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Cómo la automedicación y el abuso de antibióticos agravan la resistencia bacteriana en Chile

La venta libre de antibióticos y la falta de educación sobre su correcto consumo han contribuido a que las bacterias desarrollen mecanismos de resistencia, reduciendo la eficacia de los tratamientos convencionales.

En los últimos años, el uso de antibióticos ha aumentado de manera sostenida, impulsado principalmente por la automedicación y el uso inapropiado de estos fármacos. Muchas personas los consumen sin indicación médica o los utilizan para tratar enfermedades virales, como resfríos o gripes, donde no resultan efectivos.

La venta libre de antibióticos y la falta de educación sobre su correcto consumo han contribuido a que las bacterias desarrollen mecanismos de resistencia, reduciendo la eficacia de los tratamientos convencionales.

En ese contexto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) encendió una nueva alarma al publicar un informe que revela que, en 2023, una de cada seis infecciones bacterianas confirmadas fue resistente, y que esta cifra ha aumentado más del 40% desde 2018.

La advertencia de la OMS apunta especialmente al avance de bacterias gram negativas críticas, como Klebsiella pneumoniae, Escherichia coli, Acinetobacter baumannii y Pseudomonas aeruginosa, además de patógenos como Staphylococcus aureus y Mycobacterium tuberculosis, todos con niveles de resistencia preocupantes.

Expertos advierten: la automedicación y el mal uso de antibióticos aumentan la resistencia

Fernando Torres, toxicólogo y director de la Escuela de Química y Farmacia de la Universidad Andrés Bello (UNAB), advirtió que esta tendencia habla de un grave problema sanitario que “amenaza directamente la efectividad de los tratamientos médicos”.

“La resistencia a los antibióticos es la capacidad que adquieren las bacterias para sobrevivir a uno o varios antibióticos que antes podían eliminarlas. Esto ocurre por mutaciones o por genes adquiridos que luego se transmiten entre bacterias”, explicó el académico, y cuando esto sucede las “infecciones que antes se trataban fácilmente pasan a requerir fármacos más potentes, más caros o incluso sin tratamiento eficaz, lo que incrementa los costos hospitalarios y la mortalidad asociada”, dijo.

En ese sentido, detrás del aumento de la resistencia hay causas humanas y estructurales. “El uso excesivo y el mal uso de antibióticos, tanto en salud humana como en la agricultura, junto a la automedicación y la falta de diagnóstico microbiológico, son factores que han acelerado el problema”, indicó Torres.

Un diagnóstico similar es el que tiene Beatriz Arteaga, Directora de la escuela de Enfermería y Tens de la Universidad de Las Américas, quien señaló a EL DÍNAMO que “la automedicación ha sido un factor determinante en estas cifras, ya que las personas se automedican por la recomendación de un familiar, de una vecina o por la misma experiencia que esta persona tuvo en un episodio anterior. Eso va generando resistencia”.

La sobreprescripción y los tratamientos incompletos también son factores clave. Por ejemplo, cuando el médico indica un tratamiento con antibióticos por siete o diez días, pero la persona, al sentirse mejor o notar que los síntomas disminuyen al tercer o cuarto día, suspende la medicación. Como resultado, todos los antibióticos administrados de manera innecesaria o incorrecta favorecen la diseminación de bacterias resistentes, tanto en los hospitales como en la comunidad”, añadió.

Venta ilegal y uso sin control de antibióticos ponen en riesgo la salud pública

Desde la Asociación Industrial de Laboratorios Farmacéuticos A.G. (Asilfa) alertaron que “existe una alta venta de medicamentos, entre ellos antibióticos, en el comercio informal. Es fácil encontrar maletas con fármacos en la vía pública, ferias libres e incluso estaciones de Metro de Santiago, cuyas condiciones de almacenamiento no son las adecuadas, por lo que es muy probable que la calidad terapéutica de los mismos se encuentre alterada, comprometiendo la salud y vida de quienes los consumen. Este tipo de comercio informal solo agrava la problemática de la resistencia a los antibióticos, ya que incentiva el consumo de los mismos sin supervisión médica”.

Existen personas que se sienten resfriadas y compran Amoxicilina en la feria de su barrio; se automedican sin saber si tienen un virus, una bacteria u otra enfermedad que genera los síntomas, lo que puede significar un peligro para su salud o desarrollar una resistencia a los antibióticos por su uso indiscriminado, lo que agrava aún más su cuadro clínico”, lamentó Elmer Torres, vicepresidente ejecutivo de Asilfa.

Para prevenir este tipo de situaciones, el gremio recomienda “siempre adquirir antibióticos en el comercio establecido y realizar el tratamiento indicado por su médico tratante. Con respetar estos simples pasos, las personas están resguardando su estado de salud y, por ende, su calidad de vida”, finalizó Elmer Torres.

En el caso de Chile, el especialista reconoce avances importantes. “Contamos con programas de optimización del uso de antimicrobianos (PROA) y una red de laboratorios clínicos que fortalece la vigilancia. Sin embargo, aún debemos ampliar la cobertura regional, integrar datos clínicos y ambientales, y mejorar el diagnóstico rápido en atención primaria”, preciso Fernando Torres, toxicólogo de la UNAB.

“La resistencia a los antibióticos es una amenaza real y creciente. La respuesta requiere vigilancia robusta, uso racional de medicamentos, control de infecciones, inversión en diagnóstico y modelos económicos que reactiven la innovación farmacéutica”, concluyó al académico.

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