 4 millones de kilómetros de la Tierra —unas diez veces la distancia a la Luna— y alejarse hasta 17 millones, en una trayectoria de forma de herradura que lo hace oscilar alrededor del planeta. A pesar de su cercanía relativa, la NASA aseguró que no representa ninguna amenaza, ya que se mantiene muy por fuera de la órbita lunar. Su origen sigue siendo un misterio.

Algunos investigadores plantean que podría provenir de fragmentos eyectados de la Luna tras antiguos impactos, mientras que otros sugieren que se formó en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter. En cualquier caso, su estudio promete aportar pistas sobre el pasado del sistema solar y las fuerzas gravitatorias que moldean nuestro vecindario cósmico.

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