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Directora del Municipal de Santiago: “El futuro del Teatro es renovar el público y que sea cada día más diverso”

En entrevista con EL DÍNAMO, Carmen Gloria Larenas analizó los desafíos en la gestión cultural de este activo clave en el país.

En medio de un panorama cultural desafiante, el Teatro Municipal de Santiago ha logrado posicionarse como una institución viva, diversa y financieramente estable. A más de 160 años de su fundación, el emblemático espacio no solo mantiene su estatus como referente artístico, sino que se abre a nuevos públicos y lenguajes, con una visión integradora y moderna de su rol en la ciudad.

“La gestión de un espacio como este no solo se trata de montar obras; se trata de sostener un modelo de producción único en el país, con tres cuerpos estables y talleres propios, en un equilibrio permanente entre contenido y sostenibilidad financiera”, señala Carmen Gloria Larenas a EL DINAMO. Bajo su dirección, el Municipal ha avanzado en atraer nuevos públicos, romper barreras de acceso y proyectar su impacto cultural más allá del escenario.

Con una tasa de ocupación cercana al 85% y un 81% del presupuesto anual ya vendido a mitad de año, el teatro ha desafiado el momento económico y demostrado que la cultura sigue siendo un espacio de encuentro social. “Hemos sido contra cíclicos”, resume Larenas, mientras anticipa una programación que une tradición y audacia, y que busca ampliar la experiencia artística a todos los rincones de la ciudad.

¿Qué el diagnóstico hace de la gestión en el Teatro Municipal?

– Todos los espacios culturales son muy desafiantes, porque tienen un rol en el tejido social y en la educación, y al mismo tiempo siempre enfrentan muchos desafíos financieros. Somos el único teatro de producción en Chile, y eso explica que tengamos tres cuerpos artísticos: el Ballet de Santiago, la Orquesta Filarmónica y el Coro, además de nueve talleres que realizan cada espectáculo que se ve en el escenario. Es un modelo de teatro que, claramente, hoy en día es casi excepcional en Latinoamérica.

– ¿Qué diferencia al Municipal de Santiago de otros teatros?

– Deberíamos sentirnos muy orgullosos de que hace 168 años hayamos sido capaces, como sociedad, de mantener este teatro como un faro cultural. Dicho eso, creo que hoy el Teatro Municipal tiene elementos muy interesantes. Uno de ellos es que contamos con una gestión muy equilibrada entre el contenido y lo financiero. Hay un gerente general que trabaja junto a la dirección general para definir cada año la mejor combinación editorial y financiera.

– ¿Chocan mucho los ideales de cada segmento?

– Mi ideal no es el mismo ideal del área financiera, y el ideal financiero tampoco es necesariamente el de la parte de contenidos. Pero te diría que se produce una conversación muy rica y virtuosa. Se combina con dos eslabones clave: los trabajadores y el gobierno corporativo.

– ¿Qué persigue como legado de su gestión?

– Quienes trabajamos en cultura siempre queremos hacer más, porque entendemos bien el impacto de lo que hacemos. Basta con mirar a las personas cuando salían de las funciones de Madama Butterfly, salían conmovidas. Entonces, no sé si hablaría de un legado, pero sí creo en amplificar lo más posible la voz del teatro, tanto en lo artístico como en lo educativo. Poner en el centro a los públicos, que sean cada vez más amplios, más diversos, que se sientan acogidos e invitados siempre a venir al teatro.

– ¿Qué tal ha sido la relación con esos nuevos públicos?

– Hoy tenemos una tasa de renovación de público muy alta desde que terminó la pandemia, y está muy equilibrada entre el público histórico y quienes vienen por primera vez. Eso nos da mucha alegría, porque logramos romper esa barrera de acceso. Ese es el futuro del teatro: renovar el público, que haya más asistentes, más diversos, que vengan tanto de las comunas tradicionales como de otras donde antes no era evidente esa apertura.

– ¿Cómo se les invita?

– Los precios que manejamos están bastante por debajo del promedio internacional. Hemos hecho un esfuerzo sostenido y permanente por no aumentarlos, para que no sean una barrera adicional de acceso. Hay entradas desde los $5.000. Y ¿cómo se les habla? Con muchas acciones. Desde el contenido que presentamos sobre el escenario, pensado para un público diverso y amplio, hasta el uso que hacemos de las redes sociales desde hace algunos años.

¿Y no han sentido bajas por el tema de seguridad? Has sentido una afectación del Municipal por el tema de la seguridad.

– Santiago, como capital, enfrenta los mismos desafíos que el resto del país. Sería raro que fuera una burbuja. Es un tema que siempre tenemos presente. Sin embargo, el municipio ha hecho un esfuerzo por aumentar la seguridad. En general, las personas que vienen al teatro no sienten temor. Muchos llegan en Metro, otros se estacionan frente al teatro. Es un tema que preocupa, sí, pero te diría que no está impidiendo que las personas asistan.

– ¿Cómo está andando 2025? ¿Los ha afectado el momento económico?

– Es curioso, pero recuerdo que la literatura dice que durante el crash financiero en Nueva York en 1929, fue la época dorada de Hollywood. Las personas iban mucho al cine para escapar de esa realidad. No digo que pase lo mismo acá, pero hemos sido contra cíclicos.

– ¿Anda bien el Municipal como negocio?

– El año pasado superamos las metas de ventas que nos habíamos propuesto. Y este año, a esta altura, ya hemos vendido el 81% del presupuesto total anual. Hemos tenido una tasa de ocupación del 85% en las funciones, lo que supera el 80% del año pasado. Entonces, sin reducir todo a números, todos los indicadores muestran que hoy tenemos más público y mayor diversidad.

– ¿Y está dispuesta a hacer un teatro más pop? Hace unos años hubo una polémica fuerte cuando vino al Municipal Ricardo Arjona…

– Todo se relaciona con la valoración de los artistas. Algunos no pertenecen a las disciplinas que cultivamos tradicionalmente, pero nos valoran. Cuando viene un artista popular que hace buena música —aunque no sea lo que nosotros hacemos— aprecia estar en un espacio de 1.466 butacas. Ese artista valora la experiencia de presentarse en un formato distinto, sin buscar grandes volúmenes. El teatro ofrece una experiencia de calidad distinta, que también pone a ese artista en un lugar diferente.

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