“El que esté libre de pecado…”
Las ideas debieran ser sometidas al escrutinio de la lógica y la consistencia, de manera independiente a la cualidad o estatura moral de quien las diga. Pero lamentablemente nos hemos mal acostumbrado a aquella práctica tan común en la retórica política, de buscar descalificar a la persona en vez de atacar y desmenuzar el peso específico de sus ideas.
Columnista