Secciones
Economía

Luis Larraín, presidente de LyD: “El gran problema del libre mercado es que resulta muy difícil encontrar un modelo mejor”

El economista conversó con EL DINAMO sobre la mirada país, las elecciones y una pregunta que ronda a las élites económicas: ¿Se agotó el modelo de libre mercado?

A 35 años de su fundación, Libertad y Desarrollo (LyD) es protagonista de un nuevo ciclo político. Lo celebraron hace poco más de un mes en grande, con un seminario donde estuvo uno de sus fundadores, Hernán Buchi. y el requerido por estos días, José Luis Daza, entre otros.

Uno de sus rostros clave, el economista y presidente del Consejo de LyD, Luis Larraín, conversó con EL DINAMO sobre la mirada país, las elecciones y una pregunta que ronda a las élites económicas: ¿Se agotó el modelo de libre mercado?

Sobre la historia de LyD, Larraín recuerda algunos momento clave. El regreso a la democracia, sin duda marcó el inicio de su influencia -relata- y el primer gobierno de Piñera un hito relevante en su trayectoria. “Más de mitad de los investigadores e investigadoras se fueron al gobierno. Eso tenía que ver también con el hecho de que Cristian Larroulet fue elegido ministro de la Segpres. Pero también fue un hito bien importante porque nos obligó a la renovación. Y llegaron muy buenas personas en esa etapa, Cecilia Cifuentes, Susana Jiménez. Y muchos de los que se fueron al gobierno, después volvieron”, recuerda.

No le incomoda que pase algo similar en el gobierno de José Antonio Kast. Y es que su postura es que no son un centro académico, sino que la verdadera prueba de fuego es cuando logran traspasar su experiencia a las instituciones.

¿Cómo lee el cambio de preferencias de la última elección?

– Hay un fenómeno global: una derecha que reafirma con más fuerza sus valores tradicionales, distinto a la evolución previa hacia posiciones más cercanas a la socialdemocracia. Pero creo que, además, en Chile hubo elementos propios que incidieron de manera decisiva en el desenlace electoral.

¿Cómo cuáles?

– Tienen que ver con nuestra historia reciente, con lo que fue el estallido social y los excesos que se produjeron en ese contexto. También influyó el intento de la primera Convención Constitucional. De hecho, estaba leyendo un informe de la UDD que establece una correlación entre la votación por el Rechazo y la votación en esta elección presidencial, y el patrón es prácticamente exacto.

¿Qué lee del voto de Kast?

– La discusión sigue abierta respecto de si se trata de un voto más o menos ideológico. Lo que sí es claro es que hubo excesos que también se relacionan con la evolución de la izquierda. La izquierda entró en una política identitaria, enfocada en agrupar distintas minorías —ninguna de las cuales es mayoría— y en atender prioritariamente sus demandas. Eso resultó contraproducente desde el punto de vista político, porque la pretensión histórica de representar a las mayorías y al pueblo quedó en segundo plano. De hecho, varios analistas lo están señalando: la izquierda se olvidó de ese rol.

¿No leyeron bien las demandas?

– La política le falló a las mayorías del país. La izquierda, por un lado, y parte de la derecha, por otro, terminaron siguiendo esa lógica y no se hicieron cargo de los problemas reales del país. Se habla mucho de la desconexión, y en algún momento se apuntó a la desconexión de la derecha, pero más que eso, es la desconexión de toda la elite.

– Que no siempre es de derecha…

– Claro. Las elites somos todos nosotros: quienes estamos en la política y en la discusión pública. Ahí aparece este votante obligado, una persona con intereses y urgencias distintas, que está efectivamente un poco saturada.

Críticas al libre mercado

Hablando del modelo económico, ¿se saturó la propuesta del libre mercado?

– Lo veo justo al revés. Para ser franco, creo que una de las grandes fortalezas que tenemos como país —por ejemplo, en comparación con Argentina— es nuestra institucionalidad y, básicamente, nuestras empresas. Las empresas chilenas, con todos los problemas y defectos propios de cualquier obra humana, son un activo muy relevante.

¿Hay un problema institucional?

– Dentro de todos los defectos que se le pueden encontrar al Poder Judicial y a otras instituciones clave de la República, diría que todavía mantenemos un estándar que nos posiciona mejor que muchos de nuestros vecinos en Latinoamérica. He estudiado bastante este tema y el gran problema del libre mercado es que resulta muy difícil encontrar un modelo mejor.

Pero se persiste en la búsqueda de alternativas.

– Eso es muy voluntarista. Ya han pasado casi 300 años desde que Adam Smith escribió La riqueza de las naciones, y la economía ha avanzado poco en encontrar fundamentos realmente distintos. Desde el comunismo hasta nuevas fórmulas, ninguna ha logrado resolver de manera efectiva esos defectos.

¿Sigue siendo un modelo adecuado para el desarrollo del país?

– Los defectos del modelo económico —si es que queremos llamarlo así— son, en realidad, defectos de la naturaleza humana, que se reflejan en el comportamiento de las personas que intentan aprovecharse en distintos ámbitos. Se reafirma que la libertad económica es el mejor sistema disponible. Dentro de ese marco puedes tener distintos énfasis y posiciones, pero no vas a encontrar esa ilusión de algo completamente distinto, como lo intentó el Frente Amplio

¿Es incorrecto instalar la idea de que Chile se cae a pedazos?

– Nunca vamos a estar completamente conformes con lo que tenemos, y eso ocurre tanto a nivel país como en el plano personal o familiar. Chile no se está cayendo a pedazos. Tiene problemas serios y graves, como la criminalidad o la falta de empleo, pero también cuenta con bases sólidas —producto de los llamados 30 años— que nos hacen más fuertes que otros países que enfrentan dificultades mucho más básicas.

¿Se comparte esa mirada?

– Conversando con José Luis Daza en nuestro aniversario, le pregunté qué cosas deberíamos mirar de Argentina, y su respuesta fue bien clara: “No tienen que mirar a Argentina. Chile está en una posición muy distinta y mucho mejor, y los problemas de Argentina son muchísimo más graves”.
Reitero: no nos estamos cayendo a pedazos, pero hay desafíos relevantes -como el orden público- que sí es necesario enfrentar.

– ¿Y cree que en este ciclo va bastar con retomar el crecimiento para cumplir con las demandas sociales?

– Los problemas que tenemos hoy día en gran parte son por falta de crecimiento económico. Entonces, eso es fundamental. Y creo que la mayoría de lo ha entendido así. Ahora, respecto a las cuestiones sociales, debe haber énfasis.

Por ejemplo, hoy es imperdonable que tengamos la salud pública que tenemos. Pero es un problema de gestión, porque hoy día, contrariamente a lo que ocurría hace 20 o hace 30 años más, lo que gasta el sector público per cápita es prácticamente lo mismo que se gasta en el sector privado. En educación lo mismo. Está toda la discusión sobre el financiamiento, sobre es lucro.

– ¿Se estigmatizó al lucro?

– Se enquistó en el bien y el mal porque a mi juicio, con muy poco estudio en algunos casos y con mala intención en otros, se le atribuyeron al lucro problemas que no eran del lucro, sino que eran otro tipo de problemas.

Notas relacionadas